"Lo que tiene que preguntarse Costa Rica es qué tipo de país quiere. Costa Rica aspira a tener los niveles de desarrollo y de bienestar de la OCDE pero quiere seguir pagando impuesto como el resto de Centroamérica", declaró Lourdes Molina del Icefi.
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El Icefi señala la contracción de la actividad económica producto de la reducción de los flujos de remesas de los trabajadores en el exterior, aspecto que afecta de manera principal a El Salvador, Honduras y Guatemala y una severa disminución de los ingresos de la actividad turística, la caída de las exportaciones y la reducción de las ventas de las empresas y de los ingresos de los trabajadores.
Costa Rica se divide entre aprobar o no una reforma fiscal que según los números parece urgente. La polarización del país sumada a la empecinada oposición de los sindicatos de aceptar nuevos impuestos, llegó hasta las calles como huelga nacional. Mientras tanto, el país se convierte en el peor calificado en materia fiscal de toda la región.