Es uno de los artífices de la entrada de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pues fungió como el representante país ante ese organismo entre los años 2016 y 2021. Ahora, como ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar visualiza a la entidad como un vehículo para transformar el país al cumplirse, el 25 de mayo, el primer aniversario de Costa Rica como miembro pleno.
En entrevista con EF, Tovar recalcó que el mandato recibido del presidente Rodrigo Chaves es apoyar desde el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) en la generación de empleo. Para ello, Tovar quiere expandir las fronteras de la presencia costarricense en el mundo: fortalecer relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea, incrementar el intercambio con China y explorar todavía más la región de Asia-Pacífico.
En este punto el jerarca alude a un concepto novedoso: el friendshoring, que hace referencia a hacer negocios con países amigos, algo que Costa Rica quiere explotar con la base en los valores compartidos con otros gobiernos.
En declaraciones a La Nación en noviembre, usted se mostró favorable al ingreso de Costa Rica en la Alianza del Pacífico y hasta en el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). Ahora como ministro, ¿será algo que impulsará? ¿Está en la agenda del gobierno?
—El presidente de la República ha sido claro en que la Alianza del Pacífico es un mercado importante, de casi 260 millones de potenciales consumidores. Es una plataforma para, eventualmente, ir hacia otros esquemas de integración porque es más que un tratado comercial. Eso nos colocaría de forma más favorable para ir hacia donde queremos ir, que es la región de Asia-Pacífico, el business hub del mundo actualmente, una región muy atractiva donde queremos expandir nuestra presencia.
Y por eso el interés en la APEC…
—La APEC tiene una particularidad: es un bloque también de integración y ellos están en un impás de ampliación. Sí es importante manifestar el interés de Costa Rica de, eventualmente, incorporarse, porque hay mucha coincidencia en materia de socios, de ambición, de agenda… Y lo otro es el Acuerdo Transpacífico, en inglés le cambiaron el nombre luego de que Estados Unidos se retiró en la administración de Donald Trump. Es otra iniciativa en la que el presidente ha expresado interés, de cara hacia el Pacífico.
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¿Esa es la región de interés para esta administración, hacia ahí apuntan?
—Nos interesa consolidar más la relación tan querida que tenemos con Estados Unidos, con la Unión Europea, un poquito más abajo Centroamérica como tercer destino comercial, Canadá también… Son países OCDE y son países con quienes compartimos valores innegables. Los valores van a tener un papel mucho más importante a la hora de traer inversiones, de consolidar relaciones comerciales, más que antes. La guerra ilegal lanzada por Vladimir Putin contra el pueblo de Ucrania nos ha puesto a todos a pensar que se está definiendo un nuevo orden internacional con más énfasis en las reglas, a la observancia de unos estándares y valores comunes como el respeto a los derechos humanos, el respeto al imperio de la ley, a la democracia, al pluralismo y a la apertura comercial.
Ahora se habla del friendshoring, venga y haga negocios en los países amigos, que comparten sus valores. Y Costa Rica tiene una enorme ventaja como miembro de la OCDE, su tradición e historia porque reúne a nivel latinoamericano esos valores mejor que nadie. Y eso es lo que queremos explotar.
¿Qué áreas quieren fortalecer en la relación con Estados Unidos?
—La relación con Estados Unidos queremos que sea todavía más fuerte. Compartimos los mismos valores, es nuestro principal destino de exportaciones, es el principal inversor en Costa Rica. Y Estados Unidos ha mostrado muchísimo interés en la Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD), donde Costa Rica junto a Panamá y República Dominicana participamos como socios, y ha visto esta plataforma como algo positivo para hacer negocios. Entonces yo me veo potenciando la relación porque sigue siendo ese socio preferente del país. Potenciar la atracción de inversión, generar más oportunidades de negocios con ellos, comerciar más para generar más empleos. Mi mandato es claro: desde Comex tengo que contribuir a la reactivación económica de este país.
¿Qué rol juega China en todo este ajedrez?
—Con China tenemos un acuerdo comercial que nos ha brindado la posibilidad de insertarnos a un mercado de 1.400 millones de personas. Es un destino que tenemos que explotar más. Sabemos que podemos incrementar un poco más la balanza comercial con China. Es un destino interesante como lo son los demás países del Pacífico, Japón, Corea, los países oceánicos, con quienes deseamos aumentar las exportaciones. Es una región muy dinámica.
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¿Se comparten valores con China?
—Nosotros tenemos unos valores arraigados con Europa históricamente por los procesos de colonización y migración. No significa que por tener algunas diferencias no nos podamos sentar a hacer negocios, como también lo hacemos con países del golfo Pérsico. Los valores son fundamentales, pero no tiene que ser una limitante. Con China tenemos una relación comercial que se puede revisar, sacarle punta, pero nosotros nunca vamos a renunciar a nuestros valores. Es importante que las reglas del juego siempre se respeten.
