Hasta hoy, la mayoría de las conversaciones empresariales se mantienen fundamentadas en el miedo. Así será poco probable que sean capaces de llevar el barco a buen puerto aunque sobreviva a la tormenta. Por lo tanto, es importante mantener abierta la conversación de futuro, identificar el norte, más allá de los golpes de timón que haya que dar para sortear las inclemencias.