La presencia del Partido Liberal Progresista (PLP) en la Asamblea Legislativa se diluye: cuatro de sus seis diputados electos renunciaron a la bancada para declararse independientes.
El primer paso a un lado lo dio Kattia Cambronero en noviembre pasado, mientras que el anuncio más reciente lo hizo Luis Diego Vargas en mayo del presente año. El “rumbo” que toma el partido es objeto de crítica entre sus antiguos militantes.
Estos movimientos no son nuevos en la dinámica política. No obstante, el caso del PLP —fundado en el 2016— se suma a una situación poco común en la historia reciente del Congreso: agrupaciones que pierden a la mayoría de sus representantes.
De acuerdo con Kattia Benavides, especialista en política legislativa, desde que inició el fenómeno de las “independencias” en 2002, se contabilizan solamente dos partidos que concluyeron la legislatura con uno o dos diputados.
Las agrupaciones políticas que no superaron la militancia de más de dos legisladores tampoco ganaron curules en las siguientes elecciones. No obstante, Gilberto Campos, jefe de fracción del PLP, asegura que “el partido está fuerte y está a punto de cumplir los requisitos que establece la legislación electoral para su participación en 2026”.
La capacidad de liderazgo que demuestren los sobrevivientes del PLP será clave para el futuro de la agrupación. Eliécer Feinzaig, la cara popular del partido, tendrá que poner nuevamente los colores de la bandera en el paisaje político y posicionarse en la discusión en redes sociales, tal como lo hizo en las elecciones pasadas y que contribuyó al éxito para obtener curules en el Congreso.

¿Mal liderazgo?
Kattia Cambronero inició las renuncias al partido. La legisladora manifestó en noviembre anterior que “el partido ha derivado en una plataforma de cálculos políticos a corto plazo y, últimamente, ha comenzado a girar en torno a una figura y visión únicas“.
La ruptura entre las bases del partido y su cúpula también motivó las salidas de Johanna Obando y Cynthia Córdoba, quienes también manifestaron su descontento por la falta de respaldo de la fracción en la lucha por la implementación de la red 5G. Luis Diego Vargas, por su parte, renunció porque el PLP “perdió su visión y rumbo”.
Ahora los únicos sobrevivientes son Campos y Feinzaig. Estos dos congresistas se sacuden las críticas de sus excompañeros de bancada y aseguran que, contrario a lo que pueda pensarse, se mantienen en crecimiento a través de asambleas cantonales.
Campos indicó a EF que las salidas no son culpa del liderazgo de Feinzaig y, más bien, teorizó sobre las razones que él considera que están detrás del abandono de los legisladores.
“La salida de Cambronero no es otra cosa que la manifestación explícita de su cercanía con la izquierda. Obando y Córdoba se metieron en problemas violentando la línea de fracción con su cercanía con Huawei y los chinos. Mientras que Diego Vargas sucumbe al ofrecimiento de Natalia Díaz que intenta posicionarse como la heredera del chavismo”, considera Campos.

El PLP se sumará al grupo de fracciones que concluyen la legislatura con dos o menos integrantes. En el periodo 2018-2022 el Partido Integración Nacional (PIN) inició con cuatro congresistas y concluyó su etapa con la mitad; el Partido Republicano Socialcristiano inició con dos y se separó uno.
Pero si se toman en cuenta todas las grandes separaciones se debe mencionar la del Partido Acción Ciudadana (PAC) en el 2002-2006, cuando pasaron de 15 a 8 diputados. En el 2018-2022 el Partido Restauración Nacional comenzó con 14, quedaron ocho y los seis restantes representaron al Partido Nueva República.
“Mis papás me enseñaron valores muy fuertes. Y cuando doy mi palabra para comprometerme con un proyecto, con una idea o con una lucha, yo lo voy a hacer hasta el final”, aseguró Campos sobre su permanencia en el partido.
Feinzaig, por su parte, manifestó a los medios que están saneando y poniendo orden en el partido. “Los que no se pueden acomodar en ese orden no tienen espacio en él”.
Sobrevivir a las elecciones 2026
La poca representatividad en la Asamblea suele cobrar una alta factura en las siguientes elecciones. Así se demostró en el proceso electoral del 2022, cuando el PIN y el Republicano Socialcristiano no alcanzaron ninguna curul en la actual legislatura.
En cambio, cuando las salidas no representan la mitad de la fracción, la vida en Cuesta de Moras puede llegar a prolongarse un par de elecciones más.
Benavides comentó que en el caso del PAC no se dio mucho perjuicio en la imagen del partido porque continuaron con representación en la Asamblea y posteriormente ganaron la presidencia de la República en dos gobiernos consecutivos.
“Los tres partidos que tuvieron importantes pérdidas de sus fracciones (Restauración, PIN y Republicano) quedaron sin representación en la legislatura actual. Es decir, las últimas independencias de diputados generaron una desintegración dentro de la Asamblea y sí les perjudicó la imagen porque no obtuvieron curules”, dijo Benavides.
El PLP aún no da a conocer al candidato para las elecciones de 2026. Se espera que en los próximos meses se anuncie la propuesta presidencial así como la lista de futuros diputados por los que apostarán.