Por primera vez desde 1966, la oposición presidirá la Asamblea Legislativa al arranque de un nuevo período de gobierno. La principal silla del Congreso quedó en manos de Rodrigo Arias, una figura histórica del PLN con más de cinco décadas en la arena política costarricense.
El mensaje es claro para el gobierno entrante del presidente electo Rodrigo Chaves y su Partido Progreso Social Democrático (PPSD), cuya bancada apenas cuenta con 10 congresistas y no tiene mayor experiencia política, al menos en Cuesta de Moras.
Las fracciones de Liberación Nacional (PLN), Unidad Social Cristiana (PUSC), Liberal Progresista (PLP) y Nueva República (PNR) anunciaron, desde este 30 de abril, haber alcanzado una agenda conjunta para dirigir el Congreso en los próximos meses. Alegaron haber encontrado mayores coincidencias de arranque entre ellas, que con el Frente Amplio (FA) y el partido oficialista, tan novedoso (se creó para las últimas elecciones) como desconocido todavía.
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Ese acuerdo finalmente se trasladó a la elección de figuras en puestos de poder en el Directorio, como ocurre usualmente. Además del PLN, con Arias, las cuatro fracciones del acuerdo de este 30 de abril llenaron la mayoría de plazas restantes de poder, con su combinación de 41 votos que también podría servirles para empujar los proyectos que les permita sus coincidencias ideológicas.
El partido de gobierno, que inicialmente fue relegado de esas negociaciones, finalmente se plegó al acuerdo de mayoría y se dejó la segunda secretaría del Congreso. Este es un movimiento que parece pequeño, pero que al menos le permitirá tener cierta injerencia en las decisiones administrativas del Congreso y presencia en una de las tres sillas de dirección principal del Congreso.
Pilar Cisneros, jefa de fracción del oficialista PPSD, dijo considerar que su bancada podría coincidir hasta con un 95% de los ideales de las fracciones de ese acuerdo mayoritario de la oposición. Sin embargo, hacia adelante es una interrogante si coincidirán en la formas de ese acuerdo y si las fracciones de oposición tratarían de evitar que se les acuse de un cogobierno. Esto es algo que ya pesó en la campaña electoral de este 2022 en el caso de los partidos tradicionales y su relación, a veces cordial, con Acción Ciudadana (PAC) y su administración saliente.
¿Qué significa?
Si se revisan los registros históricos de los primeros años de cada cuatrienio, solo una vez la Presidencia del Congreso quedó en manos de la oposición desde el nacimiento de la Segunda República. Aquella ocasión fue en 1966, cuando Rodrigo Carazo, por entonces legislador del PLN, se dejó la dirección del Congreso en la administración de José Joaquín Trejos, del viejo Partido Unificación Nacional (PUN).
La situación no se repitió desde entonces, en 13 gobiernos distintos. La Presidencia legislativa incluso se la dejó el PAC en 2014 y 2018, a pesar de haber contado con bancadas de 14 y 10 legisladores, en cada ocasión, respectivamente.
El PPSD de Chaves, con su decena de legisladores, apenas se pudo dejar la segunda secretaría del Congreso, en manos de su fundadora Luz Mary Alpízar. Ella fue secretaria general del Partido Nueva Generación (PNG) por seis años, trinchera desde la que aspiró a diversos cargos políticos sin éxito, y es de las pocas legisladoras del PPSD con alguna experiencia política reconocida.
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Según Eugenia Aguirre, politóloga de la Universidad de Costa Rica (UCR), eso pudo restar aún más fuerza al partido oficialista para la negociación política y habrá que observar cuánto lo haga en los próximos meses, en la gestión regular del Congreso.
“No se debe perder de vista que estamos recurriendo a la elección en el Poder Ejecutivo de un partido nuevo y sin experiencia parlamentaria.... cuando el PAC llegó al poder ya tenía algunas experiencia en esta línea”, puntualizó.
Los otros puestos del directorio del Congreso se los dividieron las fracciones del PLN, del PUSC, del PLP y del PNR. Ellas dijeron encontrar mayores coincidencias programáticas entre sí que con el mismo partido de gobierno, el cual todavía les representa una incógnita en términos ideológicos y prácticos, o con el Frente Amplio (FA), ubicado en la izquierda política y económica.
Precisamente el acuerdo de fracciones hace referencia a un grupo de diputados que tiende más al centro o al centro-derecha en cuestiones políticas y económicas, al menos según se aprecia inicialmente.
El PUSC se dejó la primera secretaría, en manos de la diputada Melina Ajoy; Nueva República la vicepresidencia, en manos de Gloria Navas; el PLP la primera prosecretaría, con Gilberto Campos; y el PLN ocupó el puesto adicional de la segunda prosecretaría, con Rosaura Méndez.
Un FA excluido
El PPSD obtuvo un puesto en el directorio legislativo, tras anunciar cierto nivel de acuerdo con las cuatro fracciones de oposición y sus posturas expresas. No obstante, habrá que observar si el PPSD finalmente se adhiere a esas bancadas en la práctica, una vez que sea gobierno.
El acuerdo mayoritario también deja nuevamente al Frente Amplio excluido de los puestos de poder del Congreso.
En sus primeras declaraciones a la prensa, el nuevo presidente del Congreso, Rodrigo Arias, hizo énfasis en dejar abiertos canales de diálogo permanentes y “tender puentes, en medio del respeto a las diferencias”. “Ningún partido político puede solucionar los problemas del país solo”, subrayó.
Sin embargo, habrá que observar si eso se puede traducir en el desempeño legislativo final de las fracciones. Fracciones más liberales y el propio Frente Amplio han sido acusadas, en el pasado, de obstaculizar el avance de iniciativas apoyadas por mayorías.
El tipo de oposición también ha variado en el tiempo. Fracciones más viejas del FA y del Movimiento Libertario, por ejemplo, llenaban de mociones iniciativas para estancarlas; pero más recientemente la oposición ha sido más constructiva.
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Las relaciones finales entre bancadas, como siempre ocurre al inicio de cada cuatrienio, son un misterio que solo se dilucidará con el tiempo.
A pesar de la exclusión del FA, la elección de Rodrigo Arias mostró algún indicio de cohesión inicial. La votación a su favor de 50 de 57 diputados (todos menos los del FA y algún otro disidente de otras fracción cuyo voto es secreto) implica el mayor respaldo histórico a cualquier presidente legislativo, según los registros del PLN.
Sobre la relación de la Asamblea con el Ejecutivo, el presidente legislativo Arias ya envió algún consejo a la nueva ministra de la Presidencia, Natalia Díaz. A la exdiputada del ML y hasta hace poco candidata presidencial de su partido Unidos Podemos le comunicó su deseo de que “esté muy cerca de las fracciones de oposición y que se inicie un verdadero dialogo”.