Las universidades de Costa Rica, tanto públicas como privadas, están en un proceso de plena expansión de su catálogo de programas académicos en sintonía con los cambios y nuevas demandas del mercado laboral y del país.
Un análisis de EF, con datos del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada (Conesup) y el Consejo Nacional de Rectores (Conare), encontró que las entidades de educación superior han sumado 260 nuevas carreras en los últimos 10 años, desde 2014.
Esta estadística incluye no solo a programas que se inauguran desde el bachillerato, sino también cuenta los nuevos niveles que se abren de una misma carrera (licenciatura o maestrías, por ejemplo), así como posgrados. También contabiliza la apertura de la modalidad virtual de cualquiera de las carreras existentes en la presencialidad.
Los datos dan cuenta de una tendencia a la especialización, con más licenciaturas y posgrados, y exponen los diferentes enfoques que buscan las universidades para competir y diferenciarse.
Más oferta
El primer apunte que se hace de estos datos es cómo se dividen entre estas universidades las 260 nuevas carreras o modalidades de carreras.
Un total de 27 universidades recibieron, entre 2014 y 2024, autorización ya sea de Conesup o de Conare para la apertura de un nuevo programa académico. Este número engloba a las cinco universidades públicas del país y un grupo de 22 instituciones privadas.
La Universidad de Costa Rica (UCR) es la que más cantidad de planes de estudio adicionó desde 2014, con 55 nuevos currículos.
A esta le siguen otras dos públicas: la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad Técnica Nacional (UTN), con 41 y 22 nuevas, respectivamente.
Entre las privadas, las universidades Latina, Fidélitas y San Marcos acumulan más aperturas. Esta última, con 13, tiene la misma cifra que el Tecnológico de Costa Rica (TEC).
Un segundo elemento tiene que ver con el nivel o la categoría a la que corresponde cada apertura. Las cifras incluyen desde diplomados hasta doctorados y especialidades.
En este caso el número total supera los 260, pues una misma solicitud de una universidad puede incluir más de un nivel. Por ejemplo, dentro de una sola petición se puede gestionar la apertura del bachillerato y licenciatura de una carrera, o del diplomado y bachillerato, entre otros casos.
Las licenciaturas fueron el nivel que más cantidad de programas sumó desde 2014: se abrieron un total de 88 en ese grado. Muy cerca, con 76, se ubican las maestrías. Estos dos tipos sacan una diferencia significativa con el resto.
Las universidades añadieron 46 bachilleratos, 19 especialidades, 14 diplomados y 7 doctorados. En total, los posgrados suman 102 nuevos planes, lo que muestra un interés de las universidades por especializar su oferta.
Cristina Cubero, consultora en talento y transformación, considera que este fenómeno permite a los profesionales que ya cuentan con un título de grado hacer giros en sus vidas laborales con nuevos conocimientos para acceder a los puestos que emergen en el mercado.
“La población laboralmente activa requiere con urgencia programas que le permitan velocidad y especialización del conocimiento y, sobre todo, les faciliten la reconversión de habilidades (reskilling), hacer giros en sus carreras, acceder a los puestos actuales y del futuro”, comentó.
Un caso es la Universidad Fidélitas. En este periodo abrió nueve énfasis en diferentes carreras. Por ejemplo, una licenciatura en Arquitectura enfocada en Sostenibilidad, el énfasis en Desarrollo Móvil en la licenciatura de Ingeniería en Desarrollo de Software y dos nuevos énfasis en carreras de Educación.
Emilia Gazel, rectora de esa institución, mencionó que esto responde a la actualización de los planes de estudio, principalmente para incorporar cursos de tecnología y metodología STEM.
Otro ejemplo ocurre en la Universidad Cenfotec, la cual inauguró en 2020 dos nuevos énfasis en la maestría de Ingeniería de Software, uno de ellos en inteligencia artificial.
“Con base en nuestra relación con las empresas, se determinó un gran faltante de personas especializadas en la arquitectura de software y de ahí la creación de la otra maestría”, precisó Ulises Agüero, rector de la casa de estudios.
