El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió el domingo 27 de marzo contra una “escalada en palabras o acciones” en Ucrania, después de que su par estadounidense Joe Biden calificara a Vladimir Putin de “carnicero” que “no puede permanecer en el poder”.
"No utilizaría este tipo de términos porque sigo hablando con el presidente Putin", dijo el dirigente francés, que pidió evitar "la escalada de palabras y acciones" para poner fin a la guerra.
En un discurso en el Castillo Real de Varsovia, el líder estadounidense arremetió contra Putin y dijo que no podía "permanecer en el poder", pero la Casa Blanca matizó de inmediato sus palabras e insistió en que Washington no estaba buscando un cambio de régimen.
"Un jefe de Estado debería mantenerse sobrio", reaccionó el Kremlin, citado por la agencia TASS. Los ataques personales están "reduciendo la ventana de oportunidad" para las relaciones bilaterales, dijo su portavoz Dmitri Peskov.
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Entretanto se espera el contacto telefónico de Macron con Putin para organizar la evacuación de civiles de Mariúpol, una ciudad del sureste de Ucrania asediada por las fuerzas rusas desde hace varias semanas.
Los habitantes que lograron huir de la urbe suelen describir escenas de muerte y destrucción.
El domingo se abrieron nuevos corredores humanitarios para permitir la evacuación de civiles de este estratégico puerto a orillas del mar de Azov, donde han muerto más de 2.000 civiles, según el municipio.
Controlar Mariúpol permitiría a Rusia conectar sus fuerzas en la ocupada península de Crimea con las tropas separatistas prorrusas en el este ucraniano.
Putin inició la invasión de Ucrania el 24 de febrero prometiendo destruir su ejército y derrocar al prooccidental Volodimir Zelenski.
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Pero hasta ahora, el ejército ruso se ha topado con la feroz resistencia ucraniana y ha hecho pocos progresos para capturar ciudades claves.
Mientras tanto, los ataques a la población y a infraestructuras civiles como hospitales, edificos residenciales y escuelas, han aumentado.
En Járkov, donde las autoridades locales registraron 44 ataques de artillería y 140 ataques con cohetes en un solo día, los residentes parecen resignados a los bombardeos.
Anna Kolinichenko, que vive con su hermana y su cuñado en un piso de tres habitaciones ya ni siquiera se molesta en bajar al sótano cuando suenan las alarmas. "Si cae una bomba, moriremos de todos modos", dice a la AFP. "Ya nos estamos acostumbrando a las explosiones", explica.
Otros habitantes lidian con los ataques de otra manera. En Irpin por ejemplo, al lado de Kiev y donde los bombardeos continuaron en las últimas 24 horas, Tamara Osypchuk escribe poemas para tranquilizarse.
"Las explosiones eran muy fuertes. Como si explotara un volcán, como si explotara el planeta", cuenta esta mujer de 72 años sentada en un silla de un centro de acogida a las afueras de Kiev, la capital.
También hubo bombardeos en otras ciudades de los alrededores de Kiev, informaron las autoridades regionales.
Al menos dos personas murieron durante ataques en el pueblo de Stanislav, cerca de la ciudad de Jersón, en el sur del país, donde las fuerzas ucranianas lanzaron una contraofensiva el viernes.
"Las fuerzas aliadas han repelado siete ataques" y han destruido ocho tanques en las zonas de Donetsk y Lugansk, en el Donbás, según una nueva actualización del Estado Mayor ucraniano.
El alto mando ucraniano acusó a Rusia de "esconder el número real de pérdidas de personal y de material".
Las fuerzas ucranianas también recuperaron el control en Trostianets, una ciudad a proximidad de la frontera rusa que fue una de las primeras en caer en manos rusas, según el Miniserio de Defensa.
Las imágenes publicadas por el Ministerio muestran a civiles y soldados entre edificios dañados y lo que parece ser equipamiento militar ruso abandonado.
Mientras tanto tropas rusas tomaron el control de Slavútych, en el norte de Ucrania, donde reside el personal de la central nuclear de Chernóbil, y arrestó temporalmente al alcalde, según las autoridades regionales.
La situación desató manifestaciones de la población y para dispersar la multitud, las fuerzas rusas efectuaron tiros de advertencia al aire y dispararon granadas de estruendo.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) está "monitoreando la situación" de cerca y expresó su preocupación acerca de la posibilidad de los empleados de Chernónil de rotar y regresar a sus casas para descansar.
El ejército ruso, que según los analistas occidentales parece empantanado por problemas tácticos, de comunicaciones y logísticos, sugirió el viernes que se centraría en adelante en la región oriental de Ucrania.
Pero Biden emitió dudas sobre el anuncio. "No estoy seguro de que hayan cambiado", contestó a un periodista que le preguntó sobre las implicaciones de ese cambio.
Este domingo, el líder de la región separatista ucraniana de Lugansk dijo que podría organizar un referéndum para dirimir si el territorio pasa a formar parte de Rusia.
"Creo que en el futuro cercano será organizado un referéndum en el territorio de la República en el cual la gente podrá (...) expresar su opinión sobre si hay que unirse a la Federación Rusa", informaron agencias de noticias rusas citando al líder de los separatistas de Lugansk, Leonid Pasechnik.
Antes de la invasión, Putin reconoció la independencia tanto de Lugansk como de Donetsk.