Desde hace más de 20 años está sobre la mesa la idea de trasladar las operaciones de la Cooperativa Autogestionaria de Servicios Aeroindustriales R.L (Coopesa) para ampliar las instalaciones del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
Esta es una de las obras clave para extender la vida útil del principal aeropuerto de Costa Rica, cuyo colapso podría darse en el 2045.
Con el pasar del tiempo y de los gobiernos se ha intentado la relocalización de Coopesa, que ocupa unos 60.000 metros cuadrados (m²) muy cerca de las pistas del aeropuerto y en los que se dedica al mantenimiento y reparación de las aeronaves. Sin embargo, aún hoy no hay nada concreto.
Mover las instalaciones de la empresa del oeste hacia el noroeste de la terminal permitirá ampliar como mínimo en un 40% su capacidad, lo cual es vital para satisfacer la demanda tanto de viajeros como de las aerolíneas.
Pero, ¿qué hace falta para que de una vez por todas se complete el traslado? Según Rimsky Buitrago, gerente general de Coopesa, hay dos elementos clave por los que aún no se ha completado el movimiento: la pandemia y la regla fiscal.
Los fondos para el proyecto provienen del Consejo Técnico de Aviación Civil (CTAC) pero el cierre de fronteras producto de la crisis del coronavirus mermó los ingresos que provenían del turismo y por otra parte, la aplicación de la regla fiscal a las instituciones públicas limita el presupuesto que pueden utilizar.
En otras palabras, en los últimos años no ha habido los fondos suficientes para avanzar con el proceso, lo que agrega un nuevo capítulo a una historia interminable marcada por los retrasos.
“La regla fiscal limita el uso de esos fondos y, por lo tanto, el Consejo Técnico de Aviación Civil (CTAC) no ha podido invertir una gran cantidad de recursos en obras que están pendientes, dentro de ellas el traslado de Coopesa porque mantiene todavía una deuda importante con las empresas que son gestores de los dos aeropuertos, tanto de Liberia como de Santa María. Entonces, hasta que no salga de esas deudas, no va a poder atender otras obras de inversión, dentro de ellas el traslado”, explicó Buitrago.
El monto total del traslado de operaciones todavía se desconoce, ya que tanto Coopesa como el CTAC están en proceso de actualización de los costos.
La proyección de Buitrago es que al cierre de 2023 se tengan actualizados los costos del traslado de instalaciones y que el año entrante ya estén presupuestados para arrancar a la brevedad con los movimientos. La expectativa es que el traslado pueda arrancar incluso en algún momento de 2024 o 2025 y tardaría aproximadamente año y medio.
Por otra parte, Fernando Naranjo, director de Aviación Civil, confirmó que están discutiendo con la cooperativa el monto que aportará el Estado en este nuevo intento de movilización. En 2019, en un acuerdo del CTAC se estableció la cantidad que el gobierno aportaría, pero la situación cambió.
“Actualmente estamos reiniciando negociaciones con Coopesa y digo negociaciones porque han planteado cuánto sería lo que a ellos les cuesta trasladarse, lo cual es un monto diferente a lo que se estableció en el acuerdo del CTAC en 2019″, afirmó Naranjo en la Comisión de Infraestructura de la Asamblea Legislativa, el pasado 28 de agosto.
De acuerdo con el funcionario, el otro punto clave es contar con una planificación financiera detallada que se apegue a la regla fiscal y al tope presupuestario. Sus expectativas de avance no son tan halagüeñas como las de Buitrago.
“Para el año 2026 o 2027 deberíamos estar iniciando con el traslado de Coopesa”, puntualizó Naranjo.
El cambio de ubicación es una necesidad para Coopesa también, ya que se espera que las nuevas instalaciones sean de 120.000 m² y que la fuerza laboral crezca en al menos 500 puestos. Esto le permitirá ampliar su capacidad operativa, ya que actualmente deben rechazar hasta 115 servicios por año y cada uno de ellos representa unos $600.000.
Inclusive, los talleres están en capacidad máxima durante lo que queda del año y en 2024, por eso la idea es que cuando esté todo autorizado, el movimiento se vaya realizando de forma paulatina, para no pausar las operaciones cotidianas.
El intento más reciente de traslado
El 24 de enero de 2020 se colocó la primera piedra de las nuevas instalaciones de la cooperativa. En aquel momento se presupuestaron $63 millones para la relocalización en un terreno ubicado en Los Cocos de Alajuela.
La obra tardaría unos 24 meses en completarse y contempla la construcción de tres hangares, rampas para la circulación de aeronaves, accesos de seguridad y áreas de oficinas y zonas verdes.
A raíz de la pandemia y el cierre de fronteras aéreas el proyecto quedó en el aire por falta de ingresos y ahora se intenta culminar en el mediano plazo.
En marzo de 2019, el Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop) autorizó un crédito por ₡1.230 millones para las obras de reubicación, además les permitiría a Coopesa pagar algunos pasivos adquiridos con la banca estatal y ordenarse financieramente para comenzar las obras de traslado.
Además, en julio de 2022 la empresa inauguró un hangar temporal, el cual le podría generar hasta $5 millones de ingresos adicionales.
Cuando la compañía empezó operaciones en 1963 contaba con 130 empleados, hoy son 850 personas atendiendo aviones de 17 países. En el momento de su fundación, la industria aeronáutica tenía poco movimiento en el país; de hecho, sus instalaciones eran catalogadas como las más modernas de Centroamérica y no se consideró ni la opción de aumentarlas ni tampoco de buscar otro espacio porque en aquella época el tráfico aéreo era escaso.
Pero en ese entonces no se previó que seis décadas después la industria de la aviación en el país despegara de la forma en la que lo ha hecho, recibiendo cada vez más pasajeros y aeronaves.
No fue hasta finales de los años 90 cuando se empezó a barajar la posibilidad del traslado, que hoy sigue en el aire.