Alonso Cerdas tenía muy claro lo que quería hacer al terminar de estudiar. Lo hizo: fundó su propia empresa Terra Nostra, un vivero ubicado en Tejar del Guarco, en Cartago. Y tenía muy claro lo que quería ofrecer, más allá de la venta de plantas. También lo hizo.
El negocio creció, pero los tiempos son difíciles y, como en el fútbol, ya sabe lo que es doblar los momentos de bajas ventas. “Ahora estamos en un momento muy estable”, afirma Alonso, que actualmente tiene 28 años.
Él es oriundo del Tejar. Se graduó de ingeniero agrónomo de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En el 2020, cuando se reabrieron las fronteras y se reanudaron los viajes internacionales, realizó un maestría en agricultura ecológica en la Universidad de Barcelona, que siempre le llamó la atención. No se quedó ahí.
Realizó cursos de decoración de jardines, de jardines verticales y de agricultura orgánica. Implementar esta alternativa de producción no es sencillo. Por eso se aplicó para obtener experiencia.
En Barcelona, una ciudad que se caracteriza por sus amplias zonas verdes con un estricto mantenimiento por parte de su gobierno local (la Generalitat de Catalunya), trabajó en gestión y mantenimiento de jardines. Aprendió de las mejores prácticas de jardinería para aplicarlas cuando regresó a Costa Rica y fundó su empresa.
De familia
La vocación de Alonso por emprender viene de familia. Su bisabuelo y su abuelo fueron finqueros.
Julio, su padre, también tiene fincas. Y es agrónomo, además.
De él, Alonso heredó la aplicación de la ciencia y la técnica en la producción, junto con el conocimiento tradicional en la producción agropecuaria. Heredó también la producción de plantas ornamentales, helechos y aralias, además de la fresas.
Desde niño Alonso aprendió el quehacer de las fincas de su familia. Lo que más recuerda es las idas y venidas en el cajón de un camión. Asimismo, cargarlos y descargarlos de productos.
Ordeñó vacas en la finca de su abuelo Humberto, que se dedicaba más a la ganadería. Aprendió otras labores: chapeaba terrenos, realizaba atomizaciones, sembraba, cortaba malezas e incorporaba materiales orgánicos al suelo. Cultivó así su vocación agronómica. Y la de emprender.
137
— patronos registrados en la CCSS en actividades de hortalizas y legumbres, especialidad hortícolas y productos de vivero.
Antes de la pandemia, recién graduado de la UCR, le comentó a su padre lo que quería hacer. “Siempre me han gustado las plantas”, dice Alonso.
Cuando regresó de Barcelona, trabajó en la finca familiar y empezó a ahorrar. Aprovechaba el tiempo que disponía para visitar viveros. Se fijaba especialmente cómo los construían.
Levantó su vivero en un terreno de la familia. Tenía todo el apoyo, especialmente de su padre.
Metió plantas, piedras, zacate. Desde el inició contrató personal.
Se metió en un negocio donde hay más de cien empresas. Según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social, en el cultivo de hortalizas y legumbres, especialidades hortícolas y productos de vivero había 137 patronos registrados. De ellos, 92 tienen menos de 5 colaboradores.
Alonso siguió poco a poco. Ya lleva tres años.
Datos vitales |
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Empresa: Terra Nostra. |
Fundador: Alonso Cerdas Monge. |
Año de fundación: 2021. |
Productos y servicios: venta e instalación de zacate, diseño y decoración de jardines en casas, condominios y áreas públicas, instalación de jardines verticales sin uso de pesticidas, y venta de plantas aromáticas, medicinales y ornamentales para interiores y exteriores, entre otros. |
Lugar: Tejar del Guarco, Cartago. |
Personal: cinco colaboradores. |
Obstáculos: los trámites para abrir un negocio. |
Recomendación para emprendedores: “Tener mucha constancia. Ser perseverantes”. |
Días movidos
En el vivero la actividad fluye diariamente con la visita de personas que compran plantas y rocas decorativas para sus hogares y empresas. “Se venden muchas plantas de decoración interna”, dice Alonso.
Chinas, palmeras, suculentas, flores, veraneras y hortensias.
Se brinda, además, asesoría en el diseño de la decoración de jardines, así como el servicio de venta e instalación de zacate.
En esta área atiende clientes de Escazú, de la zona de Los Santos y de otras regiones de Costa Rica.
Para Alonso, el diferenciador clave de su negocio es la incorporación de prácticas sustentables, como la incorporación de materiales orgánicos al suelo.
Las amenazas vienen normalmente de plagas como la del llamado joboto, una larva o gusano de color blanco que es muy dañino pues se alimenta de las raíces y hace que el zacate adopte un color amarillo.
Para evitarlo o combatirlo se implementan biofungicidas producidos a partir de microorganismos de plantas. Con ellos, se procura una estructura que permita la correcta instalación del zacate. Luego se aplican biofertilizantes para el control de plagas.
Se promueve también que las personas en sus hogares utilicen productos orgánicos para el control de plagas en sus jardines.
Lo mismo hace en la instalación de jardines verticales, otro de sus servicios. En este caso no se utilizan pesticidas. En su lugar se emplean formulaciones nutricionales líquidas que se incorporan en el agua.
En concordancia con eso, su principal enfoque es producir las plantas con un manejo orgánico y productos naturales basados en extractos de plantas aromáticas y microorganismos.
Ciclos
Como todo negocio, en poco tiempo Alonso sabe lo que es el subibaja normal de toda actividad. El inició no fue fácil.
Él y su novia Valeria Piedra se enfocaron inicialmente en dar a conocer el vivero. Lo hacían con volantes y rótulos publicitarios en las cercanías y mediante redes sociales.
Actualmente tiene un convenio para dar mantenimiento, manejo de la maleza y fertilización de la cancha del estadio de Paraíso a cambio de la instalación de una valla de Terra Nostra.
No está ajeno a lo que pasa en la economía. “Tal vez por la baja del dólar”, dice Alonso.
El descenso del tipo de cambio afecta a la mitad de las microempresas, de acuerdo con un estudio del Centro Latinoamericano de Innovación y Emprendimiento (Celiem).
La cantidad de microempresas en Costa Rica disminuyó. En el 2023 se contabilizaron 394.540 negocios, 3,9% menos en comparación al 2022 cuando se registraron 410.745, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En el camino aprendió más de los emprendimientos y las empresas: cómo abrir y manejar un negocio, contabilidad, atención a los clientes, los permisos se requieren, las obligaciones con el Ministerio de Hacienda y la Caja Costarricense del Seguro Social, y cómo hacer para incrementar las ventas.
En particular, aprendió que muchas veces las cosas no salen tal como se pensaron.
“Es un aprendizaje gigantesco, un proceso largo”, dice Alonso. “Actualmente el negocio está muy estable y creciendo. La idea es seguir y seguir adelante”.