Costa Rica mejoró su situación respecto a los trabajos forzosos en el país aunque todavía persisten en diversos sectores, dijo este viernes el relator especial de las Naciones Unidas para nuevas formas de esclavitud, Tomoya Obokata.
"Identifiqué indicadores de trabajos forzosos en varios empleadores en diversos sectores como agricultura, trabajo doméstico, servicios, transporte o construcción", destacó Obokata durante la presentación preliminar de su informe.
El relator agregó que entre los indicadores detectados se encuentran "largas jornadas de trabajo sin suficiente tiempo para ir al baño o a comer, bajos salarios, acoso o violencia, incluyendo de naturaleza sexual, y lugares de trabajo insalubres".
El experto visitó a Costa Rica durante nueve días y se reunió con representantes de todos los sectores del país. Obokata destacó los avances de Costa Rica en la implementación de marcos jurídicos de defensa de los trabajadores que incorporan instrumentos internacionales de derechos humanos y laborales.
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Entre ellos, el aumento de la edad mínima hasta los 15 años para comenzar a trabajar y el incremento hasta los 17 años de la educación obligatoria.
Sin embargo, el relator matizó que la creación de leyes no se traduce muchas veces en su aplicación y son pocas las víctimas que consiguen amparo institucional. ”Me di cuenta de que los marcos legales e institucionales sobre esto son sólidos en Costa Rica, pero me genera preocupación el hecho de que solo un pequeño número de víctimas están identificadas y asistidas”, dijo Obokata.
El relator de la ONU pidió al gobierno costarricense trabajar más cerca a las organizaciones de la sociedad civil para que “más víctimas puedan beneficiarse de los sistemas de protección”. ”He descubierto que pobreza, inequidad y discriminación están entre las principales causas de nuevas formas de esclavitud en Costa Rica”, puntualizó Obokata.
También mencionó la situación de migrantes en Costa Rica en los últimos tiempos, principalmente nicaragüenses y venezolanos que huyen de las crisis políticas, económicas y sociales de sus respectivos países. ”Soy consciente de que el riesgo de nuevas formas de esclavitud es muy alto entre estos y otros grupos de población vulnerable”, dijo el relator.
Principalmente señaló a migrantes, pueblos originarios, afrodescendientes y con diversidad sexual, dijo el relator internacional.