Los colegios privados que reciben un estímulo estatal, conocidos como subvencionados, poseen las matrículas más altas del sector.
EF analizó datos de matrícula de los colegios privados de Costa Rica desde el 2015 hasta el 2021, suministrados por el Ministerio de Educación Pública (MEP), con el fin de conocer el comportamiento de la población en estos centros educativos.
Los 10 colegios privados más grandes del país corresponden a instituciones subvencionadas y son 11 las que están por arriba del colegio Lincoln, el cual es el más grande entre los no subvencionados.
Para el 2021, el MEP registra un total de 25 colegios privados que reciben el estímulo estatal, en los cuales están matriculados 13.675 estudiantes, un promedio de 547 por centro educativo.
La población estudiantil de este tipo de centros educativos se ha mantenido estable entre los 12.500 y 13.000 en los últimos seis años, pero en el 2021 tuvo un crecimiento del 6,1% con respecto al año anterior.
La razón de estas altas cifras de matrícula en estos colegios se adjudica al factor económico, según dos centros subvencionados con los que conversó EF.
“La mensualidad es más baja que en una institución completamente privada, lo que lo hace más accesible a los padres de familia”, comentó Margarita Vázquez, asistente de dirección del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en Cartago.
Según información publicada en la página web del centro educativo, este año los padres de familia debieron cancelar ¢175.000 de matrícula y ¢84.500 de mensualidad.
La funcionaria agregó que se suman factores a favor como la trayectoria de 143 años, el reconocimiento que ha adquirido la institución en esa provincia, así como la infraestructura.
En el caso del Sagrado Corazón, el personal docente y la mayor parte del administrativo pertenecen a la planilla del MEP, lo que le permite al colegio ofrecer precios de mensualidad más bajos.
Además de los contenidos de los programas regulares diseñados por el MEP, la institución da a sus estudiantes un refuerzo de horas de inglés.
Para este año, el Sagrado Corazón tiene matriculados a 867 estudiantes, y a futuro esperan mantener un número similar, comentó Vázquez.
El Colegio Técnico Don Bosco es otro de los centros que reciben un estímulo del Estado. En su caso, el 55% de la planilla se cubre a través de la subvención.
“Hay un ganar-ganar que hacen a este modelo muy funcional. Gana la institución porque nos permite tener costos accesibles, pero también el Ministerio de Educación porque si los salesianos no atendiéramos a estos estudiantes, tendrían que pasar al sistema público”, comentó Christian Jiménez, administrador del Don Bosco.
Para este 2021, este centro educativo cobra una mensualidad que va de ¢76.000 a ¢88.000 y una matrícula de entre ¢135.000 y ¢145.000 dependiendo del grado que cursa el estudiante. Los datos están publicados en la página web del colegio.
Jiménez mencionó que los costos accesibles de mensualidad facilitan la atención de poblaciones vulnerables socialmente, las cuales son parte del enfoque de la institución salesiana.
El administrador agregó que otros diferenciadores de ese colegio son el sistema pedagógico que llaman “preventivo” que busca justamente prevenir que jóvenes caigan en problemáticas sociales, además de una propuesta que integra componentes religiosos, lúdicos y culturales.
El Técnico Don Bosco registra para el 2021 una matrícula de 1.307 estudiantes. La infraestructura actual está llegando al tope, por lo que la institución no prevé en el corto plazo ampliar significativamente la capacidad de estudiantes que puede atender.
El modelo subvencionado
Este modelo subvencionado está amparado en el ordinal 80 de la Constitución Política, el cual faculta que la educación privada reciba estímulo del Estado.
Además, también se rige por la Ley de Estímulo Estatal de Pago de Salarios del Personal Docente y Administrativo de las Instituciones Privadas de Enseñanza (8.791).
Este estímulo se transfiere precisamente a través del pago de salarios de una parte o la totalidad del personal docente y administrativo de la institución, siempre que cumplan con los requisitos previstos en el artículo 6 de dicha ley.
Algunos de ellos son no tener fines de lucro; estar administradas por alguna iglesia o congregación religiosa, fundación o asociación con proyección social; contar con un programa de becas hasta para el 10% de estudiantes cuya situación socioeconómica lo amerite, entre otros.
A pesar de que reciben fondos del Estado, la naturaleza de estas instituciones continúa siendo privada, explicó Gerardo Esquivel, subdirector de Educación Privada del MEP.
“La única categoría que existe es un centro educativo privado. En estos casos, son centros educativos privados que reciben estímulo estatal por mandato constitucional, por la Ley 8.791, pero en su naturaleza jurídica, es una institución privada”, dijo Esquivel.
Cualquier institución de educación privada puede hacer solicitud del estímulo estatal, y sus requerimientos se establecen en el artículo 7 de esa misma ley.
El tope que el MEP puede invertir en este rubro es un 0,7% de todo su presupuesto, porcentaje que corresponde a unos ¢18.000 millones, según el presupuesto inicial del 2021.
El MEP vigila la “necesidad y pertinencia del estímulo” a través de evaluaciones permanentes para verificar el cumplimiento de los propósitos que dieron origen a su otorgamiento.
De acuerdo con los resultados, el Ministerio podría incluso ordenar la apertura de un procedimiento para revocar dicho estímulo, según mencionó Esquivel.