Andrea Fernández y Lorena Madrid empezaron a producir pan sin gluten, natural y sin químicos en las cocinas de sus casas. No imaginaban que pronto estarían vendiendo en supermercados y restaurantes de comidas rápidas.
Las dos amigas crearon True Food, que actualmente ofrece cinco productos para todo tipo de personas: dos panes cuadrados —blanco y de semillas o vegano—, un pan de hamburguesas y el pan francés.
Y el quinto producto, el más nuevo, en desarrollo y pronto a salir al mercado: las bases o crust de pizza, prehorneadas y libres de gluten.
“Nos enfocamos en hacer un pan que sea saludable, que sea delicioso y que sea para sentirse bien”, dice Andrea.
Los consumidores lo pueden comprar en Automercado, Compre Bien, Saretto y BM, una cadena de supermercados del Pacífico Sur. Están por ingresar en 18 establecimientos Más X Menos y en los Walmart. Además, están en conversaciones con Pricesmart.
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La cadena Quiznos ofrece una opción de emparedado o sandwich de pan de avena, que es el pan francés de True Food.
Las bases de pizza van dos por caja. Se saca del congelador, la coloca de 10 a 15 minutos en el horno, le agrega los toppings o ingredientes y la vuelve a hornear cinco minutos más. Por ahora solo se ofrecen en redes sociales.
Los planes incluyen llegar a exportar.
El mercado local e internacional de productos más saludables sigue creciendo. En 2017 se reportaban 15 pequeñas empresas produciendo pan sin gluten. Hoy la realidad es otra.
Buscando un futuro
Lorena y Andrea migraron de su país de origen, Venezuela, a Miami —donde se conocieron— y finalmente a Costa Rica.
Lorena estudió Administración de Negocios en la Universidad Metropolitana, en Caracas. Trabajó en la tabacalera Philip Morris International en organización de eventos. En Miami, adonde llegó en 2007, siguió con estudios de administración de empresas de turismo, eventos y hotelería en la Florida International University.
Estuvo también en el lanzamiento de una escuela de gastronomía de la universidad. “Mi familia siempre estuvo ligada a la cocina”, dice Lorena. Sus abuelos eran inmigrantes italianos y tuvieron restaurantes en Venezuela.
Estando en Miami conoció a Andrea, que iba de vacaciones a visitar a su novio Alfonso González, quien actualmente es parte de la gerencia de Concasa en Costa Rica.
La amistad prosiguió cuando, en 2011, Andrea se fue a vivir a Miami.
Por coincidencia, Lorena y su actual esposo, Andrés Lafont —que tenía una firma de energía solar— decidieron mudarse juntos en el mismo momento que también lo hicieron Andrea y Alfonso en 2014.
Andrea estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Santa María, también de Caracas, y trabajó en el área médica de 3M.
Cuando se trasladó definitivamente a Miami estudió inglés y trabajó en la casa cuando nacieron sus dos hijos. Los planes cambiarían pronto.
Antes del final de esa década surgió la opción de venir a Costa Rica. Aquí el suegro de Andrea es uno de los fundadores de Concasa, una firma inmobiliaria con varios proyectos residenciales en el Área Metropolitana. En la familia ocurrió una situación.
Al menor le diagnostican varias alergias alimentarias, lo que implicó un cambio en la alimentación para evitar el gluten, y dio la oportunidad a toda la familia de pasar a una alimentación más natural y sana. El problema era encontrar productos en el mercado.
Andrea encontró recetas en Internet, probó y contactó a Lorena, que permanecía en Miami, para intercambiar ideas.
Lorena, tras un paréntesis de dos años en España por varios proyectos de la empresa de Andrés, empezó un negocio en Miami de producción y venta de pan keto durante la pandemia.
“Me estaba yendo muy bien”, dice. Ella misma entregaba los pedidos a sus clientes.
Contrató a una asistente para que le ayudara. Los pedidos aumentaban y las distancias para hacer las entregas eran un reto.
