Rodrigo Arias, presidente de la Asamblea Legislativa, analiza el desempeño de la nueva nómina del Congreso en sus primeros tres meses de labores. Arias considera que el parlamento está cumpliendo, a su modo, con su función.
El diputado y figura de amplia trayectoria en el Partido Liberación Nacional (PLN) evita un discurso confrontativo con el Ejecutivo, aunque sí reconoce que este ha enviado una agenda al Congreso con menos proyectos de la que se le ha pedido.
Arias conversó este 20 de julio con EF. Este es su balance que hace hasta el momento sobre ese ‘nuevo Congreso’ que dirige desde mayo pasado.
LEA MÁS: La Asamblea ‘Fantasma’: diputados cumplen sus primeros tres meses sin protagonismo
La Asamblea Legislativa en estos primeros tres meses se ha visto como un actor secundario hasta cierto punto, tanto en legislación como en control político. ¿Cómo evalúa estos primeros meses?
— Yo veo a la Asamblea cumpliendo su función. Me siento muy contento de lo que hemos logrado en estos casi tres meses y me parece que la Asamblea no siempre es eso que la gente quisiera ver, de debates encendidos o mucha alharaca, mucha bulla; ese no es el verdadero sentido de un Congreso de la República. Yo me siento contento de haber introducido un ambiente de diálogo, un ambiente de respeto interno y un ambiente en que se trata de buscar el mayor acuerdo posible para llevar las cosas que van a Plenario. Ya vendrán las votaciones en que cada fracción se va a ir marcando según sus principios ideológicos. Algunos ya muy pronto serán noticia, como la ley de flexibilidad laboral, por ejemplo, se verán votaciones diferentes y eso vendrá.
¿Qué es lo que ha pasado?, es una cosa sencilla. Llega un gobierno nuevo, que no tiene una tradición partidaria, ni una agenda legislativa previa. A eso se le junta una reforma constitucional que hace que comience su período con una agenda de sesiones extraordinarias (en que el gobierno controla la agenda legislativa) y lógicamente entonces no se han presentado proyectos que uno sienta que van a representar al gobierno y que puedan ir a plenario en tan poco tiempo.
Ahora que iniciemos el período ordinario (en que el Congreso controla su agenda) probablemente ya se vaya a ver mayor actividad en cuanto a la aprobación de proyectos de ley. Pero la Asamblea no es una fábrica de leyes, ni se mide su eficiencia por la cantidad de leyes que se aprueben.
¿El ritmo que hemos visto hasta ahora no es el ritmo que veremos el resto del cuatrienio?
— Por supuesto que no. Cada cosa tiene su momento. Si usted me dice ‘mire, es que no ha habido nada trascendente’ o ‘se ve una Asamblea muy inactiva’, bueno, por el momento está en paz; en buena hora está en paz en una democracia. Vendrán momentos en los que habrá más acción. Si el gobierno decide hacer algo indebido, la Asamblea va a reaccionar.
Pero a esta Asamblea también se le critica por un control político deslucido. ¿Esto es por el período de ‘luna de miel del que siempre se habla con las nuevas administraciones o cómo lo interpreta?
— La Asamblea Legislativa ha ejercido un debido control político, racional. Yo mismo califiqué de indebida la visita que el presidente hizo a la Fiscalía y consideré que fueron inapropiadas las expresiones del presidente ante la Corte. Por un lado, me parece que es válido reprocharle a la Corte la mora judicial, que los juicios duran muchísimo, el costo de la justicia, eso es válido cuestionarlo. Pero no es válido aprovechar esa oportunidad para hacer referencia a un tema personal que está siendo investigado en el Ministerio Público, diciendo que es una denuncia canalla. Yo creo que eso es indebido y ya lo dije públicamente en su momento.
Siento, además, que el país viene pasando una elección reciente de un período muy largo, hay cierto cansancio. También ganó un candidato que no estaba previsto en las encuestas y con un mensaje diferente, que atrajo a personas inconformes con el establishment y con los partidos políticos; y el presidente en estos meses ha hecho cosas para mantener esa base electoral. Eso se siente en el ambiente, pero la Asamblea ya tendrá su momento.
Eso estimula el concepto de ‘luna de miel’.
— La Asamblea está haciendo lo que normalmente hace al instalarse. Nos instalamos el 1.° de mayo, usted no puede esperar que el 9 de mayo ya estén saliendo leyes. El control político seguirá existiendo y estamos proponiendo una reforma al reglamento para permitir que el espacio de control político sea diferente, que no sea solo de media hora, sino que exista un espacio mayor de deliberación en el Plenario.
¿Qué le diría a las personas que perciben una Asamblea que trabaja a “media máquina”?
— No me parece nada extraordinario. La Asamblea está haciendo lo que usualmente hace una Asamblea cuando se instala y comienza su período. Es un período de maduración y de instalación, de poner a caminar un aparato muy grande y con muchos procedimientos. Además, estamos en un período en el que la agenda no es nuestra, sino que discutimos lo que nos manda el gobierno.
¿Eso les ha afectado?
— No es que nos afecte o no. Hacemos, aprobamos y tratamos de conocer los temas que el gobierno quiere que conozcamos. Si el gobierno quiere que conozcamos menos cosas, nos convoca menos cosas. Ahora, a partir de agosto, es responsabilidad nuestra qué es lo que queremos hacer.
En sesiones extraordinarias también hay responsabilidad de la oposición de pedir y reclamar agenda.
— Cada partido político ha enviado al Ejecutivo una lista de proyectos que quisiera que se convoquen, pero no todos se convocan. Algunos poquitos se convocan, pero no podemos hacer nada más. Yo no puedo ir a Zapote y decirle a la señora Ministra de la Presidencia que haga una convocatoria porque es la que queremos. No es mi función, es de ellos, y se respeta la división de poderes.
¿De qué me siento satisfecho en este período? De tener un Congreso con seis fuerzas políticas listo, en buena armonía, con respeto entre los diputados, que se conversa mucho y se dialoga mucho, y que está preparándose para gestar reformas importantes para el país. ¿De dónde van a salir? De diferentes comisiones, de diferentes iniciativas. Algunas saldrán de la Comisión de Reforma del Estado y yo le tengo mucha fe a esa comisión, de que se pueda dar una nueva visión de cómo conformar un nuevo poder político, un nuevo Estado costarricense mucho más ágil y más eficaz, más fuerte en la toma de decisiones.
¿Hay una coincidencia ideológica en esta Asamblea que hace de la crítica algo menos fuerte?
— Veo una Asamblea con sus matices ideológicos claros. Yo lo que creo es que hay una coincidencia importante en que estamos ante un país acechado de problemas y que ve venir una tormenta perfecta, con problemas nuevos y heredados. Creo que hay conciencia de que tenemos que tomar algunas decisiones importantes sobre eso, pero eso no se puede sacar de la nada. La negociación política es una gestación de las cosas y estamos en eso. Yo creo que más bien la población costarricense debería estar muy contenta de ver un Congreso tranquilo y en paz. Eso es lo que yo más valoro.