Gran admiradora de la primera ministra conservadora Margaret Thatcher, Liz Truss se convierte en la tercera mujer en asumir el liderazgo de Reino Unido como primera ministra.
Truss reemplazó al controvertido Boris Johnson como líder del Partido Conservador británico, dos meses después de que anunciara su dimisión, acosado por múltiples escándalos.
La jefa de diplomacia, de 47 años, se impuso por 81.326 votos contra 60.399 al ex ministro de Finanzas Rishi Sunak, un multimillonario exbanquero de 42 años nieto de inmigrantes indios.
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“Es un honor”, afirmó Truss visiblemente emocionada en un discurso en que rindió tributo a Johnson por su labor a la cabeza del país desde 2019, llevando el Brexit a buen puerto, superando la pandemia y plantando cara al presidente ruso Vladimir Putin por su invasión de Ucrania.
El cambio de primer ministro no se producirá sin embargo hasta el martes 6 de setiembre, cuando Johnson pronunciará su discurso de despedida en Downing Street.
Retos
El principal reto que deberá afrontar Truss es la grave crisis por el costo de la vida en el Reino Unido.
Ese país registra una inflación de 10%, que podría llegar a 14% a finales de año, alimentada por la disparada en los precios de la energía. Una inflación que durante el verano dio lugar a numerosas huelgas y promete un otoño marcado por las protestas.
La factura energética de los hogares subirá 80% a partir de octubre, y millones de familias afrontan un doloroso dilema entre comer y calentar sus casas este invierno.
“Me ocuparé de la crisis energética y de las facturas de los ciudadanos, pero también de los problemas a largo plazo que tenemos en el suministro de energía”, prometió Truss en un breve discurso tras anunciarse su victoria.
Según varios medios británicos, está contemplando una congelación de los precios de la energía.
Reiterando sus compromisos de campaña, Truss prometió el lunes presentar “un plan audaz para reducir los impuestos y hacer crecer la economía” británica, que se encuentra al borde de la recesión. El domingo había anunciado que presentaría dicho plan “en un mes”.
Admiradora de Thatcher
Tras Margaret Thatcher (1979-1990) y Theresa May (2016-2019), Truss será la tercera mujer en asumir el máximo puesto ejecutivo de Reino Unido.
Como Thatcher, apodada la “dama de hierro” por la mano dura con que gobernó de 1979 a 1990, Truss, de 47 años, representa al ala más derechista del Partido Conservador.
La nueva primera ministra quiere emular las políticas ultraliberales de Thatcher.
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Durante casi un año fue ministra de Relaciones Exteriores y, como Thatcher, se mostró firme frente a la Unión Europea, determinada a modificar unilateralmente el acuerdo posbrexit.
Truss prometió que hará crecer la economía y generará salarios más alto “mediante la reducción de impuestos, impulsando las reformas y eliminando los trámites burocráticos que están frenando a las empresas”.
Amigos y enemigos
A juzgar por sus palabras como ministra de Relaciones Exteriores, y durante su campaña por suceder a Boris Johnson, la nueva primera ministra británica Liz Truss parece dispuesta a mantener pulsos con Europa, Rusia y China.
Su tono belicoso hacia amigos y enemigos por igual -incluso el presidente francés Emmanuel Macron- tiene preocupados a algunos responsables de la seguridad en el Reino Unido.
Responsables de Defensa obligaron a Truss a dar marcha atrás en febrero cuando, como jefa de la diplomacia, dio su aprobación a cualquier británico que quisiera dirigirse a Ucrania a luchar contra los invasores rusos.
“Seguiremos yendo más lejos y más rápido para expulsar a Rusia de toda Ucrania”, afirmó durante un discurso en abril, subrayando que Moscú también debe desalojar Crimea, que se anexionó en 2014.
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A finales de julio, Truss prometió reforzar los lazos económicos y comerciales con los países de la Commonwealth para contrarrestar lo que, según ella, es la “creciente influencia maligna” de China.
En sus planes incluye a las potencias del Pacífico -Australia y Japón- también para contrarrestar a Pekín.
Pero a ojos de Truss, Bruselas puede aparecer como un enemigo aún mayor que Pekín para lo que a ella y a Johnson les gusta llamar la “Gran Bretaña global”.
Después de haber hecho campaña contra el Brexit antes del referéndum de 2016, Truss dio un giro de 180 grados y mostró en los últimos años el entusiasmo de los conversos.
Pero la comparación con Thatcher se tambalea en lo relativo a la relación con Estados Unidos.
Su intención de reescribir el protocolo posbrexit para Irlanda del Norte y su postura intransigente hacia la Rusia de Vladimir Putin no agradan en la administración de Joe Biden.
Según el Financial Times, en su primera reunión con el secretario de Estado Antony Blinken, hace un año, Truss cuestionó el tradicional concepto de “relación especial” entre ambos países.
Truss provocó más malestar cuando, durante un acto de campaña en agosto, se negó a identificar a Macron como amigo del Reino Unido.