A dos años del remezón que significó la apertura de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) de APM Terminals, Japdeva sobrevive en medio de una situación financiera frágil y con tenues avances en la incursión a nuevos negocios y en los proyectos por tantos años esperados en Limón.
Ahora, además, se suma la responsabilidad de administrar los fondos del canon proveniente de APM Terminales que prometen ayudar a solventar muchas de las carencias que enfrenta la provincia del Caribe.
La actual presidenta ejecutiva, Andrea Centeno, cumple su segundo año a la cabeza de la Junta con el encargo principal de hacerle frente al proceso de transformación de Japdeva.
No obstante, dicha transformación se ha visto truncada, primero por el embargo de las cuentas de la institución por parte del Sindicato, y luego por la pandemia que ha causado una caída en los ingresos.
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Han sido dos años con más trabas que avances que han llevado a Japdeva a unas finanzas comprometidas y con poco rango de acción.
La promesa del canon
Con base en el contrato de la TCM, APM Terminals está obligado a entregar un 8,5% de sus ganancias a Japdeva como parte de tres cánones, monto que ascendería a alrededor de $1.000 millones durante los 33 años de concesión y que es la nueva esperanza para ver concretadas ideas que se mantienen en el papel.
Uno de esos cánones corresponde a un 1% para fiscalización que no puede ser usado para proyectos de desarrollo. El restante porcentaje sí tiene como objetivo ser destinado a iniciativas en la provincia de Limón.
Hasta este momento, APM Terminals ya entregó $30 millones por concepto de los tres cánones.
A Japdeva se le encargó la tarea de la gestión de esos montos que, en principio, iban a ser administrados por medio de un fideicomiso con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), que aún no se constituye.
Centeno aseguró que estos primeros proyectos no necesitan de esta figura, y mantiene que la constitución del fideicomiso está en un proceso de madurez para que sea una “herramienta valiosa” para proyectos que lo requieran y no aquellos que se vayan a concretar a largo plazo.
Japdeva anunció a finales del año anterior el primer lote de proyectos con estas primeras transferencias de APM Terminals, que se compone en su mayoría de mejoras urbanísticas de espacios públicos.
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Para Rubén Acón, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Limón, los fondos provenientes del canon le permitirían a Japdeva cumplir con la añorada tarea de promover el desarrollo de la provincia, pero afirma que este primer lote carece de un impacto significativo.
“Se han aprobado unos cuantos proyectos que en realidad no generan empleo, y eso a nosotros como Cámara nos tiene muy preocupados porque la gente necesita trabajo hoy”, dijo el dirigente.
Transformación interrumpida
El proyecto de ley de transformación de Japdeva data de octubre del 2019 y uno de sus principales objetivos es la reducción de la planilla de la institución a través de traslados horizontales a otras entidades, incentivos para las personas que desearan cesar sus funciones, entre otras medidas.
No obstante, dicho proceso de reorganización del personal se vio interrumpido desde mayo del 2020, cuando una disputa legal entre el Sindicato de Japdeva (Sintrajap) y la propia institución desembocó en un embargo a las cuentas institucionales, incluidos los fondos para ejecutar la prometida transformación.
Desde entonces, la institución se encuentra casi paralizada, como admite la presidenta ejecutiva, Andrea Centeno.
“Eso nos puso un freno de mano y generó la nueva crisis que está enfrentando la organización al tener que mantener una planilla que es el doble de lo que necesita. No hemos podido avanzar hacia la estabilidad financiera y yo responsabilizo al embargo”, aseveró.
El plan original contemplaba que Japdeva debía reducir su planilla hasta unos 300 empleados aproximadamente, pero ahora es incierto que se continúe con dicho plan hasta no resolver la situación financiera, según Centeno.
Desde Sintrajap desmienten que la responsabilidad caiga en el embargo. Por el contrario, aseguran que, a pesar de tener condiciones competitivas, Japdeva no ha logrado generar proyectos en estos años para reactivarse.
“La responsabilidad es de la junta directiva y de doña Andrea Centeno. Desde que ella llegó no existe un solo proyecto para facturar más”, afirmó Antonio Wells, secretario general de Sintrajap.
Mientras el desacuerdo entre el Sindicato y la presidencia se alarga y las instancias judiciales resuelven el embargo, las oportunidades de salir de la crisis languidecen.
A causa del embargo, la entidad no puede realizar ninguna otra inversión , más allá de pagar salarios y asegurar los insumos para la operación del puerto.
Actualmente Japdeva se encarga de la supervisión de la TCM, a donde se trasladó la carga contenerizada, mientras que la Junta se quedó con cerca del 30% de la carga de importación y exportación que sale por el Caribe, entre ellas cargas granel y mixta y, además, es el proveedor exclusivo del combustible, según contó la presidenta ejecutiva.
Ante la falta de músculo financiero y la paulatina disminución de su planilla durante los últimos dos años, surgen voces que proponen el cierre definitivo de Japdeva, algo que la misma Centeno dice no debería descartarse la opción de valorarlo.
“Yo entiendo esa posición de la gente, yo no estoy cerrada a discutir todos los escenarios. Lo que sí creo es que esa discusión tiene que ser con mucho pragmatismo porque se brinda un servicio público”, afirmó, al tiempo que aseguró que sería una logística compleja realizar dicha transición.
Aun así, Centeno celebra lo que considera logros del proceso de transformación: bajar los niveles de toma de decisión de ocho a cuatro, eliminar duplicidad de operaciones o un nuevo sistema de control interno.
Proyectos de larga data
“El mandato de la nueva presidenta ejecutiva es materializar, concretar. Estas ideas de las que se viene hablando desde hace muchos años son eso, ideas”, decía el presidente de la República, Carlos Alvarado, cuando nombró a Centeno en la presidencia de Japdeva.
Alvarado se refería a proyectos de los que se viene hablando desde hace años: el parque industrial, el muelle de cruceros y la marina. Pero actualmente no se alejan tampoco de ser solo ideas.
El Plan Maestro Portuario dispuso desde 2008 especializar la Terminal Hernán Garrón Salazar, ubicada en Limón centro, en una terminal dedicada a la atención de cruceros.
A pesar de que desde enero del 2020, Japdeva anunció que los proyectos iniciaban la etapa de estudios de prefactibilidad, lo cierto es que no hay fecha concreta para la ejecución de estos y otros que “están en la mira”, según dijo Centeno, como la segunda etapa del aeropuerto de Limón o el atracadero de La Pavona, punto de entrada para dirigirse a Tortuguero.
El presidente de la Cámara de Comercio de Limón critica la lentitud de estos proyectos, pues, al hablarse de prefactibilidad y factibilidad, significa que pasarán años para verlos concluidos. Además, considera que Japdeva ha fallado en su tarea de desarrollar el Caribe.
“Ese es uno de los papeles de Japdeva, sin embargo, hasta el día de hoy se ha limitado a sentarse a esperar a que le lleguen proyectos”, afirmó Acón.
Desde la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), no descartan hacer uso de los servicios de Japdeva, pero creen que se deben tomar en cuenta otros factores como la calidad del servicio o los riesgos de tiempo, y no solo un enfoque económico.
Los exportadores han manifestado en repetidas ocasiones su inconformidad con los costos de la TCM de APM Terminals, por lo que no cierran la puerta al ente estatal en caso de ofrecer precios competitivos.
“Por muchos años Japdeva fue un socio estratégico para el sector, pero para que esto nuevamente sea así, el enfoque correcto debe estar centrado en el exportador”, comentó Laura Bonilla, presidenta de Cadexco.