Gonzalo Martínez tuvo la idea de vender helados en Cartago y junto con su hermano Guillermo lo lograron, al inicio era un producto que formaba parte todo el menú de una soda. En ese entonces Costa Rica vivía el final de la Guerra Civil de 1948.
Gonzalo y Guillermo incluyeron estos famosos helados de “palito” en la soda que también era de su propiedad, pero en ese entonces no era el producto de más venta. Era solo un postre.
La esquina donde estaba el local se llamaba La Victoria en alusión al triunfo del Ejército de Liberación Nacional en la Revolución del 48. Esta sucursal se ubicaba 100 metros al sur y 100 metros al oeste del templo católico de San Rafael de Oreamuno, donde actualmente está la Mutual Cartago de Ahorro y Préstamo (Mucap).
Conforme fue pasando el tiempo, los helados empezaron a desplazar a todos los productos que se vendían en la soda y los hermanos decidieron dedicarse, exclusivamente, a producir helados. En aquel tiempo eran solo seis sabores: natilla, coco, maní, cas, crema y cacao; que se vendían a través de una ventana.
El precio inicial de estos famosos helados, que en aquel entonces eran conocidos como los “helados de natilla de San Rafael”, era de 5 céntimos. Alrededor de los años 80 el valor subió a ¢8.
En un principio solo los dos hermanos sacaban adelante el negocio; en tanto iban envejeciendo, y para no perder la tradición, Edwin Granados Coto, el sobrino de ellos, les iba a ayudar a producir los helados.
El proceso de producción era: hacer los helados en la mañana, dejarlos en un contador (un recipiente grande) todo el día, sacar los moldes (como las bandejas de hacer hielo) en la noche, al día siguiente retirarlos de la bandeja y ponerles la paleta.
El negocio familiar siguió prosperando de la mano de don Edwin, pues Gonzalo y Guillermo fallecieron. Desde hace aproximadamente ocho años, Granados se hizo a un lado por motivos de edad y su hijo Edwin asumió la administración de la empresa.
“La gente nos decía que ‘qué lástima si el helado desaparece’ entonces yo vi la oportunidad personal de seguir manteniendo viva la tradición de los helados y si te soy sincero no me arrepiento de esa decisión no solo en el aspecto de que nos ha dado de comer sino que nos ha dado la oportunidad de que mucha gente lo conozca a uno y te digan cosas bonitas de los helados”, mencionó el administrador de Helados Granados.
La decisión de estar al frente del negocio la tomó porque a pesar de no tener un título como administrador de empresas, le apasiona lo que hace y es un autodidacta en lo que respecta a la gestión.
75 años de helados Granados
Los helados Granados tienen 75 años de estar presentes en San Rafael de Oreamuno y endulzar el paladar de vecinos de Cartago e incluso personas que viven fuera de esta provincia.
Su actual dueño no precisa el momento en el que su padre bautizó el negocio con el apellido de la familia, solo el hecho de que en 1999 la sociedad y la marca comercial se registraron para proteger el producto.
El secreto de permanecer tanto tiempo en el mercado radica en que el helado se produce pensando en que también lo comerían ellos (la familia de Edwin y los cinco colaboradores de la empresa), sin ningún temor. Además, le solicitan a los proveedores que den lo mejor para seguir haciendo los helados “lo más fiel posible en los sabores que el cliente probó hace bastante tiempo”, más los sabores nuevos que se producen.
“Esto para que la gente sienta que todavía hay ese sabor tan casero como los que hacían mis tíos. Hace poquito nos invitaron a la feria del helado en Antigua Aduana y entre las cosas que más le llamaba la atención a mucha gente que no nos conocía era ver que el helado era de palito (...) y es muy casero. Nos quedamos sorprendidos porque era mucha gente que nos vio y conocía los helados. Entonces yo cuido todos los detalles para que la gente siga encontrando en el helado ese sabor que tanto le gustó cuando estaba mi tío”, dijo Granados.
En el local que se ubica 175 metros al oeste del Banco de Costa Rica (BCR) en San Rafael de Oreamuno, los clientes pueden encontrar alrededor de 25 sabores de helados: uno es sin azúcar añadida; cuatro tienen licor: baileys, piña colada, ron con pasas y ron con frutas; seis en agua; seis en leche, entre ellos natilla y natilla con fresa; y otros nuevos como dulce de leche y galleta oreo.
El precio de los helados es de ¢850 y el más vendido es el de natilla con fresa.
Según Edwin Granados las condiciones de trabajo ahora son mejores, pues a diferencia de antes cuando sus tíos y su papá estaban a cargo del negocio. Ahora usan máquinas paleteras que cortan los helados en una hora, se puede poner la paleta antes de que se congele el helado, y los almacena en congeladores para después empacarlos y venderlos al público.
Además, en Cartago (Guadalupe, Paseo Metrópoli, Tejar y Cartago) hay negocios que venden helados Granados.
Yo le dedico horas y horas a este trabajo porque me encanta, nos ha dado cosas maravillosas. Yo creo que el secreto del helado es eso, el cariño, el amor con que lo hacemos y siempre pensando que es un helado que nosotros mismos consumiríamos entonces no tengo el temor de ponerlo a la venta a la gente.
— Edwin Granados, administrador de Helados Granados
Un plan a mediano plazo
Personas de diversas zonas del país han ido hasta San Rafael de Oreamuno para comer los famosos helados Granados. Este es un elemento que conoce muy bien el administrador del negocio y por ello relata que siempre ha habido “como un gusanito” de poner una sucursal en Heredia, para quedar cerca de Alajuela o Escazú; por ejemplo.
Sin embargo, por el impacto de la pandemia, Edwin ha sido muy precavido y todavía no quiere abrir un nuevo local. “Uno tiene que ser cuidadoso cuando se va a tomar una decisión de esas. Siento que no puedo ser impulsivo, los costos de alquileres son muy altos, me gusta manejar un precio accesible con el helado, entonces eso me ha frenado un poquito la intención en Heredia”, añadió.
Eso sí, a mediano plazo, quieren convertir en realidad la idea de una sucursal manejada por ellos mismos con personas de toda la confianza en Heredia para poder, igual que en Cartago, tener el cuidado, control de calidad y atención al cliente.
“Estamos a la orden hasta que la gente nos siga dando la oportunidad de servirles vamos a estar brindándoles un producto de calidad pero con mucho cariño y con mucho amor”, reiteró Granados.