El pasado 11 de noviembre los productores agrícolas salieron a las calles de manera pacífica para exigir al Gobierno medidas de protección frente al incremento de las importaciones, precios justos y mejores condiciones de acceso al crédito.
El movimiento, que reunió a agricultores de distintas regiones del país, reflejó el creciente descontento de un sector que siente que pierde terreno frente a las dinámicas del comercio internacional.
Los resultados de la balanza comercial respaldan ese malestar: mientras la producción agroexportable mantiene variaciones negativas, el valor de las importaciones continúa en aumento. La tendencia, según los productores, pone en riesgo la estabilidad del campo costarricense y la competitividad de la agricultura nacional.
De acuerdo con datos del portal estadístico de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), las importaciones de bienes agrícolas registraron una variación interanual de 10,7% en el segundo trimestre del 2025, en comparación con el mismo periodo del año anterior. En contraste, la producción de bienes exportables presenta caídas desde febrero del presente año, según el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE).
Ante este panorama, El Financiero consultó a la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA) sobre los temas que demandan los productores a los candidatos presidenciales de cara a las Elecciones 2026. Además de solicitar que se priorice la producción nacional frente a las importaciones, el gremio exige acciones en las políticas públicas para el sector agro, ajustes en la política monetaria y el rechazo al Acuerdo Transpacífico.
Priorizar la producción nacional
“Las importaciones masivas de bienes agropecuarios cuando existe producción nacional solo afectan y traen pérdidas económicas para los productores”, aseguró Óscar Arias Moreira, presidente de la CNAA.
Las cifras respaldan su afirmación: la producción exportable agrícola cayó un 5,15% interanual en septiembre del 2025 respecto al mismo mes del 2024. En esa misma comparación, la producción general del sector agro registró una reducción de 1,9% en el IMAE.
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) atribuye los resultados negativos a la disminución del rendimiento por hectárea debido a condiciones climáticas adversas, especialmente en los cultivos de piña y banano.
En materia de importaciones, el panorama es inverso. El monto pasó de $277,84 millones en el tercer trimestre de 2024 a $303,21 millones en el mismo periodo de 2025, lo que evidencia una tendencia creciente.
Arias aclaró que la Cámara no se opone a la importación de alimentos “siempre y cuando estas se den en momentos de desabasto nacional, por circunstancias de clima o de algún otro factor”. Sin embargo, subrayó que el próximo gobierno debe establecer mecanismos que garanticen el consumo de la producción nacional, de manera que se fortalezca el empleo rural, los encadenamientos productivos, la seguridad alimentaria y la reducción de la dependencia externa en la canasta básica.
No aprobar el Acuerdo Transpacífico y la Alianza del Pacífico
La Alianza del Pacífico pretende avanzar hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. Además, tiene como objetivo convertirse en una plataforma de proyección al mundo, especialmente hacia la región Asia-Pacífico.
A esto se suma el Acuerdo Transpacífico, el cual reúne a 12 economías de cuatro continentes —incluidas tres del G7— y es considerado el “estándar de oro” de los acuerdos internacionales por sus altos parámetros en comercio digital, pequeñas y medianas empresas y comercio electrónico.
Por ahora, las autoridades costarricenses se mantienen a la espera de la aprobación de la incorporación a ambos esquemas. No obstante, los agricultores advierten que dicha adhesión representa una amenaza directa para la competitividad del sector agropecuario nacional, ya que los países miembros de esos bloques otorgan condiciones productivas mucho más favorables que las existentes en Costa Rica.
Algunas de las condiciones que tienen los demás mercados —a diferencia del mercado nacional—, según Arias, son: subsidios, seguros, incentivos fiscales, así como normativas ambientales y laborales muy laxas.
“Generaría una condición de competencia desigual y asimetrías productivas que pondría en riesgo la sostenibilidad de la actividad agropecuaria local”, dijo el presidente de la CNAA.
Política monetaria
El tipo de cambio y las tasas de interés también forman parte de los ejes prioritarios que los agricultores solicitan que se ajusten.
La apreciación del colón hace que los exportadores nacionales reciban menos colones por cada dólar que ganan. El monto más alto en el que se ha cotizado la divisa durante el 2025 —hasta el momento — fue en ¢511.43 el 4 de abril, luego de alcanzar valores cercanos a los ¢700 a mediados del 2022.
“Se requiere una política que favorezca el equilibrio entre la estabilidad económica y el impulso al sector productivo, con tasas de interés y tipo de cambio que no castiguen al productor nacional, que mantenga una estabilidad con la que los productores y consumidores se vean realmente beneficiados”, solicitó Arias.

Política para el sector agropecuario
La CNAA insiste en la necesidad de contar con una política pública agropecuaria clara, realista y de largo plazo, construida con la participación efectiva del sector productivo. Arias subrayó que esta debe incluir acceso a financiamiento, infraestructura rural, asistencia técnica con innovación tecnológica, seguros agropecuarios y mercados transparentes.
La petición se formula a pesar de la existencia del Plan Sectorial del Sector Agropecuario 2023-2027, que orienta sus esfuerzos a modernizar las instituciones del sector, fomentar la competitividad, impulsar la sostenibilidad y potenciar el valor agregado en la comercialización.
Fortalecimiento de la gestión agroempresarial
“Los pequeños y medianos productores requieren fortalecer sus capacidades en gestión agroempresarial para acceder a tecnología y crédito, mejorar su productividad y competitividad”, señaló Arias.
La organización considera urgente que los productores participen de forma más eficiente en los mercados y en las cadenas agroalimentarias, tanto a nivel nacional como internacional.
El llamado del sector agrícola busca una estrategia nacional que devuelva rentabilidad y estabilidad al campo.
