Durante el primer cuatrimestre del 2019, Costa Rica padeció desabastecimiento de agua; el escenario estuvo aderezado por una extensa temporada seca que drenó los afluentes y prolongados cortes diarios que impactaron a casi medio millón de personas.
En abril, 432.699 personas de la Gran Área Metropolitana (GAM) fueron víctimas de constantes interrupciones en el servicio.
La situación contrasta con las inversiones que ha realizado el país. Solo en el 2018 se destinaron ¢26.079 millones a proyectos de agua potable. La cifra revela un crecimiento del 13% si se compara con los ¢23.163 millones desembolsados en el 2017, según datos de la Dirección de Planificación Estratégica del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
El desabastecimiento obedece a una mezcla de factores que poco a poco construyen una bomba de tiempo: el cambio climático, el desorden en el desarrollo urbano y el rezago en infraestructura hídrica.
El reciente episodio ejerció presión sobre las autoridades del AyA, que ahora intentan encontrar una solución a corto y largo plazo para solventar un problema que, al parecer, podría seguir in crescendo.
Los acueductos de Costa Rica
El país cuenta con 2.702 acueductos
FUENTE: INFORME DE AGUA POTABLE Y SANEAMIENTO DEL LABORATORIO NACIONAL DE AGUAS DEL AYA. || C.F. / EL FINANCIERO.
La ironía
Desde el 2016 las inversiones que el AyA hace en proyectos de agua potable crecen de manera constante; para el primer semestre del 2019 la entidad dedicó ¢8.931 millones a este fin.
Lo irónico es que, a pesar de que las inversiones aumentan, no se logra abastecer a los usuarios. Durante el primer mes del año, 96.302 clientes tuvieron problemas de acceso al agua; al siguiente se reportaron 208.995. Es decir, el número de afectados incrementó un 117% en cuestión de un mes.
En marzo, 312.085 personas no tuvieron acceso continuo al servicio, por lo que la afectación intermensual fue de un 49,33%. Para abril, 432.699 usuarios sufrieron de constantes cortes, lo que significó un crecimiento del 39% si se compara con el mes anterior.
¿Qué pasa?
Costa Rica cuenta con una alta cobertura de abastecimiento en el ámbito intradomiciliar; esta es del 99% y la de agua potable alcanza el 93,5%. Sin embargo, en los últimos años una serie de factores desafían esta realidad. Uno de ellos es la variabilidad climática; durante el 2018 el déficit de lluvias comenzó desde octubre, lo que generó una estación seca muy prolongada.
Ahora el Estado tiene el desafío de planificar acciones para enfrentar los eventos naturales que impactan la disponibilidad del recurso hídrico, de acuerdo con Karen Chacón, investigadora del Programa del Estado de la Nación. Este no es el único reto.
“Hay otro gran problema y es el desorden que hay en el crecimiento urbano. Llevar electricidad es mucho más fácil, porque es vía aérea y con un cable, pero llevar agua implica considerar si podrá ir por gravedad o habrá que bombear. Los costos son mucho más altos”, afirmó Yamileth Astorga, presidenta ejecutiva del AyA.
De acuerdo con los datos del Programa del Estado de la Nación (PEN), para el 2018 algunos distritos de San José, Goicoechea, Santo Domingo, Heredia, Tibás y Desamparados tenían más del 90% del área urbanizada. Este crecimiento desordenado incide en los cortes de agua. Por ejemplo, los distritos de San Juan de Dios y San Rafael arriba de Desamparados tuvieron una afectación alta durante la época seca, según la información suministrada por la Subgerencia de Sistemas de la GAM del AyA.
El problema se agrava por la deficiencia en los planes reguladores cantonales: a mitad del 2018 solo 20 de los 81 municipios contaban con un plan regulador que abarcaba la totalidad del territorio y solo 22 tenían instrumentos parciales, señala el PEN.
“Costa Rica no tiene problemas de disponibilidad de agua; Costa Rica lo que no tiene es una buena gestión, y falta infraestructura hídrica”, comentó Rafael Villalta, expresidente ejecutivo del AyA, en el foro Acueductos y alcantarillados ¿Obstáculo para el desarrollo del país?
A pesar de que las inversiones en agua potable crecen, el rezago en infraestructura también pasa la factura. Actualmente, la mayoría de acueductos requieren de renovación, sustitución de tuberías (por unas de mayores diámetros) y mejores almacenamientos.
Soluciones a corto y largo plazo
La disponibilidad del agua en el país depende de dos factores: las cuencas y la distribución de las lluvias, según lo establece la Política Nacional de Agua Potable de Costa Rica 2017-2030. Sin embargo, el cambio climático es la piedra en el zapato.
Por eso para el 2019 el AyA planea construir pozos en los alrededores de Ojo de Agua, los campos del Consejo Nacional de Producción (CNP), Proyecto Gol, Valencia 2, pozos San Pablo, pozo La Uruca, Río Agra y Chigüite.
Además, pretende aumentar la capacidad en los tanques de Guadalupe y Entierros, así como en las quebradas Honda Lupe y Durazno. Todos estos proyectos se financiarán con recursos de la institución. Con esta medida a corto plazo, la entidad pretende mitigar el desabastecimiento de recurso hídrico para el 2020.
A largo plazo se plantea la ampliación del Acueducto Metropolitano, un proyecto conocido como Orosi II, el cual incluye, entre otras obras, tres túneles de más de ocho kilómetros, la conducción del agua desde Orosi y una planta potabilizadora en Patarrá.
La iniciativa ya superó los estudios básicos y ahora se encuentra en la etapa de diseño y adquisición de terrenos. En el 2018 se presentaron los estudios de impacto ambiental ante la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena).
La institución contempla el inicio de las obras para el 2021 y su entrada en operación en el 2025.
“El inicio de este proyecto implica varios años de ejecución porque es muy grande; es para traer 2,5 metros cúbicos por segundo de agua desde Orosi”, indicó Astorga.