Esta discusión de los valores la vemos en otras partes del mundo. Por ejemplo, Alemania se acerca a Catar para eliminar su dependencia del gas ruso, pero en Alemania un sector cuestiona si se comparten valores con ese país, criticado por temas de derechos humanos. ¿Cuándo se trata de negocios los valores pasan a un segundo plano?
—Desde la perspectiva de inversión los valores tienen un papel mayor que a la hora de comerciar. En el comercio es un juego de realpolitik donde usted le vende al que le compra. Obviamente tiene que haber un estándar de reglas que tiene que ser respetado. El comercio internacional necesita una predictibilidad, seguridad de que no van a cambiar las reglas de la noche a la mañana. El tema de inversión es que nuestro principal inversionista es Estados Unidos, entonces lo que nosotros queremos decirle a Estados Unidos, que es un país para quien los valores cada vez toman un papel mayor a la hora de invertir, es que Costa Rica no puede ser un mejor socio. La inversión también ocurre con reglas claras pero uno de los elementos para que la inversión venga a un país, aparte del talento, de los incentivos, es el tema de los valores.
Hablamos de APEC y de Alianza del Pacífico, ¿hay algún otro organismo multilateral en el que vean espacio para Costa Rica?
—Vuelvo a la OCDE. El 25 de mayo cumplimos el primer año de membresía. Y la OCDE hay que aprovecharla. Queremos revisar y discutir una estrategia de aprovechamiento para que todo ese conocimiento fluya y llegue a quien tiene que llegar. Ya como miembros plenos lo que corresponde es continuar con el espíritu reformista porque la OCDE es un vehículo para transformar este país.
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Centroamérica es uno de los socios más importantes del país, pero hay situaciones políticas en algunos países que inciden en el comercio. ¿Cómo ve el comercio con la región?
—Lo estamos viviendo con Panamá que quizás es el país socio centroamericano con quien hemos tenido una relación más amigable, un país con quien compartimos una frontera y valores y tenemos hoy una situación lamentable. Es cierto que en Centroamérica, particularmente en Nicaragua, se viven situaciones de tensión pero en materia comercial existe una serie de instrumentos cuya observancia vamos a exigir y vamos a continuar profundizando la integración regional económica, sobre todo en materia de facilitación del comercio. Por eso es importante también diversificar mercados y la iniciativa del ferry con El Salvador que hay que revivir porque es una alternativa para poder suministrar nuestra oferta exportable al mercado centroamericano en caso de que ocurra alguna situación con nuestro vecino del norte que pueda interrumpir, como ya ha pasado. Yo quiero revisar muy bien hasta dónde fue que la administración pasada llegó en este asunto y quisiera conversarlo con nuestros pares salvadoreños.
¿Cuál es la visión de comercio exterior que usted quiere establecer durante su gestión?
—Abierto, inclusivo y sostenible. Abierto porque dependemos de los mercados externos. Costa Rica comercia con dos terceras partes del producto interno bruto (PIB) mundial, por lo tanto actitudes proteccionistas o endógenas lo que hacen es ir en contra, no de esa vocación, de esa necesidad.
Inclusivo porque el comercio tiene que llegar a todos. Como ha indicado el presidente de la República, toda política pública tiene sus sectores más favorecidos, otros menos favorecidos, pero aquí lo que importa es el bienestar de la mayoría de la población y atender las sensibilidades de quienes puedan verse afectados. Una de las iniciativas que vamos a emprender en los próximos días es la solicitud de Costa Rica de incorporarse a un acuerdo general de comercio y género donde participan economías abiertas pero con sensibilidad social como Chile, Canadá, Corea o Singapur, que busca potenciar los beneficios del comercio en las mujeres.
El otro tema es sostenible, porque no podemos comerciar y hacer negocios como antes. Tenemos que respetar unos estándares ambientales. El comercio tiene que ir de la mano del medio ambiente.
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Precisamente Costa Rica está con otros cinco países en la iniciativa Acuerdo sobre Cambio Climático, Comercio y Sostenibilidad (Accts) que incluye la eliminación de aranceles al comercio de bienes ambientales del sector industrial. ¿En qué estado se encuentra esta negociación?
—Está en curso. Yo apenas vengo llegando pero ya me he informado con mis negociadores del estado de la misma. Es una negociación muy importante porque promueve la eliminación de aranceles en servicios ambientales y productos ambientales no agrícolas, como paneles solares.
¿Hay alguna perspectiva de cuándo podría tener ya algún resultado?
—Yo quisiera ser prudente con los tiempos. Pero por supuesto cuanto antes. No depende de nosotros, es una negociación plurilateral con varias partes.