La Universidad Latina reforzó en 2015 su oferta de Ingeniería Industrial con tres nuevos énfasis de licenciatura en respuesta “a necesidades empresariales de la zona en la que se imparten las carreras”, dijo la entidad. El año pasado también recibió la autorización para ofrecer una licenciatura de Ingeniería en Electromedicina en Dispositivos Médicos.
Esta apuesta por especializaciones sucede también en el ámbito público. El TEC empezó a impartir una maestría en Dispositivos Médicos y otra enfocada en Ciberseguridad. Ambas especializaciones “corresponden a necesidades, actuales o futuras, que tiene el país”, afirmó Ricardo Coy, vicerrector de Docencia.
“La tendencia a programas más cortos, prácticos es una realidad que se potenciará cada vez más, en respuesta a las mutaciones de carreras”.
— Cristina Cubero, consultora en talento y transformación.
Por otra parte, las universidades realizaron 37 solicitudes para “virtualizar” carreras. Esto significa habilitar la modalidad semipresencial o totalmente a distancia de carreras que ya se imparten de forma presencial.
La Universidad San Marcos (USAM), por ejemplo, basó todas sus solicitudes al Conesup en esta transformación. Se trata de 13 autorizaciones que recibió para ofrecer carreras de forma completamente virtual, desde bachilleratos hasta maestrías.
La USAM aseguró que esa transformación es parte de un proyecto estratégico educativo enfocado en la implementación de procesos de enseñanza mediados por tecnología, lo que implica adaptar las metodologías de aprendizaje y de evaluación a ese tipo de espacios.
Cinco áreas renovadas
Estas 260 nuevas oportunidades académicas abiertas por 27 universidades desde 2014 pertenecen a una variedad de áreas de conocimiento y, además, evidencian los diversos enfoques de las entidades de educación superior.
EF identificó que este grupo de carreras se reparte entre 19 áreas que van desde ingenierías y Ciencias Sociales hasta Danza, Medio Ambiente o turismo. No obstante, cinco grandes áreas agrupan la mayoría de estos nuevos planes de estudio.
Ingeniería tiene la mayor cantidad con 60. Este número está muy cerca de los 58 programas que se añadieron al área de Administración, Gestión y Negocios.
Las categorías de Salud, Ciencias Sociales y Educación ocupan los siguientes lugares.
“Las cuatro áreas con mayor desarrollo (ingenierías, administración y gestión, salud y sociales) responden a sectores donde el especializarse, reconvertir habilidades o potenciarlas es altamente requerido y existe un importante mercado de profesionales en búsqueda de habilidades que les permitan girar en sus puestos actuales”, analizó Cubero.
Por ejemplo, la especialista mencionó que un farmacéutico puede optar por una maestría de recursos humanos, buscando rutas para enfocarse en capacitar a médicos; o un publicista que estudia una maestría en transformación digital en busca de herramientas de gestión de cambio y gestión de proyectos.
Por otra parte, la revisión de las áreas que más han crecido en su oferta expone algunos enfoques particulares entre universidades públicas y privadas.
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Cuando se ven las áreas con más carreras nuevas y se revisa la proporción entre instituciones públicas y privadas, hay cuatro terrenos donde hay más paridad y otros cuatro con más distancias.
En Ciencias Sociales, Salud, Ingenierías y Administración la apertura de carreras ha estado casi en la misma proporción: cerca de la mitad de las carreras nuevas ha venido de universidades públicas y la otra mitad de las privadas.
Sin embargo, el panorama cambia en otros ámbitos. En Computación, casi el 86% de las carreras nuevas ha provenido de las entidades privadas, así como la totalidad de los nuevos títulos en Derecho.
Entre esos están dos nuevos bachilleratos en Animación Digital, de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Ulacit) y la Latina, así como una maestría en Derecho Corporativo, de la Universidad Lead.
Del otro lado, las universidades públicas sacan más ventaja en carreras de las áreas de Educación y Económicas.
