Eytan Starkman fundó e impulsa su firma de capital de riesgo Ulua VC para apoyar startups de la región. En Costa Rica ya tiene dos proyectos en su portafolio.
“Hay un gran potencial”, sostiene Eytan. La meta es invertir $10 millones en 25 empresas que se encuentren en diferentes etapas de desarrollo. Una oportunidad que se genera cuando la inversión en startups en la región disminuyó entre 2021 y 2022, aunque Eytan destaca que todavía es un alto monto: alrededor de $7.500 millones.
Eytan creció en La Lima Cortés, a media hora de San Pedro de Sula, una región que se convirtió en el centro de desarrollo de la industria bananera. Ahí creció, lo que le dio una visión proactiva de la relación de la inversión externa y el impacto que puede tener en una región. Muy cerca pasa el río Ulúa, al que afluyen otros cauces de la zona.
En 2002 concluyó sus estudios de bachillerato en la American School, en Tegucigalpa, la capital hondureña. Ahí empezó a liderar iniciativas como tesorero y presidente del consejo estudiantil motivado por su intención de contribuir con la sociedad desde diferentes organizaciones, lo que considera continúa haciendo a través de su firma de capital de riesgo. El siguiente paso no fue en el sector financiero, sin embargo.
Su sensibilidad y la situación que conoció en La Lima le llevó a estudiar ciencias políticas, específicamente estudios latinoamericanos, y relaciones internacionales en la Universidad de Florida, tras concluir la secundaria. La idea al graduarse era desarrollarse profesionalmente y aportar al país, por lo que regresó a Honduras. Ahí se empezó a vincular al financiamiento de proyectos.
En 2010 trabajó en la Asociación Hondureña de Productores de Energía Eléctrica, promoviendo la transformación del tradicional modelo de electricidad basada en hidrocarburos a una matriz de energía renovable (con fuentes eólicas, solar e hidroeléctrica), lo que le dio oportunidad de mezclar acciones en los ámbitos de política pública, de economía, social y financiera.
En pocos meses gestionó la emisión de 41 acuerdos de compras de energía con una capacidad instalada de energía renovable de casi 700 MW por un valor de casi $2.100 millones. En esta labor tuvo que ir de banco en banco y también recurrió a fondos familiares y grupos empresariales para lograr su apoyo con inversiones y capital en proyectos a 15 o 25 años.
Estuvo a cargo, además, de la administración de unos $300.000 de cooperación internacional dirigidas a organizaciones no gubernamentales regionales y a organizaciones privadas. La situación de seguridad de Honduras, sin embargo, lo hizo salir del país.
Estando en Florida, nuevamente, Eytan concluyó el Master of Business Administration (MBA), con énfasis en finanzas, lo que le hizo abrir las puertas en la banca, donde siguió su carrera profesional especializándose en gestión patrimonial.
Ingresó a Bank Hapoalim International (BHI), un banco privado —”el más grande de Israel”— con una sede en Aventura, Florida, para atender a clientes de alto patrimonio neto de América Central, Argentina, Paraguay y Uruguay. Ahí fue asistente de vicepresidencia.
Su siguiente paso fue en Indosuez Wealth Management, donde trabajó también con clientes de la región en particular en la gestión patrimonial de capitales familiares y emprendedores de América Latina. Otra puerta se abrió.
En 2021 Eytan ingresó como director ejecutivo, primero, y luego como managing director a Vizcaya Capital, una firma asesora de inversiones con sede en los Estados Unidos para patrimonios familiares de alto nivel. Su intención, sin embargo, era ir más allá.
Eytan apostó a la formación de su propia firma de inversión con la mirada puesta en startups de la región centroamericana, en particular. El conocimiento y la experiencia adquirida no eran suficientes.
Entre diciembre de 2021 y julio de 2022 participó, como parte de la sexta promoción, al Venture Capital Lab (VC Lab), con sede en California, una incubadora de inversionistas de capital de riesgo para startups. Dos meses después ya estaba concluyendo el primer levantamiento del fondo de Ulua VC. El nombre de la firma no fue casual.
El río Ulúa había sido nombrado así en alusión a la confluencia de diferentes cauces y porque servía de conexión entre Europa y el interior de Honduras, en épocas coloniales. Y para Eytan su firma era un punto de conexión entre capitales y fondos patrimoniales con startups. Desde el inicio se planteó que —además de devolver capital y altos retornos a los inversionistas— también había que impulsar un ecosistema de inversión a emprendedores. ¿Qué tipo de emprendimientos son cantidatos?
