Luego de semanas de preocupación por el abastecimiento de vacunas, la llegada de dosis contra la COVID-19 a Costa Rica se ha incrementado en los meses recientes. El nuevo escenario enciende el debate sobre la pertinencia de abrir el proceso de vacunación a más segmentos de la población.
Es una opción que hasta el momento descarta Daniel Salas, ministro de Salud, pero que es bien vista por el Colegio de Médicos y otros especialistas en epidemiología.
El país empezó la campaña de inmunización contra el COVID-19 el 24 de diciembre del 2020, mes en el que llegaron 21.450 vacunas al país. Esa cifra dio un salto en marzo y otro aún más pronunciado en mayo, cuando se recibieron 890.670, el mayor número mensual hasta el momento.
Justamente, hasta mayo nuestro país dependió únicamente de los envíos de Pfizer, pero a finales de ese mes se recibió el primer lote de AstraZeneca, la segunda farmacéutica con la que el país estableció un contrato. También se han recibido vacunas a través del mecanismo multilateral Covax.
Mientras tanto, en el mes en curso se adelantó la meta de llegar a las 2,2 millones de dosis recibidas, cifra que se esperaba para el 30 de junio pero que se cumplió el día 3 de dicho mes.
El Gobierno ha asegurado la compra de 9 millones de dosis para cumplir la meta de inmunizar a 4,5 millones de personas, alrededor del 90% de la población nacional. La inversión de las vacunas contra el COVID-19 asciende a casi $99 millones, según expuso el ministro de Salud, Daniel Salas, en la comparecencia ante los diputados el pasado lunes 31 de mayo.
Paralelamente, mientras se incrementa la cantidad de vacunas que arriban al país, la campaña de vacunación contra el COVID-19 ha subido las revoluciones y avanza a mejor ritmo. Según los datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), actualizados al 7 de junio, el país ha aplicado 1,9 millones de dosis y 686.000 personas ya cuentan con el esquema completo de vacunas.
Vacunación “masiva y abierta”
El Colegio de Médicos destaca que ha mejorado el avance de la inmunización contra el COVID-19 en Costa Rica, pero reiteran que el país no está en la parte más óptima. Por ello, consideran que se debe masificar el proceso de vacunación.
“Consideramos que la vacunación deberíamos hacerla ya de forma masiva y abierta como lo ha dicho el Colegio con antelación para poder lograr la inmunidad de rebaño para diciembre”, manifestó Mauricio Guardia, presidente del Colegio de Médicos.
La institución ha hecho cálculos que indican que, para alcanzar esa inmunidad de rebaño, se deberían vacunar a 150.000 personas por semana. Con ese ritmo, el país tendría a 3,5 millones de personas protegidas para el mes de diciembre.
Para Eugenia Corrales, viróloga del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET) de la Universidad de Costa Rica, si se mantiene la frecuencia y cantidad de vacunas que recibe el país, se “podría considerar” hacer la vacunación masiva en unas dos o tres semanas.
“Aún queda mucho del grupo tres con factores de riesgo muy importantes sin vacunar, y estos son los que están llenando los hospitales con internamientos y tal vez muriendo”, por lo que esta población debe seguir priorizándose, comentó Corrales.
La especialista apuntó que un problema que se está presentando es la poca o mala comunicación entre los sitios de aplicación de la vacuna y la gente con factores de riesgo que no llega a recibir la inyección porque no se entera o porque choca con horarios de trabajo.
“La gente está saturada y no ve Facebook, Twitter, periódicos, noticias, etc. Por eso se observan vacunatorios ‘vacíos’, además de la desinformación y fake news y otras cosas que están haciendo que la gente no se quiera vacunar”, aseguró la viróloga.
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Dicha falencia se podría solventar con una vacunación abierta, donde las dosis se puedan aplicar a quien sea que la quiera, para evitar que el medicamento caduque.
Por su parte, Juan José Romero, epidemiólogo de la Universidad Nacional, manifestó que el país está siguiendo un sistema “estructurado” y agregó que sería “bueno” abrir la vacunación a todo el grupo tres (16 a 58 años), siempre y cuando se cuente con la cantidad necesaria de dosis.
“Sería una idea interesante tratar de abrir de manera masiva el tercer grupo que es el más grande y es donde está el grueso de la población económicamente activa, con o sin factores de riesgo”, acotó Romero.
El epidemiólogo comentó también que en algunas áreas de salud se ha visto una baja afluencia a los centros de vacunación y precisó que cada frasco del líquido que se abre, se debe terminar.
Para evitar perder esas dosis, el Ministerio de Salud autorizó que se puedan aplicar a cualquier persona, según establece el manual de vacunación.
“En caso de que a través del plan de contingencia no se pudiera aplicar todas las dosis, las mismas deben de aplicarse en cualquier persona de cualquier grupo, con riesgo o sin riesgo. Se debe de tratar de no perder dosis de vacunas”, detalló el Ministerio a través de correo electrónico.
El ministro Daniel Salas reiteró esta disposición en la conferencia de prensa del martes 8 de junio. No obstante, ni el jerarca ni la institución aclararon cómo se está procediendo en estos casos, es decir, si las personas se deben acercar al establecimiento de salud a esperar por esas dosis que quedan al final del día o si existe algún procedimiento más formal.
Romero comentó que se puede llamar a personas que estén inmediatamente en la lista o que, incluso, en casos excepcionales, los encargados de la vacunación pueden salir a preguntar a los transeúntes si quieren vacunarse.
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Según informó el diario La Nación, la CCSS externó que ha colocado 5.799 dosis en personas del grupo cinco, es decir, sin factores de riesgo, con el propósito de hacer el máximo uso de dosis e impedir que alguna se pierda.
Sin embargo, Salas fue enfático en que esta aplicación excepcional no significa una apertura a la vacunación masiva.
Por el contrario, el jerarca aseguró en la misma conferencia que la inmunizacińo del grupo cinco puede abrirse solo cuando se haya culminado con el grupo cuatro.
A pesar de los contratiempos, Costa Rica ocupa el quinto lugar en Latinoamérica en la cobertura de la vacunación con dos dosis. No obstante, el país ha perdido lugares, pues al cierre de mayo ocupaba la tercera posición.
Estrategia en otros países
Con el fin de proteger a la mayor cantidad de personas posible y retomar así las actividades sociales y económicas de forma más veloz, algunos países han apostado a una inmunización masiva.
Estados Unidos es uno de esos. En ese país la inyección se puede recibir en establecimientos como supermercados, farmacias, entre otros. Cualquier adulto, sin importar la edad, condición médica o su ocupación, puede acceder a la inmunización, algo que incluso se ha extendido a los migrantes y turistas en algunos estados como Florida y Texas.
Otro de los países que ha apostado por un sistema similar es Chile, donde cada semana se vacuna a personas de una edad determinada, sin importar si cuenta o no con factores de riesgo.
Estas primeras semanas de junio, por ejemplo, la vacunación está abierta para personas que están entre los 23 y 22 años, según el calendario publicado por el Ministerio de Salud chileno.
Chile es, de hecho, una de las naciones que encabeza la vacunación a nivel mundial.
Un esquema parecido está aplicando El Salvador, cuyo gobierno ha masificado la vacunación y aplica las dosis a toda persona de acuerdo a rangos de edad que se habilitan cada cierto tiempo.