Mientras Costa Rica ostenta un 99% en abastecimiento de agua en el ámbito intradomiciliar, la brecha de alcantarillado sanitario es grande. Al 2019, el país alcanzó el 15% de cobertura en tratamiento de aguas residuales, una cifra muy inferior a la media mundial del 60%.
El rezago histórico se refleja en el comportamiento de las inversiones de los últimos años. En el 2018 el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) destinó ¢14.599 millones a tres proyectos, lo que representó una contracción del 36% en comparación con los ¢22.952 millones que se usaron en el 2017, según datos de la entidad.
Parte del retraso se debió a la prioridad que el país le dio al abastecimiento de la cobertura intradomiciliar y de agua potable, lo que produjo que las iniciativas de alcantarillados fueran actores secundarios. Además, los créditos para realizar estas inversiones son considerablemente más onerosos, lo que entraba más el avance.
Para ponerse al día con los históricos atrasos, el AyA trabaja en la construcción del alcantarillado sanitario, un plan de mejoramiento de la Gran Área Metropolitana (GAM) dividido en dos grandes áreas: la norte, cuyas obras podrían concluir en agosto, y la sur, que iniciaría en setiembre de este año.
El letargo
A pesar del rezago histórico, durante los últimos años el país ha dado grandes pasos. Para el 2014 la cobertura era del 4,2%, lo que significa que en cinco años logró avanzar 11 puntos porcentuales. No obstante, el progreso es insuficiente. De acuerdo con Karen Chacón, investigadora del Programa del Estado de la Nación (PEN), tener poca cobertura de alcantarillado sanitario significa que los cuerpos de agua sin tratamiento vuelven a los ríos y mares.
Ahora bien, registrar un 15% de cobertura le permitió estar por encima de Honduras (11,6%), si bien se queda rezagada con respecto a Argentina (19%), Uruguay (45%) y Chile (90%), según datos revelados en abril anterior en la Conferencia Latinoamericana de Saneamiento (Latinosan).
El indicador (15%) convierte a Costa Rica en uno de los países de América Latina con menor cobertura en materia de alcantarillado sanitario.
Ese letargo se refleja en las inversiones que el país ha realizado en los últimos años. A pesar de que hay crecimientos importantes, al analizar las cifras proporcionadas por el AyA se nota que estos no son constantes.
A junio del 2019, la institución había destinado ¢5.963 millones a proyectos de alcantarillado
¿Por qué hubo poco avance?
El lento avance en cobertura de alcantarillado sanitario se debe a que el país priorizó los proyectos de acueductos.
La institución realizó inversiones en los años setenta y no volvió hacerlo sino hasta el 2006, cuando se aprobó el préstamo para el Programa de Mejoramiento del Área Metropolitana, según Yamileth Astorga, presidenta ejecutiva del AyA.
“Es hasta ahora que hemos venido adquiriendo préstamos con otros proyectos. Estos no vienen aislados, sino que vienen bajo toda una lógica de política pública en saneamiento que promovimos en conjunto con las diferentes entidades del Estado, incluyendo el Ministerio de Hacienda”, agregó Astorga.
Los préstamos para construir el alcantarillado sanitario son más onerosos que los de agua potable, por lo que requieren apoyo del Estado, ya que el costo es de cinco a siete veces mayor que el de los acueductos.
Cuando la institución es deudora, los empréstitos se pagan con los ingresos de la tarifa. Si se incorporaran el diseño y la inversión de los proyectos de saneamiento, la tarifa se “elevaría demasiado”, según Astorga.
A esta situación podría ayudarle un esfuerzo de los clientes, de acuerdo con el criterio de Yessenia Calderón, expresidenta ejecutiva del AyA.
“El alcantarillado sanitario son inversiones más onerosas; requieren de mayor tarifa. Mucha gente justifica que no pueden ser pagadas por el AyA, pero la gente no quiere sacar más dinero del bolsillo, aunque sí pagan hasta cuatro celulares por familia”, indicó Calderón.
Paso a paso
Actualmente, la institución se enfoca en la construcción del alcantarillado sanitario de la Gran Área Metropolitana, un proyecto que, si bien es cierto es fundamental para el país, genera grandes congestionamientos viales en diferentes puntos de la capital.
“En ese sentido no se puede parar y lo peor es que ya todo está construido. Es ahí donde generan molestias y el trabajo de quienes ejecutan la obra se hace sumamente incómodo. Es de alto riesgo si se dejan pasar los vehículos”, afirmó la presidenta ejecutiva del AyA.
El proyecto está dividido en dos grandes áreas: la red norte y la red sur.
La primera está en una fase avanzada y podría concluir en noviembre, en vista de que se ultiman detalles finales en Coronado, Moravia, Goicoechea y parte de Tibás.
Por su parte, la construcción del proyecto alcantarillado sanitario redes sur comenzaría en agosto de este año, tiene un costo de $7,8 millones y ya se adjudicó a la empresa Turbina.
La red sur recolectará y tratará las aguas residuales de 1.100.000 personas de 11 cantones.
La génesis del alcantarillado sanitario
FUENTE: AYA || E.E. / EL FINANCIERO.