El Ulua VC 2022 Fund Series invertirá un total de $10 millones en 25 empresas en fases tempranas pre-semilla y semilla que cumplan, además, con dos mandatos: transformación digital y promoción del crecimiento económico inclusivo y sostenible en concordancia con el octavo propósito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas).
Deben ser también startups con soluciones locales para necesidades locales o regionales, que tengan capacidad y visión para explorar el mercado latinoamericano.
“Estamos convencidos que la transformación digital fomentará la prosperidad socioeconómica en la región”, recalca Eytan. No lo hace solo.
En la iniciativa cuenta con la colaboración de un equipo integrado por Erwin Flor, de Guatemala; Gabriela Lanza, de Panamá; Arie Zoldan, de Chile; Patrick Bolaños, de Nicaragua; Laura Facuzé y Mario Facuzé, de Honduras, quienes están basados en Miami, Nueva York, Austin, Houston, Panamá y Guatemala. Además, cuenta con un grupo de asesores conformado por empresarios o altos ejecutivos de empresas de EE. UU. o España oriundos de América Latina. Su factor común es el conocimiento de la situación de la región.
“Estamos cansados de que nos hablen de erradicar la pobreza”, afirma Eytan. “Creemos en la creación de prosperidad socioeconómica. Queremos invertir en startups que estén de alguna manera alineadas con el objetivo 8 de los ODS. Hablemos de reducir la brecha económica, hablemos de inclusión financiera, hablemos de reducir la brecha que existe de género”.
La generación del fondo se realiza por segmentos. En el primero se cuenta con la participación de inversionistas individuales, corporativos y familiares de Chile, Costa Rica, Uruguay, Estados Unidos y Honduras con tickets desde $50.000. Eytan afirma que ya realizaron aportes de capital en cuatro startups: dos mexicanas y dos costarricenses. Pero la meta es ir más allá de la inversión.
La idea es despertar el interés dentro de la misma región para invertir capital de riesgo en proyectos locales. Hay una necesidad de financiamiento evidente.
El 94% del capital de riesgo en América Latina se dirige a Brasil, México, Colombia, Chile y Argentina. No es la única debilidad. La mayoría de recursos invertidos son externos, hay escaso capital local invirtiendo en startups y falta conocimiento de los inversionistas locales sobre los emprendimientos que surgen en la región.
Una de las startups costarricenses apoyadas es Muscle, que desarrolla y comercializa una plataforma de puntos de lealtad para entidades bancarias y financieras, así como se enfoca en mejorar y garantizar la experiencia del consumidor. La firma ya habría concretado un proyecto en Perú.
“Eso es lo lindo del mundo de startups, que uno le puede invertir capital a una startup y detonar un crecimiento que va más allá de sus fronteras geográficas”, destaca Eytan.
La otra startup es Listo, que conecta proveedores de alimentos con las industrias de hoteles, restaurantes y cafés, y catering. Su plataforma se enfoca en aumentar la eficiencia de la gestión de inventarios, facturación y entregas, al tiempo que reduce los costos y aumenta la rentabilidad.
Actualmente se evalúan iniciativas de El Salvador, Guatemala, Perú y Chile como parte de la primera etapa en la que se invertirá en emprendimientos emergentes. Posteriormente, se verán proyectos en diferentes industrias.
“La cantidad de startups levantando capital es prometedora. Existe talento. Hay potencial”, insiste Eytan.
En las últimas décadas aumentó el ecosistema de impulso y desarrollo de startups, así como el tipo de iniciativas, productos, visión y mercado, incluyendo emprendimientos con soluciones tecnológicas en el sector financiero (fintech). En Costa Rica también Invert Up, Caricaco y Carao gestionan fondos de inversión a startups.
Las dificultades existentes provoca, empero, que pocas sean exitosas. En Centroamérica, además, las startups tienen menos oportunidades de captar capital de riesgo de EE. UU., México o Sudamérica, desde donde los fondos que se enfocan en los grandes mercados.
“Latinoamérica está dominada por pequeñas y medianas empresas en un lado y empresas familiares privadas y sumamente cerradas, en el otro extremo. La transformación de las pequeñas empresas puede generar muchísimo valor”, dice Eytan.