Andrea y Lorena compartieron entonces sus experiencias.
Andrea buscando alimentos adecuados para su familia, llevando cursos en línea de panadería sin gluten. Lorena con el negocio.
Pasaron a elaborar, siempre a distancia, una receta para pan blanco.
Primera venta
La idea de Andrea era hacer el pan que se necesitaba en la casa, aquí en Escazú. Sus dos hijos, ya en edad escolar, lo llevaban como merienda. Así surgió la primera oportunidad de negocio.
Del centro educativo la contactaron. Otros menores de edad no podían comer alimentos con gluten. “Ni siquiera sabía cuál era el costo del pan para ponerle un precio”, dice Andrea. Fue cuando Andrea y Lorena se plantearon fundar el negocio.
Lorena y su esposo Andrés ya habían visitado, con el primero de sus dos hijos, a Andrea y a Alfonso en Costa Rica. La opción de venirse definitivamente les resultó atractiva.
Tenían dos ventajas: Andrea ya conocía el mercado local y Lorena tenía la experiencia de producir y vender pan.
A Andrés, el esposo de Lorena, le surgió la posibilidad de un proyecto de alquiler de espacios de almacenamiento. Se trasladaron a Costa Rica en febrero de 2021.
Mientras Andrés cambiaba de proyecto para dedicarse a la firma Kamalio, un centro de diseño para hogares, y Alfonso continuaba en Concasa, Lorena y Andrea fundaron True Food.
A partir de ahí la idea empezó a concretarse, a desarrollarse y a ajustarse. “Estamos muy abiertas siempre al cambio”, dice Lorena.
Por ejemplo, al inicio producían un pan que llevaba arroz. Pero uno de los menores de la escuela no podía consumirlo. Entonces cambiaron la receta. Y dio resultados. Es más, fue mejor.
Alfonso y Andrés desarrollaron la página web de True Food, así como la de Instagram, y colaboran en el mercadeo, la administración y la contabilidad, por sus experiencias de negocios. Para Andrea y Lorena tener una empresa era un proyecto nuevo.
Datos vitales |
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Empresa: True Food |
Fundadoras: Andrea Fernández y Lorena Madrid |
Fecha de fundación: 26 de marzo de 2021. “El día que pusimos el primer post en Instagram”. |
Productos: pan cuadrado en presentaciones de 18 rebanadas, pan de hamburguesa de 4 unidades y pasta de pizza con 2 unidades por caja. |
Precios: entre ¢4.700 y ¢6.000. |
Personal: 4 personas en producción y 1 mensajero. |
Asesoría: de tecnóloga de alimentos, Cacia y Procomer. |
Primer local: Plaza Rubí, en Escazú. |
Local actual: ofibodegas Akiro, en Belén. |
Consejo emprendedor: “Enamorarse y confiar en su proyecto. Eso es lo fundamental. Siempre tendrán piedras en el camino. Momentos que no serán fáciles. Momentos en que se sentirá estancado. Obviamente tendrás miedo, miedo de si va a funcionar. Hazlo con miedo. Si tienes algo en que confías y realmente crees en el proyecto, vas a poder llegar a algún lugar. |
Escuchar
Así como recibieron a bien el apoyo de sus esposos, ellas tenían la convicción de que hay que rodearse de personas con conocimientos y experiencia en diferentes áreas. También con la tecnóloga en alimentos Erika Amador, de la firma Qualität. Y con Erika vendrían varios cambios importantes.
Andrea y Lorena utilizaban los hornos de sus casas. La postproducción la hacían en un espacio en la casa de Andrea. Se lanzaron de lleno. Visitaban restaurantes y otros negocios. Algunos les decían que sí, otros que no. Las órdenes aumentaron. Pero se dieron cuenta que tenían que darle una mejor presentación al producto.
Los empaques eran bolsas compradas en un supermercado y las etiquetas eran unos stickers impresos en Office Depot. Contrataron a Erika.
