El problema de la institución no son solo sus números en rojo. La generación distribuida, cada vez más accesible, hace que el ICE deba dejar de confiar en la electricidad como su sostén principal y mueva la vista hacia nuevos negocios y nuevos clientes.
Etiquetas Irene Cañas
La promesa es que la septuagenaria institución alcance la estabilidad financiera, evolucione en sus negocios para dejar de depender de la electricidad, mejore su más que criticada atención al cliente y de paso se modernice de la mano de la tecnología.
La primera primera investigación trata sobre el pago irregular de la cesantía a varios empleados traspasados del ICE a Racsa. La segunda viene desde más atrás e investiga la supresión del puesto de Gerente General de la institución por parte de los miembros de la junta, sin tener la potestad para hacerlo. En este caso seis directores fueron suspendidos.