Lil Quesada escuchaba siempre a sus amigas decir que no les quedaba tiempo para, entre múltiples quehaceres y tareas domésticas y personales, correr a un servicio para sus mascotas y luego ir a otro sitio para hacerse un pedicure o un manicure.
¿Por qué no tener un lugar donde se brinden ambos servicios? Y lo fundó en San Rafael de Escazú. Para crearlo no tuvo muchos peros a la hora de obtener los permisos, aunque sí debió realizar un doble trámite. El reto más grande fue encantar a los clientes.
“La retroalimentación que hemos recibido es muy positiva. A la gente le ha gustado mucho”, dijo Lil, fundadora de Spaw. “Nos llena de satisfacción y también nos permite ver el potencial que tiene este negocio”.
El negocio, que cuenta con siete colaboradoras, aprovecha múltiples tendencias que se expandieron a mayor velocidad desde el año 2020: la búsqueda de la salud y el cuidado personal tanto en mujeres como en hombres, el crecimiento del mercado de mascotas y la sostenibilidad ambiental.
Las personas, además, están muy interesadas en iniciativas propias, incluyendo emprendimientos, que les garanticen el equilibrio entre su vida profesional y el bienestar, así como su futuro profesional y laboral en el mediano o largo plazo. Y ahí se apuntaron Lil y su socia Marcela Salazar.
De espíritu inquieto
Lil también debe correr de un lado a otro: con su propia familia, su trabajo en una firma farmacéutica y el negocio. Es muy activa y es probable que todavía quiera otros proyectos personales o empresariales.
Le gusta practicar deportes, en especial de aventuras. Corrió en el Chirripó, la montaña más alta de Costa Rica, lo que le dejó magulladuras, ampollas y otras lesiones que no olvida. Es parte de su espíritu.
Oriunda de Heredia centro, nació en una familia formada por el veterinario Rolando Quesada y la empresaria Marianela Morúa, propietaria de parqueos en el centro de esa ciudad. Tenía el ejemplo en vivo en la casa. Pero para abarcar tanto hay que organizarse bien, tener orden, ser disciplinada.
Todo esto lo aprendió en el Colegio Humbolt, ubicado en San José, antes de pasar a microbiología, en la Universidad de Costa Rica. Aquí se graduó en 2006 y empezó a trabajar, primero en Laboratorios Echandi y luego en firmas farmacéuticas. Pero para ella no era suficiente y empezó a emprender.
Antes de Spaw tuvo otros dos negocios.
El primero fue con su hermana Daniela: una tienda dedicada a deportes extremos. Se ubicaba en Lindora. Lil todavía estaba en la universidad cuando iniciaron. El negocio duró cinco años, hasta la crisis financiera del 2008. La experiencia le dejó muchos aprendizajes y no le quitó el impulso para seguir emprendiendo.
En el interín realizó y se graduó de una maestría en administración con énfasis en biotecnología en la IE Business School de España en 2012 y recién casada. Actualmente tiene dos hijas.
El segundo negocio fue con una amiga, Andrea Monge. En este caso vendían en Amazon unos vasos de vino conocidos como tumblers. Fueron tres años donde también aprendieron mucho de mercadeo y de comercialización en línea. Hasta que llegó el momento en que hubo que dejarlo.
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Amazon es una plataforma que, al ofrecer una multitud de productos de todo tipo, requiere mucha dedicación. “Es una jungla”, dice Lil. “La competencia es feroz y el retorno no era el que esperábamos”. El siguiente emprendimiento, Spaw, surgió de una serie de coincidencias.
Datos vitales |
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Empresa: Spaw. |
Servicios: de bienestar y cuido de personas y de mascotas. |
Precios: desde 12.000 (uñas) hasta 38.000 en tratamientos capilares para personas; desde 16.800 hasta 60.000 para mascotas. |
Socias: Lil Quesada y Marcela Salazar. |
Planilla: 7 personas. |
Ubicación: Plaza Juso, Escazú. |
Recomendación a emprendedoras: “Emprender es muy bonito, pero uno tiene que ser perseverante, rodearse de gente que lo motive, que lo apoye, que haya pasado por lo mismo. Porque llega un momento donde uno se pregunta si puede con todo. Pero, al final, aquí estamos”. |
Atención simultánea
En el salón de belleza al que iba, Lil hizo mucha confianza con una de las muchachas. Un día, la joven le confesó que ya no quería seguir ahí. Su deseo era, con el conocimiento que tenía de la actividad, dedicarse a asesorías. Y Lil estaba pensando en crear un salón de belleza sostenible. Sin embargo, eso no era suficiente para diferenciarlo de la gran cantidad de salones de belleza que hay en Costa Rica.
En el país hay casi 500 barberías y salones de belleza registrados ante la Caja Costarricense del Seguro Social. También hay unos 800 establecimientos de venta de cosméticos al por menor.
Esos son los que están formalizados. En la actividad también hay un número no determinado de negocios de este tipo que operan como microempresas, algunas registradas como tal ante los ministerios de Hacienda y de Economía, Industria y Comercio. Y hay otra cantidad indeterminada que opera de manera totalmente informal.
