Faltan 16 meses para las nuevas elecciones nacionales y el presidente Rodrigo Chaves ya medita sobre su futuro. Durante varias entrevistas que protagonizó en las últimas semanas, el mandatario planteó posibilidades que van desde encabezar el camino hacia una nueva Asamblea Constituyente en 2026, hasta renunciar seis meses antes de las elecciones a la Presidencia de la República para buscar una diputación o irse del país al finalizar su mandato. Pero no tiene un plan concreto todavía, reconoció.
“¿Medito sobre el futuro? Sí, a veces; pero no he llegado a la conclusión definitiva”, le dijo a la periodista Evelyn Fachler, el 26 de septiembre pasado en radio Columbia.
Esas declaraciones dejan en evidencia varios hechos concretos; entre ellos, que las elecciones están en el horizonte, pero que el respaldo ‘chavista’ todavía no se traduce en un movimiento político debidamente organizado. Esa carencia persiste, a pesar de que más de la mitad de la población valora positivamente la gestión del mandatario después de los primeros dos años de su cuatrienio, y del encendido discurso presidencial sobre la necesidad de transformar el Estado, cambiar su diseño constitucional y hasta fundar una Tercera República.
Esa última idea —la de reformar para siempre la Constitución— la han expresado desde hace varios meses el propio Chaves y la diputada Pilar Cisneros, entre otras figuras prominentes de gobierno. Lo han hecho con tintes de justificación por proyectos no alcanzados, pero también con planteamientos electorales. Cisneros incluso expresó su deseo de que el ‘chavismo’ “arrase” en las elecciones de 2026 y obtenga 40 o 45 diputados, “para hacer las transformaciones que este país quiere”.
Sin embargo, el presidente Chaves dice que no tiene nada decidido: ni siquiera si él sería la persona para llevar adelante esa tarea. “Yo no estoy diciendo que yo sea el que lo tiene que hacer. Tal vez si hay una constituyente, me lanzo; tal vez no, tal vez me voy del país“, sopesó en menos de cinco segundos de la misma entrevista, dejando claro que la moneda sigue en el aire.
¿Altas ambiciones o justificaciones?
El llamado a reformar el diseño constitucional del país puede leerse de dos formas, según la socióloga y politóloga Carolina Ovares-Sánchez: podría ser una ambición política real o una justificación en el ejercicio del poder, similar a la que han usado otros gobernantes en el pasado para explicar por qué no consiguen concretar sus proyectos o satisfacer las demandas populares.
En ese sentido, Ovares-Sánchez ve en las palabras de Chaves “un intento de instalar” la idea de una Asamblea Constituyente, “pero contextualizado en su necesidad de explicar qué está sucediendo en su gobierno”.
“El actual presidente ha instalado un discurso de que no se le ha permitido hacer las cosas que él quiere por personas que están enquistadas en los Poderes de la República, por mandos medios nombrados desde hace muchos años y por fuerzas políticas que tienen poder desde hace décadas”, subrayó.
Cuando se enfundó la banda presidencial por primera vez, en 2022, el presidente Rodrigo Chaves prometió que “jamás usaría la excusa de que este país no se puede gobernar”. Sin embargo, en los últimos meses han sido constantes sus señalamientos en contra del diseño constitucional de Costa Rica que, según dice, es demasiado rígido con el Poder Ejecutivo y da excesivos poderes, controles y beneficios a otros contrapesos como el Poder Judicial o los organismos fiscalizadores, como la Contraloría.
También ha dicho que la actual Constitución fue diseñada por “vivillos” y que, por eso, establece cuestiones como los mandatos presupuestarios en favor de campos como la educación pública o las salvaguardas relacionadas con el número necesario de diputados (dos terceras partes del Congreso) para aprobar reformas legales complejas, quitar magistrados o convocar referéndums.
En un recordado episodio, en junio, el presidente incluso llegó a asegurar que el país ha vivido sus últimos 75 años en una “dictadura perfecta”, aunque más tarde se corrigió y dijo que habría sido mejor usar el término “tiranía”.
Sea como el llamado a un movimiento político real o como una justificación por objetivos no conseguidos, tanto Chaves como Cisneros insisten en la necesidad de que en las elecciones de 2026 los costarricenses elijan al menos 38 diputados que coincidan con esa forma de pensar. Ese es el número que se necesita para plantear cambios a la Constitución Política y destituir magistrados en Costa Rica, entre otras acciones.
La incógnita ‘chavista’
Un objetivo tan grande como fundar una Tercera República es una tarea excesivamente compleja, más allá de las palabras del presidente Chaves y de su diputada y asesora de comunicación.
Conseguir dos tercios del Congreso en unas elecciones legislativas es algo que ningún partido político consiguió en la historia reciente, ni siquiera en tiempos de bipartidismo. El último registro data de 1953, cuando el Partido Liberación Nacional (PLN) de José Figueres Ferrer obtuvo 30 de 45 escaños en la Asamblea Legislativa, que por entonces era el total disponible.