Ejemplo de ello es el bachillerato que abrió la UCR en 2015 de Educación matemática o una maestría en Entornos virtuales de aprendizaje, de la Universidad Técnica Nacional (UTN). En Económicas destaca un doctorado en Política Económica de la Universidad Nacional y una maestría en Finanzas y Riesgo de la UCR.
En este periodo, además, ha madurado la oferta de disciplinas con amplias oportunidades laborales. Un caso de ellos es la reciente creación de la maestría en Ciencias Actuariales, en la UCR. Esta profesión, según el último estudio de Conare, tiene el salario más alto: ¢1,4 millones con el nivel de bachillerato. Además, el tiempo promedio de contratación es de dos meses.
Pero también se ha ampliado la oferta en carreras que han tenido en el pasado muestras de saturación laboral o salarios menos competitivos. Por ejemplo, la UNA estableció una licenciatura en Género y Desarrollo, disciplina que obtuvo en dicho estudio el ingreso más bajo, ligeramente por encima de los ¢500.000.
Mientras que la Latina recibió en 2020 la autorización para abrir un nuevo bachillerato en Diseño Gráfico y en 2017 una licenciatura en Trabajo Social. Ambas decisiones se fundamentaron en estudios donde ambas disciplinas tuvieron números positivos de contratación, dijo la universidad, además de que se incluyeron cambios en el perfil del graduado para que se pueda desempeñar en tendencias digitales y espacios “no tradicionales”.
¿Cómo se decide abrir una carrera?
El proceso para abrir una nueva carrera no es rápido. Además de las aprobaciones correspondientes ya sea ante Conesup o Conare, las universidades valoran previamente diversos factores del entorno.
Las entidades consultadas mencionaron que mantienen relación con actores como cámaras empresariales o la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), miden la demanda de los perfiles en el sector productivo y el mercado laboral mantienen una actualización de planes y revisan tendencias educativas y mundiales sobre las distintas profesiones.
El proceso de creación de un nuevo plan nace desde lo interno de cada entidad, con el apoyo de especialistas, pedagogos y otros profesionales. También interviene personal de los departamentos financieros y comerciales. Las universidades echan mano de estudios de mercado y otros análisis para definir la carrera nueva. Pero hay dos factores que pueden obstaculizar: tiempo y recursos.
“Lo que es realmente difícil es el proceso de aprobación, cuyos tiempos de respuesta siguen siendo de uno o dos años, lo que hace imposible responder de manera oportuna a las necesidades del mercado”, comentó Rosa Monge, rectora de la Universidad Latina.
Mientras tanto, el TEC indicó que el tope de crecimiento presupuestario por la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, limitaciones en compras y convenios, así como el “desestímulo que significa un mal salario” para profesionales altamente especializados que regula la Ley de Empleo Público son elementos que ralentizan la apertura de nuevos programas académicos.
Abrir una carrera nueva involucra costos. La Latina arrojó un rango entre $5.000 y $10.000, mientras que Cenfotec lo elevó a entre $20.000 y $50.000. Las otras universidades no dieron un dato específico.
Otro factor clave es el sostenimiento a largo plazo. Solo la Fidélitas puntualizó que estiman que una carrera inicie con una generación de, al menos, 30 personas, aunque el número varía entre disciplinas.
El estudio Estado de la Educación ha resaltado aspectos positivos pero ha señalado deficiencias del sistema educativo superior en Costa Rica. En el pasado ha criticado la falta de actualización de los programas y también la concentración de la oferta en pocas áreas.
“La expansión de la oferta universitaria en el territorio ha continuado, pero permanecen sin resolverse los desafíos de integración y pertinencia de los servicios. Además, persiste duplicidad de la oferta entre universidades”, indica el informe del 2023.
Esta ampliación de la oferta de carreras, no obstante, presenta pocos cambios relevantes en su composición general, dijo también el estudio.
Solo este año las universidades han recibido autorización para iniciar con ocho nuevos títulos universitarios. Siete de ellos son de entidades privadas y uno de la UNA.
Sin embargo, seis son solicitudes para brindar modalidad virtual de carreras ya existentes y solo dos son carreras nuevas: una licenciatura en Enseñanza de la Música y una maestría en Enseñanza de las Ciencias Naturales.