El fallo fundamental del discurso del presidente Carlos Albarado giró en torno al futuro. Anunció que se tomarían medidas, pero no esbozó el derrotero; si no van acompañadas con la precisión del cómo y de los actores encargados de ejecutarlas, no pasarán de ser ejercicios teóricos de escritorio.
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En su discurso ante la Asamblea Legislativa, el presidente Carlos Alvarado Quesada nos dejó con una vela encendida en medio de tanta oscuridad. Al volante del país, encendió la luz corta pero queríamos ver, necesitamos ver, la luz larga en materia de reactivación económica.
El país vive una coyuntura histórica que ha permitido una tasa de éxito legislativo sin precedentes. Esta nueva oportunidad no debe desperdiciarse por temor o exceso de cautela; hacerlo sería un error imperdonable del que luego nos arrepentiríamos.