No todos los días se ve que cuatro ministros renuncien el mismo día al gabinete del Gobierno. Sin embargo, esto ocurrió el 30 de enero. Ese día, el presidente Rodrigo Chaves anunció la salida de Laura Fernández, de la Presidencia; Mauricio Batalla, de Obras Públicas y Transportes; Anna Katharina Müller, de Educación Pública; y Francisco Gamboa, de Economía; así como del presidente ejecutivo del Instituto de Desarrollo Rural (Inder), Osvaldo Artavia.
La noticia la anunció el propio presidente Rodrigo Chaves en Casa Presidencial. Para ello dedicó un acto entero, en lugar de simplemente comunicar las salidas en algún comunicado de prensa, como es la costumbre en este tipo de casos.
En dicho evento no se confirmó que la salida de los jerarcas respondiera a intereses electorales. Sin embargo, la coincidencia es más que evidente. Los jerarcas dejaron sus cargos a 12 meses de las próximas elecciones nacionales; es decir, justo antes de caer en la veda constitucional que impide a los ministros vigentes aspirar por la Presidencia o la Vicepresidencia de la República.
Nunca antes tantos ministros de gobierno dejaron sus cargos en esa fecha límite. Sin embargo, tampoco antes el oficialismo se había enfrentado a las mismas carencias. El ‘chavismo’ —como se ha denominado al movimiento detrás del presidente Rodrigo Chaves— no oculta sus intenciones de seguir gobernando (y hasta de hacerlo con mayor fuerza), pero no tiene un partido político y tampoco tiene estructuras sólidas que le garanticen una transición más ordenada.
En ese sentido, los ministros podrían ser claves para intentar conectar la imagen de la actual administración con la de cualquier nueva propuesta política con las que se enfunde el oficialismo de cara a las próximas elecciones. Tal vez no todos los jerarcas que salieron este 30 de enero participen en ello, pero algunos ya lo dejaron entrever con ciertas declaraciones.
“Hasta ahora no hemos visto al chavismo desenvolviéndose en el terreno electoral”, recordó el politólogo Ronald Alfaro, de la Universidad de Costa Rica. “El oficialismo malogró la oportunidad de hacerlo en las elecciones municipales y entonces es como hablar de los fichajes del Saprissa, o cualquier equipo de fútbol en Costa Rica. Se puede decir que son buenísimos o que van a meter muchos goles, pero demostrarlo es otra cosa”.
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En busca de arrastre
Tanto el presidente Rodrigo Chaves como su principal vocera en el Congreso, la diputada Pilar Cisneros, no han ocultado sus intenciones de mantener el poder y de arrasar en las próximas elecciones.
Como argumento, se apoyan en los estudios de opinión política, que evidencian niveles de popularidad del mandatario que ascienden por encima del 60% de la población, a pesar de que supera los dos años de mandato.
Pero la tarea de transferir ese apoyo no es sencilla. Por un lado, el oficialismo se enfrenta al reto de transformar el apoyo popular en apoyo electoral y, por otro, también enfrenta el reto de trasladar el respaldo (fuertemente ligado a la figura del presidente Chaves) hacia otros candidatos.
La renuncia de los cuatro ministros parece ser una maniobra que apunta a esa dirección.
En su acto de este 30 de enero, Chaves no escatimó en alabanzas para los jerarcas salientes y, aunque evitó hacer alusión directa a cualquier interés electoral, tampoco dudó a la hora de elevar las expectativas sobre los proyectos futuros de los mismos.
“Me llena de enorme ilusión imaginar todo lo que viene para ellos y saber todo lo que se podrá beneficiar nuestra patria en los próximos capítulos que ellos, mis queridos colegas, empezarán a escribir”, dijo el presidente.
Los ministros también hablaron. Se abstuvieron en distintas ocasiones de hacer alusión directa a las próximas elecciones, pero tampoco negaron sus intereses.
Laura Fernández fue quien hizo el guiño más explícito en ese sentido. Aseguró irse de su cargo para “ir como un jaguar hambriento de conquistas”, en clara alusión a ese felino que ha utilizado Chaves para ilustrar a su administración.
Los demás jerarcas de gobierno dejaron algunas otras palabras en sus cartas de renuncia.
Batalla mencionó su intención de “continuar contribuyendo” al desarrollo nacional “desde otros frentes”; Müller mencionó su deseo de “contribuir al desarrollo” del país desde su rol de “ciudadana”; y Artavia únicamente aludió a un “proyecto personal”. Gamboa no dio mayores explicaciones en su misiva.
Según el politólogo Alfaro, la salida de los ministros despeja algunas dudas, pero abre paso a otras muchas más.
