Homicidios, secuestros, violaciones, bloqueos de carreteras y saqueos de tiendas son el diario vivir durante los últimos años en Haití. No es algo completamente nuevo en la historia de dicha nación, pero durante este mes la situación alcanzó su punto más álgido.
La agitación en Haití ha incrementado desde el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moïse y la viuda del mandatario se cuenta entre los sospechosos del magnicidio.
El primer ministro, Ariel Henry, asumió el mando pese al descontento de los haitianos. Desde ese momento la impopularidad de Henry ha caldeado los ánimos de las pandillas. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el mes de enero 2024 fue el más violento de los últimos dos años con un total de 1.106 personas heridas, secuestradas o muertas.
“Al menos 806 personas, que eran ajenas a los enfrentamientos violentos que sucedieron, resultaron muertas, heridas, o secuestradas en enero de 2024. Además, cerca de 300 miembros de bandas resultaron asesinados o heridos”, anunció la ONU.
El 29 de febrero fue el día clave para que las pandillas tomaran el control. Henry se encontraba en Kenia firmando un acuerdo que daría luz verde al despliegue de 1.000 agentes de policía de Kenia en Haití; mientras tanto las pandillas liberaron a miles de reclusos de dos cárceles, tomaron comisarías y oficinas gubernamentales.
Las bandas criminales quieren la destitución de Henry, quien se encuentra en Puerto Rico ante la imposibilidad de aterrizar en Haití, anunció el lunes 11 de marzo su dimisión siempre y cuando se establezca un consejo de transición. Si la crisis continúa, será inevitable un mayor éxodo de haitianos por Centroamérica.
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Violencia a tope
La pobreza caracteriza a Haití, país con 11,5 millones de habitantes donde el presupuesto anual es de $2.200 millones. La escasez está aumentando ante el poder de las pandillas que ocasionan una crisis humanitaria donde la atención sanitaria y el suministro de alimentos está restringido.
Ante la ausencia de Henry, quien se encontraba en Kenia acordando acciones para devolver un poco de seguridad a los ciudadanos como parte de una misión que el primer ministro solicitó en 2022, las pandillas tomaron el control de instituciones públicas, comisarías de policías y liberaron a miles de reclusos.
El director nacional en Haití del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Jean-Martin Bauer, dijo al medio estadounidense The New York Times que la situación financiera de muchas personas es precaria porque es demasiado peligroso para la gente salir a trabajar, y muchas personas ganan su dinero por día.
Haití se acerca a cumplir tres años de intenso enfrentamiento entre pandillas. Tan solo en los últimos dos años la Policía Nacional ha experimentado la salida de 3.000 oficiales debido a la crisis que atraviesa el país.
Para las bandas no es complicado hacerse con el poder, ya que superan en número y hasta en armas al ejército y policía del país.
El nivel de violencia se duplicó el año pasado, comparado con el 2022, ya que se registraron 5.000 personas asesinadas y otras 2.500 secuestradas según estadísticas de la ONU.
Las pandillas
Puerto Príncipe es el epicentro de los enfrentamientos pero cada vez se extiende más hacia las afueras y afecta a los agricultores que no pueden trasladar sus cosechas por el cierre de carreteras.
La criminalidad está orquestada por pandillas, pero existe un líder que tiene historial: Jimmy Chérizier, conocido como Barbecue, expolicía acusado de liderar masacres. Él es el cabecilla del grupo G-9.
“Nuestro primer paso en la batalla es derrocar al gobierno de Ariel Henry, como siempre lo hemos dicho. Luego aseguraremos que el país tenga un Estado fuerte con un sistema de justicia fuerte para luchar contra los corruptos”, informó a los medios durante una conferencia de prensa.
El G-9 armó se alió con la pandilla G-Pèp y crearon “Vivir Juntos” que se concentra en atacar de manera conjunta y coordinada para derrocar al gobierno actual.
Nuria Marín, analista internacional, indicó que las pandillas se ven alimentadas por jóvenes disgustados con el gobierno porque no se brindan servicios, soluciones y oportunidades. “Para ellos su único referente de liderazgo son las pandillas que prácticamente se convierten en familias, por una parte, y por otra parte les brindan un sentido de pertenencia”, dijo.
El movimiento no aprueba el consejo de transición que promueve Henry. El descontento se suma a que aún falta tiempo para elegir a un nuevo presidente, ya que está agendado para el 2025.
Dicho consejo tendría que ser conformado por personas que den credibilidad a los haitianos en el periodo a gobernar.
Éxodo haitiano
La situación en la nación caribeña mueve a los haitianos a buscar soluciones fuera de sus fronteras. La meta es llegar a Estados Unidos, pero para lograrlo el camino pasa por Centroamérica.
“Cada migrante le cuesta dinero a los Estados Unidos… imagínense para Centroamérica donde ya estamos viviendo serios problemas económicos. Claro está que los migrantes no buscan quedarse en Centroamérica, pero sí hay un paso por la región que tiene consecuencias devastadoras en términos humanos”, comentó Marín.
El paso de los haitianos por Centroamérica tiene dificultades en temas de idioma —el idioma oficial de Haití es francés— y económicos. Los gobiernos tienden a adecuar políticas migratorias ante la ola de extranjeros que se acercan por las fronteras en busca de ayuda ante las condiciones de su país natal.