Las fuerzas estratégicas rusas realizaron simulacros el pasado 26 de octubre, incluyendo el lanzamiento de un misil balístico desde un submarino, aumentando el temor de que podrían utilizar una arma nuclear en su guerra en Ucrania.
El presidente ruso, Vladimir Putin, vigiló las maniobras realizadas por sus fuerzas con capacidad nuclear mientras Moscú insistía, sin aportar pruebas, en que Kiev está desarrollando una "bomba sucia".
El Ministerio ruso de Relaciones Exteriores publicó el lunes en redes sociales fotos de materiales nucleares que supuestamente ilustran "las capacidades ucranianas de fabricar la 'bomba sucia'".
Pero Eslovenia aclaró el miércoles que la foto es de su propia agencia de manejo de desechos nucleares y que data de 2010.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, indicó que los combates eran intensos en la región oriental de Donbás cerca de Bajmut, un poblado que las tropas rusas han intentado tomar.
"La situación en la línea de frente no ha cambiado significativamente", dijo Zelenski en su mensaje diario al país. "Las batallas más cruentas son en la región de Donetsk, hacia Bajmut y Avdiyivka".
En el principal frente en el sur, los rusos al parecer intentaban fortalecer sus posiciones en la ciudad de Jersón mientras civiles evacuaban la región.
Al menos 70.000 personas dejaron sus casas en la provincia de Jersón en una semana, señaló Vladimir Saldo, un funcionario instalado por Moscú, a una televisión regional.
Las autoridades prorrusas han buscado trasladar a los habitantes a zonas controladas por el Kremlin en el margen izquierdo del río Dnipró, ante la posibilidad de que las fuerzas ucranianas intenten tomar la principal zona urbana en el margen derecho.
Saldo prohibió la entrada a la zona del margen derecho de la región durante siete días "debido a la situación tensa en la línea de contacto".
"Los rusos parecen empeñados en defender esa región", dijo el martes el portavoz del Pentágono Pat Ryder.
Autoridades occidentales minimizaron los juegos militares rusos, un evento recurrente del cual Moscú avisó por adelantado a sus contrapartes extranjeras.
"Bajo el mando de (...) Putin, una sesión de entrenamiento se realizó con fuerzas de disuasión estratégica de tierra, mar y aire, en las que se efectuaron lanzamientos de misiles balísticos y de crucero", dijo el Kremlin en un comunicado.
La prensa estatal rusa divulgó imágenes de una tripulación de submarino que preparaba el lanzamiento de un misil balístico Sineva desde el mar de Barents, en el océano Ártico.
Los simulacros incluyeron también el lanzamiento de misiles desde la península de Kamchatka en el Extremo Oriente ruso.
En llamados a sus pares de China e India, el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, insistió en sus denuncias de que Ucrania planea detonar una "bomba sucia" -un explosivo con materiales radiactivos, biológicos o químicos- para después culpar a Rusia.
El ministro de Defensa indio, Rajnath Singh, dijo que en su llamada con Shoigu señaló "que la opción nuclear no debe ser utilizada por ninguna de las partes porque el uso de armas nucleares o radiológicas contraría los principios básicos de la humanidad".
Entre tanto, la agencia cultural de la ONU, UNESCO, anunció que utiliza imágenes satelitales de antes y después para monitorear la destrucción cultural causada por la invasión rusa en Ucrania.
Precisó que verificó daños realizados en 207 sitios culturales de Ucrania desde el 24 de febrero, cuando comenzó la operación militar rusa, incluyendo sitios religiosos, museos, edificios históricos o artísticos, monumentos.
"Nuestra conclusión es que es grave y podría ponerse aún peor", dijo a periodistas en Ginebra la directora cultural de la UNESCO, Krista Pikkat.
"El patrimonio cultural a menudo es un daño colateral en las guerras, pero a veces es atacado específicamente por ser la esencia de la identidad de los países", agregó.
Semanas atrás, el presidente ucraniano pidió a la UNESCO incluir al puerto de Odesa en su lista de Patrimonio Mundial para protegerlo de los ataques aéreos rusos.
La organización trabaja con las autoridades de Odesa para asegurar que sus principales monumentos y sitios culturales estén marcados con un escudo azul, el emblema utilizado en conflictos armados para denotar un bien cultural que debe ser protegido.