Por eso, se trata de un objetivo que requeriría de alta organización política y, al día de hoy, el oficialismo no ha logrado convertirse en una nueva agrupación política, luego de abandonar las tiendas del Partido Progreso Social Democrático (PPSD).
El ‘chavismo’ se quedó fuera de las elecciones municipales de 2024: un fracaso político que demostró falta de organización y, al mismo tiempo, impidió escrutar en las urnas el respaldo que el mandatario obtiene en encuestas.
En esos estudios de opinión, más de la mitad de las personas dice valorar positivamente la gestión del presidente traspasados los dos primeros años de su gobierno. Sin embargo, los especialistas a cargo de los estudios explican que sería un error equiparar esas valoraciones con respaldos electorales concretos.
“Una cosa es la magnitud y otra cosa es la intensidad, que es muy importante en los procesos políticos”, explicó Ronald Alfaro, quien dirige los estudios de opinión política del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR. “Cuando se habla de apoyo o rechazo al mandatario no solo hay extremos, sino distintas intensidades”.
La fuerza de ese respaldo se desconoce todavía y puede ser suficiente para los planes del Poder Ejecutivo o bien, quedarse corta. Cada persona que hoy evalúa positivamente la gestión de Chaves podría tener opiniones distintas sobre su proyecto político en 2026 e incluso ser más o menos susceptible de apoyar a otra propuesta.
A pesar de la incertidumbre, sí hay algunos indicios de la fortaleza en términos electorales para el ‘chavismo’.
En las elecciones municipales de 2024, por ejemplo, el PPSD consiguió dejarse dos alcaldías en los cantones de Atenas y de Carrillo, a pesar de que la agrupación ya no estaba ligada al mandatario. Además, el mismo PPSD fue el partido político que más mencionaron las personas que dijeron tener alguna afinidad partidaria (aunque ese grupo representó solo un 17% de las personas consultadas totales) en la última encuesta del opinión política del CIEP, publicada en setiembre.
Ambos datos pueden interpretarse positiva o negativamente, dependiendo de cómo se analicen. Por un lado, evidencian algún efecto de “arrastre” oficialista. Por otro, podrían reflejar la complejidad que enfrentaría el ‘chavismo’ si decide posicionar una nueva bandera política en las elecciones de 2026.
Contrarreloj y estrategia
La tarea es compleja y quizás por ese motivo es que el presidente Chaves baraja todavía muchas opciones. Según Ovares-Sánchez, esto parece normal porque faltan 16 meses para las elecciones y al presidente no le conviene “quemar una única vía”.
“Él va a tener que ir midiendo hasta donde el contexto le habilita o le permite alcanzar sus intereses, y todavía es temprano”, explicó.
Del discurso a los hechos hay un gran camino, recordó politólogo Alfaro sobre las altas expectativas electorales. “Usted recordará a la diputada Cisneros diciendo que ‘vamos con todo por las municipales’, pero una cosa es verbalizarlo y otra cosa es concretarlo”, subrayó.
Consultada por elmundo.cr sobre la complejidad de los plazos electorales, Cisneros restó importancia al asunto y recordó que el propio presidente Chaves lanzó su campaña de cara a las elecciones de 2022 solo cinco meses antes de ese proceso electoral. También dijo que hay varios partidos políticos fundados, o reformados recientemente, que podrían ser los nuevos vehículos del gobierno para competir en 2026. “Hay como seis, siete u ocho partidos que se dicen ‘rodriguistas’. Que alguno de esos será, no lo sé”, dijo.
Pero elegir un partido solo sería el primer paso de cara a la campaña política.
También haría falta resolver temas de organización regional, financiamiento y candidaturas. Algunas personas ya ven como relevo presidencial de Chaves por parte del oficialismo a la ministra de la Presidencia, Laura Fernández; sin embargo, ella asegura que eso todavía no está en sus planes y que deja su futuro en manos de Dios, junto con la voluntad política del presidente.
Chaves, entre tanto, contempla todos los escenarios.
“Ni lo voy a negar, ni lo voy a confirmar, ni lo contrario”, le dijo a la periodista Evelyn Fachler, sobre un rumor que se ha expandido en corrillos políticos de que el mandatario pensaría en renunciar a la Presidencia de la República seis meses antes de terminar su mandato para buscar una diputación en el Congreso.
El presidente habló sobre el tema sin que la periodista le consultara, y atribuyó el asunto a una ocurrencia del politólogo y exprecandidato presidencial del PLN, Claudio Alpízar; quien, sin embargo, ha dicho que el planteamiento surgió en Casa Presidencial y que llegó a sus oídos por fuentes cercanas al mandatario.