“Se despejó la duda de si podía haber candidatos oficialistas dentro del gobierno o si iban a ser solo figuras externas”, comentó. “Pero ahora surgen nuevas interrogantes, como cuáles de estas personas que renuncian van a tirarse realmente a la arena política y, sobre todo, a través de cuál estructura, en cuál orden y con cuánta autonomía del gobierno”.
La figura de Chaves
El gran respaldo del que goza el presidente Rodrigo Chaves es al mismo la principal ventaja y el principal reto del oficialismo en su afán por mantenerse en el poder.
Como la popularidad está tan fuertemente ligada a la figura del presidente Chaves —al punto de que el mandatario incluso es ligeramente mejor evaluado que su gobierno en términos generales—, cualquier transición de poder se hace más complicada.
Así lo advertía el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), de la UCR, en su último estudio de opinión política, publicado en noviembre pasado.
“Una de las características más distintivas del carisma en la política es su naturaleza individual“, se leía en el documento. “Esta particularidad plantea desafíos para transformar ese respaldo, centrado en una figura individual, en apoyo hacia otras personas o partidos políticos“.
El CIEP consultó en su última encuesta nacional a sus entrevistados “cuál partido creían que ganaría las próximas elecciones”. Solo un 8% respondió directamente que “alguno ligado al presidente” frente a un grueso del 55% que dijo no saberlo, un 21% que mencionó a otros partidos y un 16% que dijo “ninguno”.
Esto, según Alfaro, habla sobre la importancia que tendrá —tanto para el oficialismo como para sus contendientes— la elección de sus candidatos. En medio de un escenario en el que los partidos no definen intenciones de voto, el perfil de sus candidaturas cobra una relevancia superlativa.
Ante ese panorama, el presidente Rodrigo Chaves incluso ha planteado la posibilidad de renunciar a su mandato antes del próximo 31 de julio, para poder buscar una diputación. Chaves y su entorno han señalado la posibilidad desde finales del año pasado y, a inicios de este 2025, el propio mandatario señaló que, de optar por esa vía, su intención sería presidir el Congreso.
Muchas dudas persistentes
La eventual renuncia de Chaves, sin embargo, sigue siendo solo una idea por el momento. El mandatario también podría sopesar que enfrenta múltiples causas judiciales y que la actual Asamblea Legislativa, dominada por la oposición, podría objetar su decisión.
Por un lado, la condición de presidente le otorga a Chaves fueros especiales frente a los procesos judiciales en su contra y, por otro, un reciente informe del Departamento de Servicios Técnicos del Congreso determinó que los diputados podrían impedir la renuncia de Chaves a la Presidencia de la República, aunque solo si observa “vicios en el consentimiento del renunciante”.
Tampoco se sabe cuál sería el nuevo partido político que utilizaría el oficialismo en su búsqueda de mantenerse en el poder.
Chaves llegó a la Presidencia por medio del Partido Progreso Social Democrático (PPSD), pero finalmente se distanció de esa agrupación, fundada por la diputada Luz Mary Alpízar. Alpízar llegó a la Asamblea de la mano de Chaves, en mayo de 2022, pero finalmente se distanció del mandatario. El presidente incluso la ha llamado “Judas” (traidora) en varias ocasiones, luego de disconformidades por decisiones que tomó como legisladora y de otras diferencias previas, en la gestión de la pasada campaña.
El politólogo Ronald Alfaro señaló que, más allá de estas dudas, se debe de tener claro que la transferencia del poder y de la popularidad no es un proceso “mecánico ni automático”. Desde su punto de vista, se deben de construir personalismos e identidades políticas, y la capacidad que tenga el chavismo de hacerlo más allá de la figura de Chaves sigue siendo una interrogante.
“Serán muchos partidos, van a ser más esta vez y entonces lo que queda son los liderazgos individuales. Tendremos que ver de qué madera están hechos, cuáles temas van a priorizar, cómo van a hacer su campaña, de cuál gente se van a rodear y si la estrategia será o no decir que todo lo hecho por el gobierno está bien”, subrayó.
Este 30 de enero, el presidente Chaves también aprovechó la despedida de sus cuatro ministros para lanzar un saludo a sus “rivales” y “enemigos” políticos. Les pidió “tranquilidad” y “no comer ansias” ante la espera por conocer sus “próximos pasos”. Seis días después, el 5 de febrero pasado, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) informó de que había desestimado dos viejas denuncias por beligerancia política en contra del presidente; pero le pidió abstenerse de realizar declaraciones ambiguas que rocen con su obligación de neutralidad electoral.
La exministra Fernández prefirió decir que “oportunamente” la población se dará cuenta de cuáles son sus nuevos proyectos. Meses atrás, sin embargo, la jerarca había contestado a este medio que buscaría mantenerse en el cargo de ministra hasta el final de este gobierno o, añadió, “hasta que el presidente le pidiera lo contrario“.
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