Este lunes 12 de agosto, los diputados tenían en su agenda votar en primer debate el proyecto de ley 24.207, el cual pretende abaratar el precio de los tiquetes aéreos entre Costa Rica y Centroamérica, y que tuvieran un precio máximo de $126. Además, beneficiaría los vuelos a República Dominicana. Sin embargo, la fracción del partido oficialista y miembros del gobierno mostraron su inconformidad con la iniciativa y presentaron más de 60 mociones para retrasar su discusión.
La propuesta, presentada por el congresista liberal Eliecer Feinzag, fue dispensada de todo trámite legislativo para buscar una aprobación más veloz. Es decir, no tuvo un análisis en comisión legislativa.
Las autoridades de gobierno están en contra de este proyecto pues consideran que afectará negativamente al sector turístico nacional. Según Pilar Cisneros, jefa de fracción del oficialismo, la principal preocupación es que los turistas ya no se queden las 13 noches en el país, como actualmente lo hacen, y se afecte el flujo de divisas.
“Si se abaratan los vuelos a todo Centroamérica la gente va a hacer lo mismo que hace cuando va a Europa, que es ir dos días a un país, tres días a otro, cuarto a otro… Entonces, se va a afectar mucho el turismo local. Hay una enorme preocupación”, dijo Cisneros ante una consulta de EF.
La diputada, así como diversas autoridades del gobierno, solicitan a los diputados que el texto vaya a una comisión para poder analizar el impacto que tendría sobre el turismo nacional.
Segúnel proyecto 24.207, el peso de los cargos y tasas aeroportuarias e impuestos asciende a más de un 100% del precio de un viaje en una vía que una aerolínea de bajo costo puede ofrecer a pasajeros en la región. Esto también permea en la intención de los viajeros nacionales por los destinos anexos, ya que en ocasiones (dependiendo de la temporada) los precios son similares a destinos en Estados Unidos, por ejemplo.
El texto plantea que el impuesto de salida que se paga directamente en los tiquetes de avión sea de máximo $14 y no de $27 como es actualmente. Esto sería posible si la tarifa limpia del boleto (precio sin impuestos) no supera los $80 en viaje redondo, o $40 si es solo de ida y que los cargos por impuestos y tarifas de aeropuertos no sean mayores a $23 en cada país.
Consecuentemente, esa reducción afectaría los ingresos que percibe el gobierno por este rubro de impuestos.
Otro punto importante es que esta reducción se aplicaría solo cuando los países son el destino final del viajero y no escalas hacia destinos extrarregionales. Además se debe contar con reciprocidad del otro país.
Periodista con experiencia en la cobertura de economía, negocios y temas inmobiliarios en distintos medios. Graduado de la Universidad de las Américas. Actualmente miembro del equipo de Economía y Política de El Financiero.
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