A inicios del 2017, empezaron a correr las voces de que el abogado penalista y analista de Canal 7, Juan Diego Castro, buscaba un partido político para aspirar a la presidencia de la República. Pero la idea tenía más tintes de rumor que de verdad.
El 17 de mayo del año pasado, Castro anunció el lanzamiento su proyecto político con el Partido Integración Nacional (PIN), una pequeña plataforma que tenía como su principal figura al Walter Muñoz, exdiputado en 1998-2002, pero cinco veces candidato a la presidencia (1998, 2002, 2006, 2010 y 2014). Desde entonces, el partido no ha tenido diputados electos.
Castro anunció entonces su intención que ganar y de crear un gobierno de “reconstrucción nacional”; fue entonces cuando el casco blanco que simbolizaba la reconstrucción se tiño de azul por los colores del PIN.
El penalista de 62 años de edad empezó una campaña basada en las redes sociales, sobre todo Facebook, donde hizo decenas de transmisiones en vivo para disparar dardos –a veces sin fundamentos o pruebas– contra otros candidatos presidenciales, medios de comunicación, el Gobierno de Luis Guillermo Solís y para opinar sobre cualquier tema coyuntural que le sirviera para ganar adeptos.
Sus detractores lo tildaron de “populista”, sus ideas y propuestas incluso discordaban con el orden legal del país en algunos casos. Pero Castro empezó a cultivar un crecimiento orgánico en redes sociales y un ascenso espontaneo en algunas encuestas que incluso lo pusieron para finales del 2017 en los primeros lugares de la intención de voto.
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Conforme sentía que ganaba terreno, también se proyectaba más poderoso, pero sus propias palabras le fueron jugando en contra. El primer yerro ocurrió el 5 de enero, cuando dijo que las funcionarias del Poder Judicial tenían que hacerle sexo oral a un Presidente de la Corte Suprema, hace 20 años, para obtener un ascenso laboral.
Esta afirmación despertó la molestia de magistradas y juezas del Poder Judicial quienes exigieron una disculpa pública de Castro. El jurista finalmente dobló el brazo y se disculpó.
El segundo gazapo ocurrió cuando Castro acusó a Rodolfo Piza Escalante, padre del actual candidato presidencial del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), de haber tomado mucho whisky antes de emitir una resolución judicial.
El aspirante del PIN se disculpó con Piza Rocafort el 24 de enero, primero en una entrevista en Canal 7 y luego en el debate de Noticias Monumental.
Durante su campaña, el abogado y masón, eligió con cuidado los medios de comunicación donde iba a hablar y aquellos a los que no atendería. EF fue uno de los periódicos que no pudo entrevistar directamente a Castro pese a las múltiples solicitudes para que aceptara una conversación.
Las tres veces que este medio obtuvo respuestas del candidato del PIN, fue mediante contactos por teléfono o WhatsApp con el periodista de Castro, Roberto Acosta, quien en la recta final de la campaña ya ni siquiera respondió correos electrónicos o mensajes de texto.
Durante la campaña Castro también atacó al diario La Nación, amenazó con cerrarlo antes del primer año de un eventual gobierno suyo y tildó de "psicópatas" a los periodistas de ese medio.
Pasado político
Pese a que se presenta como un personaje de Costa Rica sin nexos políticos, libre de pecado partidario y sin presiones de ninguna índole, lo cierto es que el aspirante presidencial del PIN sí tiene pasado político.
Fue abogado de José María Figueres Olsen en 1993, cuando lo defendió en un juicio por difamación contra Juan Manuel Romero y David Romero quienes acusaron en un libro a Figueres –entonces candidato presidencial del Partido Liberación Nacional (PLN)– como presunto responsable de asesinar 1973 al narcotraficante José Joaquín Orozco Solís, alias 'Chemise'.
Figueres salió absuelto y fue representado en ese caso por Juan Diego Castro, con quien tenía una relación cercana, según las publicaciones hechas por La Nación en esa época.
Una vez que José María Figueres ganó las elecciones de 1994 le concedió el cargo de Ministro de Seguridad a Juan Diego Castro. En ese puesto, el abogado penalista protagonizó un episodio inédito cuando rodeó con oficiales armados de la policía, el edificio de la Asamblea Legislativa en 1995.
Los diputados de esa época cuestionaron la labor de Castro al frente del Ministerio de Seguridad Pública porque los índices de inseguridad eran altos.
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El entonces ministro de esa cartera luego aclaró a la prensa nacional que desfiló con el convoy policial al Congreso para ponerse a las órdenes de los diputados y ayudar en la aprobación de un proyecto de ley que endurecía las penas para los delincuentes.
Por esa acción el Congreso, presidido entonces por Antonio Álvarez Desanti, aprobó con el apoyo de 51 diputados de 56 presentes, un voto de censura en contra de Juan Diego Castro.
El abogado penalista luego pasó a ocupar, en 1996, el puesto de Ministro de Justicia, tras un reacomodo hecho por el expresidente Figueres en su gabinete.
El "redentor"
Poco más de dos décadas después de ese paso por el Poder Ejecutivo de la mano de José María Figueres, el candidato presidencial del PIN se presenta ante el país como una suerte de "redentor" para "acabar con la corrupción" y "reconstruir a Costa Rica".
Al menos así lo entendió el observador internacional, Raúl Patricio Valdés, presidente del Tribunal Calificador de Elecciones de Chile y magistrado de la Corte Suprema de Justicia de ese país, quien conoció a Castro la mañana de este sábado.
El magistrado chileno peguntó a Castro, que luego de presentarse como un "redentor" –el único– capaz de resolver los problemas en un país corrupto como Costa Rica, cuál otro candidato podría ser una buena opción para solucionar la crisis del país.
El candidato del PIN lo interrumpió dos veces durante la pregunta para aclararle que él no es un "redentor", pero el observador internacional lo sentenció con una frase tajante: "No interrumpa, yo soy quien hace las preguntas".
Y eso es Castro, un hombre lleno de ímpetu, que se adorna con palabras duras, que lanza dardos con sus frases, que amenaza, que sentencia. Es un candidato que está convencido de ser la única opción para sacar al país adelante y que desmerita a sus otros contrincantes.
No se puede olvidar que en 2009, Juan Diego Castro le dio la adhesión a Johnny Araya en la precampaña liberacionista donde el alcalde de San José enfrentó a Laura Chinchilla, quien había sido viceministra de Castro en el gobierno de Figueres.
Castro es el enemigo público del PLN, de Antonio Álvarez Desanti y de todo aquel que no comparta sus mismas ideas. Los usuarios de Twitter bloqueados durante la campaña por lanzar críticas hacia el abogado pueden dar cuenta de ello.