Son septuagenarios, quieren vencer a Donald Trump y arrastran una experiencia parlamentaria de décadas. Ahí terminan las similitudes entre Joe Biden, líder de los demócratas moderados, y Bernie Sanders, quien aboga por una “revolución” política.
Después del supermartes, con el resurgimiento del exvicepresidente de Barack Obama en la carrera por la nominación demócrata y el abandono de otros precandidatos, ambos se perfilan para un cara a cara.
La aspirante demócrata a la Casa Blanca Elizabeth Warren, que llegó a liderar las encuestas de intención de voto a nivel nacional, abandonará la carrera por la nominación partidaria tras malos resultados en las internas en varios estados, informaron este jueves medios estadounidenses.
Warren, una senadora progresista de Massachusetts de 70 años, hablará con su equipo de campaña el jueves y anunciará que suspenderá su candidatura presidencial, según CNN.
Dos hombres, dos estilos
De sonrisa brillante y cabello cuidadosamente peinado, Joe Biden es un político a la antigua, emotivo y proclive al contacto físico.
Sus manifestaciones de afecto (abrazos, apretones de manos, incluso algún beso en la cabeza a una exlegisladora) provocaron una controversia que él desactivó argumentando que actúa siempre de buena fe y que pertenece a un tiempo en que las normas sociales eran distintas.
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El exsenador de Delaware, de 77 años, goza de un capital de simpatía relativamente alto debido en gran parte a que no duda en mostrar emoción y empatía. Incluso sus numerosos errores ayudan a humanizarlo.
Su vida privada estuvo marcada por la tragedia. Y el dolor que experimentó con la muerte de su esposa y su pequeña hija en un accidente automovilístico en 1972 y el fallecimiento de su hijo Beau por cáncer en 2015 es bien conocido por los estadounidenses.
Bernie Sanders, de 78 años, con su rebelde cabello blanco, tiene un estilo más austero y áspero.
Tiene fama de gruñón y no muy sociable, y a pesar de que en los actos políticos aparece relajado y se le ve muy cercano a sus seguidores, durante sus discursos apasionados puede dar la impresión de que está enojado.
Conocido y caricaturizado por la forma en que agita los brazos o señala con el dedo al hablar, el senador de Vermont es ferozmente independiente.
A diferencia de su rival, un pilar del establishment demócrata, Sanders nunca formó parte del partido.
Su ardor en la defensa de ideas decididamente de izquierdas dio un nuevo impulso a los demócratas y despertó el entusiasmo entre sus partidarios, pero hace que sus críticos se estremezcan por su radicalismo y lo consideren tan polarizante como el presidente Trump.
Ambos septuagenarios suscitaron dudas sobre su salud. Bernie Sanders sufrió un ataque al corazón en octubre, y Joe Biden tiene a menudo achaques.
El moderado y el socialista
Con sus posiciones centristas, Biden se coloca del lado de la continuidad. Para muchos estadounidenses nostálgicos de la era anterior a Trump, más pacífica, el “Tío Joe” es tranquilizador y encarna una cierta normalidad.
"La gente no quiere una revolución, quiere resultados", insiste el exvicepresidente refiriéndose a las medidas radicales propuestas por Sanders.
“No se puede vencer a Trump con las mismas recetas de siempre”, responde Sanders, que se define a sí mismo como socialista, un término que para muchos estadounidenses que vivieron la Guerra Fría sigue siendo chocante, y proclama que quiere revolucionar Estados Unidos.
Voto negro, voto latino
Las diferencias entre los dos hombres también son evidentes si se examina su base de apoyo.
El éxito de Biden en el supermartes se debe en gran parte a su popularidad entre el electorado negro. También lo prefirieron las mujeres, las personas mayores y los graduados.
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Bernie Sanders pudo contar, especialmente en California, con los hispanos, y también atrajo a jóvenes y votantes independientes.
Pero el voto latino está lejos de ser homogéneo, y sus halagos de ciertos aspectos de la revolución cubana, así como sus viajes de antaño a países comunistas, un dato desempolvado por sus contrincantes, pueden perjudicar a Sanders, sobre todo en Florida, un estado clave que alberga a una gran comunidad de refugiados cubanos.
Políticas
Bernie cree firmemente en una revisión completa del sistema de salud estadounidense, al que califica de “cruel”, y aboga por un seguro de salud universal gratuito.
También promete borrar toda la deuda de los estudiantes, una medida que fue aplaudida por sus partidarios, pero que levantó interrogantes sobre la forma de financiarla.
Biden quiere presentarse como un político más flexible y se enorgullece de poder trabajar con los republicanos. Los seguidores de Sanders, en cambio, se lo reprochan y lo fustigan por haber sido demasiado complaciente con el oficialismo.
En cuanto a la deuda de los estudiantes, Biden va menos lejos que su rival, y plantea fortalecer las formas en que los estudiantes pueden aliviarla o cancelarla.
Biden defiende ferozmente la reforma de salud aprobada bajo el mandato de Obama.
“Joe va a tener que explicar” su programa y su pasivo, atacó este miércoles Sanders refiriéndose en particular al apoyo que dio el exsenador de Delaware a la guerra en Irak. Cuando se produjo esa votación, “Bernie”, que por entonces era diputado, se había pronunciado en contra.