La guerra que libra Rusia en Ucrania y el temor a verse envueltos en el conflicto empuja a los líderes europeos a rearmarse para que el bloque sea más autónomo y reduzca su dependencia de la protección de la OTAN.
“El temor a la guerra es muy diferente entre países. Para Francia, parece muy lejano. Pero esto no es cierto. Los misiles (rusos) Iskander están desplegados en Bielorrusia”, advirtió el jueves 10 de marzo el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Esos misiles balísticos de corto alcance en principio tienen capacidad de ser equipados con ojivas nucleares.
Al final de una difícil discusión que duró varias horas, los líderes europeos aprobaron una declaración conjunta durante la noche del jueves en la que se comprometieron a "aumentar sustancialmente su gasto en defensa".
Ese paso sería para “aumentar (la) capacidad de actuar de manera autónoma” y “asegurar la asistencia mutua” en el bloque.
Los líderes discutieron extensamente el apoyo político y material que se le daría a Ucrania pero sin sentirse participantes en el conflicto.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, propuso a los líderes europeos liberar un nuevo aporte de 500 millones de euros, para alcanzar un total de 1.000 millones, para la financiación de la compra de armas solicitada por Ucrania.
Los fondos proceden del Fondo Europeo para la Paz, que dispone de unos 5.000 millones de euros, creado y complementado por los Estados miembros al margen del presupuesto comunitario.
Los ministros de relaciones exteriores y defensa de cada país son responsables de cumplir estos compromisos.
Los líderes europeos tienen agendado retomar esta discusión en la cumbre prevista para el 24 y 25 de marzo en Bruselas, y además el presidente francés ya anunció una cumbre excepcional de Defensa en mayo.
La guerra en Ucrania fue un duro golpe para los europeos, que los enfrentó a la realidad. Súbitamente descubrieron el lamentable estado de las fuerzas armadas en Alemania y su dependencia militar de la OTAN y los Estados Unidos, y por eso decidieron acelerar sus inversiones.
De inmediato, Alemania, Bélgica y Dinamarca anunciaron aumentos sustanciales en sus gastos de defensa.
"La OTAN es el lado operativo de nuestra seguridad, pero es un tándem, avanza mejor cuando pedaleamos juntos. Sin embargo, en el lado europeo, no estamos presionando lo suficiente", admitió el primer ministro belga, Alexander De Croo, en una entrevista antes de la cumbre.
Suecia y Finlandia, dos de los seis países de la Unión Europea (UE) que no participan en la OTAN, ya no ocultan su preocupación por las consecuencias del conflicto desencadenado por Rusia.
En ese escenario, los líderes de esos países pidieron garantías en relación con la cláusula de solidaridad de defensa común que figura en el Tratado de Lisboa, firmado por la UE en 2009.
Ahora los europeos desean auxiliar a Ucrania, pero también quieren evitar una ampliación del conflicto.
"Aquellos que están armando a Ucrania, por supuesto, deben entender que asumirán la responsabilidad de sus acciones', advirtió el jueves el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergéi Lavrov.
"Estamos haciendo muchas cosas. Pero, por supuesto, también queremos asegurarnos de que la situación no se agrave, de que no terminemos en una Tercera Guerra Mundial", dijo este viernes la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin.
“No somos parte del conflicto, pero está a la vuelta de la esquina”, indicó de Croo.