Para la mayor parte de los países más pobres, los servicios básicos de telefonía e Internet siguen siendo prohibitivamente caros. Por ello los gobiernos, donantes y el sector privado deben trabajar en conjunto para crear modelos comerciales y de precios para recuperar costes y, al mismo tiempo, prestar un nivel adecuado de servicios digitales a los consumidores más pobres. Una estrategia de reducción de la pobreza que merece ser explorada es el acceso comunitario a la tecnología.