Ver circular sus coches eléctricos por las calles de Estados Unidos de aquí a final de año. Es la atrevida apuesta de la marca Vinfast, propiedad del mayor grupo privado de Vietnam.
Los modelos de la marca están cada vez más presentes en las calles de Hanói o Ho Chi Minh-Ville, aunque el lanzamiento en el mercado norteamericano, dominado por Tesla y en general muy saturado, son palabras mayores.
En menos de dos años, el conglomerado Vingroup, dirigido por el empresario más rico de Vietnam, ha logrado transformar una parcela pantanosa junto a la ciudad portuaria de Haiphong, en el norte del país, en una fábrica ultramoderna, equipada de 1.200 robots, máquinas compradas en Alemania, Japón y Suecia, y con un equipo internacional con experiencia previa en BMW y General Motors.
El presidente de este conglomerado, Pham Nhat Vuong, que empezó vendiendo tallarines en la extinta Unión Soviética, amasó desde entonces una fortuna de 5.000 millones de dólares en Vietnam en sectores como la sanidad, la construcción, el turismo y la educación.
“Si triunfamos allí, podremos tener éxito en cualquier otro sitio”, declaró a AFP desde la fábrica la presidenta de Vinfast, Le Thi Thu Thuy.
El último modelo, el VF8, un SUV diseñado por la firma italiana Pininfarina, que trabajó durante años con Ferrari, está a punto de salir.
Una fábrica en Carolina del Norte
“Queremos demostrar que el Vietnam actual es totalmente diferente del Vietnam de la guerra, e incluso del Vietnam de hace diez años”, añade la directiva.
En julio, Vinfast abrió seis salones de exposición en California, uno de ellos en Santa Mónica, uno de los enclaves más lujosos de la aglomeración de Los Ángeles.
El fabricante prevé abrir un total de 30 salones en Estados Unidos de aquí a final de año.
Igualmente invertirá 2.000 millones de dólares en inaugurar una fábrica de coches eléctricos y baterías en Carolina del Norte, donde se espera fabricar 150.000 automóviles al año cuando esté a pleno rendimiento.
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La fábrica quiere crear más de 7.000 empleos, lo que llevó al presidente estadounidense Joe Biden a tuitear el anuncio el pasado marzo.
“Siempre bromeo diciendo que es el mejor vendedor que tenemos”, dice la presidenta de VinFast.
No obstante, el consumidor norteamericano será bastante más escéptico, advierte Karl Brauer, experto del sitio web iSeeCars.com.
“En general, en Estados Unidos se necesitan veinte años para que los nuevos fabricantes de automóviles se implanten en el mercado”, dice poniendo de ejemplo las marcas surcoreanas Hyundai y Kia.
Y es que para los norteamericanos, una marca desconocida es “una marca con la que nunca han tenido experiencia en la carretera, y por eso dudan de la calidad”, incide.
Para atraer clientela, Vinfast apuesta por los precios. Sus dos modelos VF8 y VF9 propuestos en el mercado estadounidense cuestan respectivamente 42.000 y 57.500 dólares, frente a los 65.000 dólares del SUV más modesto de Tesla.
El secreto está en un sistema de alquiler mensual de la batería, que la marca reemplaza gratis si su capacidad se reduce a menos del 70%.
Próximo objetivo, Europa
Las ambiciones de VinFast se extienden a Europa, donde el grupo prevé abrir un primer salón de exposición de aquí a final de año, y han sorprendido a más de uno en el sector.
“Es muy difícil fabricar un coche y venderlo, al menos a un público internacional, como parecen ser las ambiciones de VinFast”, comenta Matthew Degen, redactor jefe de Kelley Blue Book, una web de búsqueda y compra de vehículos.
Vinfast ha desarrollado tres modelos en apenas 21 meses, cuando en general “se necesitan años y años para pasar de un coche diseñado sobre el papel a una cosa que de verdad manejas”, añade Degen.
Y aunque el mercado de vehículos ordinarios esté ya saturado, dice, hay “una pequeña ventana de oportunidad” en el sector aún en desarrollo de los coches eléctricos, más cotizados entre los jóvenes.