Entre tanto déficit, el objetivo principal del Gobierno suele centrarse en obtener mayores ingresos, y reducir algunos de los costos de la función pública. Si bien ello es necesario, la actual coyuntura de la economía nos debe obligar a replantear el rol que el sistema tributario tiene en nuestro país, a fin de convertirse en un instrumento de avance económico, estableciendo las bases de desarrollo de nuestra sociedad.
Por ello, no basta con centrarse solo en buscar mayores ingresos. “Recaudar no basta” es el nombre de una investigación realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo, en donde se pone de manifiesto la importancia que tiene el sistema tributario en nuestros países, más allá del mero contenido numérico y recaudatorio. En este amplio trabajo se menciona que “nuestros países tienen hoy la oportunidad y la necesidad de adoptar reformas tributarias que no sólo generen ingresos fiscales sino que, fundamentalmente, apoyen el desarrollo sostenido e inclusivo de nuestras sociedades”. Y ellos se logra, entre otras cosas, adaptando el sistema a nuestra realidad, e incluyendo progresividad y sencillez en el sistema.
Medir una reforma fiscal solo en función de los ingresos inmediatos que esta generará es un error. El Estado debe utilizar la ventana política que ofrece un proceso de reforma como el actual, para establecer una mejora en las condiciones de las empresas, verdaderos motores económicos de nuestra economía, para que puedan generar empleo, riqueza e innovación.
El actual proyecto de reforma es recaudatorio y carece de verdaderas medidas de desarrollo: se establece un sistema global a medias, se busca limitar la deducción de intereses con fórmulas excesivas, se siguen tratando indebidamente a las empresas de servicios y a los intangibles, no hay beneficios a la investigación y al desarrollo, entre otras.
Aprovechemos la coyuntura y no perdamos el norte: con solo recaudar no basta.
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