El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) es el mayor generador eléctrico de Costa Rica, pero su modelo de negocios está en una encrucijada: enfrenta amenazas que le podrían quitar mercado, pero, al mismo tiempo, se abren nuevas oportunidades con la electrificación del transporte.
Un cambio aplaudido y criticado a la vez fue la determinación de no renovar contratos con generadores privados antes de 2024, lo que dejó en la cuerda floja a varias plantas eléctricas que suministraban energía a la institución. Una decisión que podría revertirse, según aseguró Marco Acuña, presidente del ICE.
A Acuña la institución no le es desconocida; tiene carrera dentro de la empresa pública. Es cauto al hablar de las futuras inversiones del ICE debido a las ajustadas finanzas. El ahora jerarca recibió a EF a poco más de un mes de haber asumido el cargo, en su iluminada oficina con vistas al parque La Sabana, donde esbozó el panorama de la entidad en el campo eléctrico.
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El ICE decidió en su último plan de expansión no renovar contratos con generadores privados antes de 2024. ¿Piensa revertir esta decisión?
—Eso depende de los requerimientos energéticos del país y es algo cambiante. Venimos saliendo de una pandemia, entonces muchas variables están cambiando últimamente y eso es algo que los equipos están revisando. No descartamos, eventualmente, una recontratación.
¿Cuál es la relación que usted quiere tener con estos generadores privados?
—Para nadie es un secreto que yo trabajé en generación privada y al final todas las organizaciones están buscando un beneficio. Es una relación como un socio más del negocio de electricidad, que así lo veo yo, porque, si bien es cierto tenemos contratos, también hay unos que ahorita no los tienen y que eventualmente tendremos que sentarnos a conversar sobre el futuro, dependiendo de lo que se establezca en el plan de expansión.
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Los generadores privados critican el plan de expansión diciendo que es un plan corporativo más que un plan nacional. Los que han terminado contrato con el ICE no pueden exportar, no pueden venderle a otras distribuidoras. ¿Qué pueden hacer?
—Eso no es porque el ICE no los deja o no quiere, eso es un asunto regulatorio y de legislación del país. Si nosotros pudiéramos tener las herramientas, eventualmente, se podrían ver casos de negocio en donde el ICE por supuesto tiene que formar parte con una ganancia relativa.
Otra crítica es la pertenencia del Centro Nacional de Control de Energía (Cence) al ICE. En una entrevista a La Nación usted dejaba ver que quería dejarse el Cence pero que apoyaba reformas, ¿cuál es el futuro del Cence?
—Hoy como está establecida la legislación está en el ICE por una razón determinada. Siempre y cuando no cambien esas condiciones, mi línea es que debería estar ahí.
¿Se necesitan reformas legales, entonces?
—Así es. Se necesitan reformas legales para eso. Como se lo dije al colega suyo, uno no puede cumplir una responsabilidad si no tiene las herramientas, y el Cence es una herramienta técnica para cumplir una responsabilidad que tiene el ICE. Sí, hay aspectos que uno puede mejorar desde el punto de vista comercial para llevar al Cence a ser una dependencia meramente técnica y eso sí lo podemos hacer en el corto plazo.
¿Es algo que ustedes se compromete a hacer?
—Estamos viendo con la administración las vías para poder hacer eso pronto.
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La generación distribuida ha ganado popularidad y promete convertir a ciudadanos en productores. ¿Cómo ajustar el modelo de negocios ante esta tendencia que le quita mercado a las distribuidoras?
—Sí, eso quita mercado. Si alguien más produce energía que yo vendía pues uno tiene una reducción en el mercado. Alguien puede decir que es marginal, pero para mí no lo es tanto. Según la última información que yo tengo estamos hablando de cerca de 120 megavatios de generación distribuida en todo el país. Si usted calcula cuánta energía puede ser y le saca un costo, estamos hablando de bastante dinero. Como empresa eléctrica tenemos que irnos adaptando a los cambios en la regulación y tecnológicos, tenemos que evolucionar para proveer a los clientes soluciones para que nos prefieran a nosotros, no solamente con mejores tarifas, sino también desde un punto de vista de soluciones específicas.
¿Terminarán los cambios tecnológicos la tarea de ir abriendo poco a poco el mercado eléctrico?
—Yo no sé si abriendo el mercado porque eso le compete al Poder Legislativo pero sí modificando las dinámicas. Nosotros no nos podemos cegar a esas nuevas dinámicas; la empresa tiene que adaptarse a eso, pero con una adaptación proactiva, constructiva. No una adaptación obstruccionista. Al final nosotros debemos servirle a la sociedad y, en este caso, la sociedad está optando por otras alternativas que no son las empresas eléctricas. Uno se puede poner a filosofar un poco de qué estamos haciendo, si mis clientes no me están prefiriendo debería estar preocupado.
¿Esto va por retener a los clientes y evitar que se vayan a generación distribuida o cambiar el modelo y ofrecer servicios adicionales a esa generación distribuida?
—Puede ser desde mejoras en las condiciones pero eso no pasa solo por nosotros, sino que pasa por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) también. Nosotros estamos abiertos a tener planteamientos un poco más flexibles para los clientes dependiendo de sus necesidades. No descartamos entrar directamente en el negocio.
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La matriz eléctrica está muy concentrada en la hidrogeneración, ¿hay otras fuentes hacia las que usted quisiera apuntar?
—Ojalá uno pudiera tomar las decisiones así tan directo, pero recordemos que esta es una institución autónoma que responde a procedimientos, a regulación, a legislación… Para nadie es un secreto que ahora muchas tecnologías son más asequibles que la hidroelectricidad, pero son asequibles desde un punto de vista de energía, no de potencia, es importante hacer la salvedad. Puede ser que una instalación solar sea más económica si la comparamos exclusivamente con energía hidro o geotermia, pero la solar no da muchos beneficios para el sistema que sí da una energía más firme.
¿Cómo cuáles beneficios?
—La firmeza, que no sea tan variable entre el día de la noche o estacionalmente. Los clientes siempre ocupan electricidad, no solo en el día. La generación eólica, solar, la geotermia, inclusive biomasa, pueden ser complementos buenísimos para la hidroelectricidad que es donde está fundamentada nuestra matriz. Podemos tener gran producción eólica y solar en periodos cuando la hidro no produce tanto. Todos estos elementos entran en esa planificación y yo no descarto que puedan haber opciones para más producción solar en el futuro a gran escala. Personalmente yo no tengo nada en contra de ninguna tecnología, es simplemente que la tecnología nos dé la solución que el país necesita.
El ICE y otras distribuidoras están metidas en el impulso por electrificar el transporte en el país. ¿Qué futuro ve usted en este sector?
—Yo veo una gran oportunidad. Si la gente va a consumir más electricidad, nosotros estaremos contentos porque vamos a poder colocar más electricidad. En esta administración queremos enfocarnos también en transporte público. La Aresep ya dio una tarifa para autobuses y nosotros tenemos que, con nuestro pan piloto de autobuses, dar información e insumos para que esa tecnología sea incorporada dentro de las empresas de autobús. Para eso también necesitamos algunos aspectos regulatorios para que lo que hagamos sea factible para los inversionistas.