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La idea de cómo diferenciar su negocio le llegó a Lil conversando con las amistades.
Ella escuchaba a sus amigas contar cómo tenían que llevar a las mascotas a un lugar para diversos servicios y luego ellas mismas ir a un salón de belleza donde no necesariamente eran pet friendly. ¿Y por qué no unir ambos conceptos? ¿Era una locura?
Pensó que si no existía un servicio así era porque simplemente no funcionaba. ¿O tal vez sí? Ella misma tenía esa situación con su mascota, un perrito.
Lil empezó a dar vuelta a su idea de dos servicios en uno, que además cumpliera con la sostenibilidad ambiental, otra de las tendencias de demanda en el mercado.
Deloitte acaba de publicar los resultados de una encuesta global donde las personas entre 12 y 42 años, que pertenecen a las generaciones Z y Y (o millennials), dicen estar dispuestas a acercarse a las empresas que cumplen con estándares ambientales.
Lil empezó a trabajar en el proyecto. Lo hacía en su tiempo libre. Muchas noches se acostó a la 1:00 a.m. Y también le dedicaba tiempo los fines de semana. En Internet encontró dos lugares similares, pero fuera de Costa Rica. Uno en México y otro en Amsterdam.
El siguiente desafío fue hallar y contratar el personal idóneo para los servicios de mascotas y de sus propietarios.
En la Municipalidad de Escazú y en el Ministerio de Salud no hubo mayores trabas. Tan solo que se debían realizar trámites para cada tipo de servicio, porque tienen regulaciones distintas.
En el caso de las mascotas implicaba obtener el visto bueno del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa). Pero el reto del nuevo emprendimiento sí exigía a Lil a buscar una socia.
Alianzas y socia
Cuando ya estaban remodelando el local de Spaw, Lil se dio cuenta que no podría llevar el negocio ella sola. Ell viaja mucho por su trabajo en la farmacéutica. Necesitaba a alguien para lo operativo.
Encontró en Marcela Salazar la socia ideal. Marcela, que es doctora, y Lil se hicieron amigas a través de sus esposos. Los hijos de ambas parejas también hicieron amistad con el tiempo. Se tienen completa confianza y ambas se complementan.
Una es más organizada y estructurada. La otra más flexible y espontánea. Además, Marcela comprende el día a día de una empresa, pues trabaja en otra farmacéutica, y de los emprendedores, pues su esposo tiene una compañía de uniformes escolares. Ambas aportaron su capital.
Spaw se inauguró el pasado 5 de abril en Plaza Juso, diagonal al centro comercial Atlantis y cerca del cruce de San Rafael de Escazú. Ahí se cuenta con parqueo y sistema de tratamiento de aguas y de reciclaje.
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El local de Spaw se divide en tres áreas, todas bajo el concepto de bienestar sostenible: de productos naturales para personas y mascotas, con componentes orgánicos, con la menor cantidad de químicos posibles y opciones veganas; de servicio para el cuido de las personas; y de servicio para el cuido de las mascotas.
En el área de personas se brindan manicure y pedicure, spa, diagnósticos y tratamientos capilares personalizados (se tienen 40 opciones), corte de cabello y uñas. También ofrece un menú express para cuando las personas van con prisa.
Para el cuidado de uñas se utilizan lámparas de luz LED certificadas por la Food and Drug Administration (FDA) y guantes que solo dejan descubiertas las uñas para no exponer la piel. Asimismo, los esmaltes son veganos y el diluyente para limpieza de uñas apenas tiene 10% de acetona.
También se utilizan también cremas para hidratar y exfoliantes naturales y veganos para tratamientos capilares.
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En el área de mascotas se realiza el grooming o de peluquería y cuidado completo del pelaje de perros, gatos e incluso conejos. Hay opciones de grooming clásico, spa, spa deluxe, baño terapia con ozono e hidromasajes.
Entre los servicios se incluyen baño, hidromasaje y secado. También se brinda cuido estético, cosmético y tratamientos dermatológicos personalizados. Los clientes pueden solicitar esmaltado de uñas, tintes, baños de color y mascarillas hitratantes para las los perros.
Algunos clientes llegan con su mascota y solicitan tratamientos para ambos, con lo que optimizan su tiempo. Otros solo piden atención para sus mascotas. Y algunos, no llevan mascotas, solo piden servicios para ellos.
Les llegan clientes desde el Este de San José, de Curridabat. Y tanto o más significativo es la retroalimentación positiva que se recibe. Lil dice que la aceptación es mayor a lo esperado. Y eso permite pensar en más puntos.
Los planes incluyen la expansión a nuevas ubicaciones del Área Metropolitana y fuera del Valle Central, con probabilidad en Guanacaste. A finales del presente 2024 o antes se lograría el punto de equilibrio.
Tras varios negocios y después de haber empezado a darle vueltas a la idea de un spa para mascotas y sus propietarios, Lil recalca que solo hay una clave para llevar adelante una empresa: la perseverancia y las sociedades.
“Uno tiene que ser perseverante y rodearse de gente que motive y que apoye”, dice Lil.
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