La primera tarea que Erika les dejó era obtener los permisos sanitarios y municipales. Eso exigía sacar la producción de las casas, empezando porque los planes reguladores eran muy claros en el uso del suelo. Andrea y Lorena fueron con todo.
En mayo de 2022 abrieron en Plaza Rubí, en Escazú. El local las mantenía en contacto con sus clientes y les permitía desarrollar nuevos productos. A la vuelta las estaba esperando un espacio en Automercado.
Andrea y Lorena, por sugerencia de Erika, se inscribieron en el programa “Pasión por el sabor” de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia). La iniciativa impulsa la formalización y que se presenten en una feria ante los supermercados.
La exposición fue en mayo de 2023. Tres meses después, Andrea y Lorena estaban dejando el primer pedido en Automercado.
Para el supermercado los productos de este tipo resuelven atender la necesidad de una clientela creciente que compra alimentos saludables, además de la población que los requiere libres de gluten. El ingreso a Automercado implicó para True Food otro cambio.
El local de Plaza Rubí se hizo pequeño. Se trasladaron, en julio de 2023, a un local del centro de bodegas Akiro, en Belén. Era un espacio sin divisiones y con un mezzanine.
Ahora había una recepción, un cuarto frío, la sala de producción y la oficina en el mezzanine. Hubo que correr. Aunque les aconsejaron ir con más cautela, ellas vieron que la puerta de Automercado era un desafío mucho mayor y que no podían dejar pasar.
Cuando llegó el primer pedido de Automercado no habían concluido el cuarto frío. Aceleraron. Y se aceleraron las ventas.
Más ventas
True Food pasó a vender hasta 4.000 unidades al mes. El ingreso a Walmart duplicaría el volumen. El efecto no es menor con Quiznos, que —como con el caso Pricesmart— las buscaron.
En Quiznos una de las gerentes compraba el pan de True Food en Automercado. En diciembre pasado los ejecutivos de esta cadena contactaron a Andrea y Lorena.
Hace un mes se inició una prueba piloto en los restaurantes de Plaza Amara en Escazú y en el de Paseo Colón. Luego se extendió a los de Multiplaza del Este y Crono Plaza. La semana anterior ya estaban en 11 puntos de Quiznos. Con Pricesmart pasó algo similar.
En Pricesmart tampoco tenían pan sin gluten. La esposa de uno de los gerentes de esta cadena es celíaca y también lo compraba en Automercado.
Los ejecutivos de la firma se acercaron a Andrea y Lorena. Realizaron varias reuniones de negociación. Ese sería otro gran paso. Y le seguiría la exportación.
Están trabajando con la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) para definir la logística. También están en proceso para obtener las certificaciones necesarias. ¿Adónde exportarían?
A Venezuela, sin duda. A Panamá. A Paraguay. A varios mercados de América Latina. Con Walmart o Pricesmart podría darse la alternativa de ingresar en el istmo centroamericano. No descartan ninguna opción. Por eso se preparan para optimizar la producción con el apoyo de la empresa Automatización Avanzada S.A. (AASA).
Todo esto lo realizaron con fondos propios, reinvirtiendo en las operaciones. Para los siguientes pasos analizan opciones de financiamiento. Siempre con la misma constante: cada paso es hacia adelante. Aunque situaciones difíciles sí las enfrentaron.
En noviembre pasado el proveedor de avena molida sin gluten les comunicó que no podía cumplir con los pedidos. No se sabía cuándo llegaría el contenedor. Urgía una solución.
Se la jugaron con el stock que mantenían y con lo poco que hallaban. Para no detener la producción crearon las bases para la pizza.
Al mes, en diciembre anterior, se empiezó a resolver la situación. Justo a tiempo para responder a las diferentes cadenas que las buscaron en esos mismos meses. Y siempre con la idea de no dejar a nadie por fuera.
“Es un pan para todos”, reitera Lorena.
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