Los activos del Fondo de Capitalización Laboral (FCL) volvieron a crecer después de la crisis que azotó a los mercados financieros en 2022 y el achicamiento del mercado laboral. Sin embargo, ahora este fondo sube de una forma distinta a como lo hizo en sus primeros 20 años de vida.
Si observamos únicamente el valor de los activos del FCL, probablemente se asuste al ver que están en un nivel más bajo que en la prepandemia. Pese a que no parece algo ideal, hay tres factores —con sus luces y sombras— que explican ese comportamiento: cambios en el mercado laboral, nueva regulación y crisis de los mercados.
Vamos uno por uno.
Cambios en el mercado laboral
Los golpes más fuertes en el mercado laboral los trajo la pandemia. La afección más evidente fue la destrucción de puestos de trabajo derivados del confinamiento y las restricciones. Más personas desempleadas significó que más recursos del FCL podían ser retirados. Lo mismo sucedió con las personas a las que se les modificó su jornada laboral o se les suspendió el contrato, ya que esas fueron condiciones necesarias para poder acceder al fondo.
Que las personas en necesidad pudieran sacar su dinero no es algo necesariamente malo, al final de cuentas el FCL está para proteger del desempleo, sin embargo sí derivó en que el fondo decreciera. Solo entre marzo y julio de 2020 el FCL perdió casi 100.000 aportantes.
El mercado laboral ha ido paulatinamente —y con sus claroscuros— recuperándose. A pesar de que el mercado se ha achicado —la fuerza laboral llegó a perder otros casi 268.00 trabajadores en 2023, principalmente del sector informal—, la cantidad de aportantes al FCL ha venido en auge y en enero alcanzó su techo histórico de 1,35 millones de personas, lo cual ayuda a engordar los fondos del FCL.
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Nueva regulación
La ley N°. 9906 hizo que medir los activos del FCL antes y después del 2021 sea como comparar manzanas y peras.
Antes del 2021, el trabajador aportaba un 3% de su salario al FCL, pero una vez al año —en marzo— la mitad de ese 3% que se acumuló en 12 meses se movía hacia los fondos del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria (ROP). Esto causaba un bajonazo anual de recursos que le daba su particular forma de zigzag al gráfico de activos.
Ahora, el trabajador le aporta un 1,5% al FCL y el restante 1,5% (del antiguo 3%) va directo al ROP, sin pasar por el FCL. Esto fue una especie de trueque que se hizo para priorizar el largo plazo por el corto plazo, ya que los rendimientos que genere ese 1,5% que va al ROP se mantienen en el ROP, mientras que antes esos montos se quedaban en el FCL.
“Es beneficioso porque la gente va a recibir una mejor jubilación, producto de que las inversiones del ROP son a más largo plazo, y porque las comisiones cobradas por las operadoras son sustancialmente menores”, considera Alejando Solórzano, gerente general de la Operadora de Pensión Complementaria (OPC) Vida Plena.
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En el FCL las comisiones son de un 2%, mientras que en el fondo de pensión es 0,35%. Es decir, ahora se paga menos a la OPC por ese 1,5% que va al ROP.
Del lado de las inversiones, también permite a las operadoras invertir los recursos del FCL con la libertad de no tener que tomar en cuenta la liquidación anual.
Crisis del 2022
Al igual que los fondos de pensiones, las inversiones del FCL sufrieron un golpe fuerte con la crisis de los mercados financieros del 2022. En dicho periodo, los activos de este fondo llegaron a contraerse en 12 meses consecutivos y hasta en un 22% (aunque hay un efecto del antiguo traslado del 1,5% de por medio).
“El 2022 fue una situación atípica a nivel mundial. Todos los instrumentos financieros se comportaron en la misma dirección (a la baja)”, explica Héctor Maggi, gerente de la OPC de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).
No obstante, estos fondos tuvieron un riesgo particular: al ser recursos que los afiliados pueden liquidar con mayor frecuencia (cada cinco años, en caso de despido o cambio de patrón) fue más alta la probabilidad de que se concretaran pérdidas.
En periodos de tormenta, no se recomienda retirar fondos ya que significa convertir minusvalías contables en pérdidas reales. Lo ideal, en la medida de lo posible, es esperar a que se recuperen los mercados.
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“Para contrarrestar nosotros no salimos a vender títulos, sino que con el mismo efectivo que nos ingresa todas las semanas, pagábamos, y eso hizo que no realizáramos las pérdidas que existían en los fondos”, menciona Maggi.
Aún así, Solórzano considera que los fondos del FCL presentaron una menor volatilidad durante el periodo de crisis en comparación con los fondos del ROP. Según explica, esto se debió a la composición de menor plazo que suelen tener dichas inversiones.
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Actualmente, el FCL lleva diez meses consecutivos en los que sus activos han crecido interanualmente. A enero del 2024, estos recursos se incrementaron en un 15,04%.
¿Qué esperar del FCL?
Lo esperable ahora es que el FCL pueda crecer de manera más continua, ya que no tiene la necesidad de liquidar anualmente la mitad de los recursos nuevos. Además, cada vez será menos afectado por el quinquenio original, lo que debería ayudar a que los fondos puedan tener un crecimiento más constante.
El quinquenio original es el fenómeno que ocurre cada cinco años desde el 2006 y que responde al ciclo de los trabajadores que aportan desde que nació el FCL en 2001. Al tener la posibilidad de retirar los fondos en cada quinquenio, se hizo común que con cada lustro (2006, 2011, 2016 y 2021) los fondos decayeran fuertemente, lo cual obligaba a cada operadora a planear un alto nivel de liquidez para desembolsar los recursos.
Sin embargo, con el paso del tiempo y conforme entran nuevos trabajadores ese fenómeno se ha ido diluyendo. No obstante, la costumbre de sacar los recursos cada cinco años sigue muy presente, considera Maggi, solo que ya no está tan atada al quinquenio original
Solórzano considera que es probable que en este 2024 el fondo mantenga crecimientos similares a los del 2023. Maggi, por su parte, espera incrementos en esa misma línea, sin embargo menciona que hay tensiones geopolíticas que ponen riesgo sobre las inversiones del fondo.
“Estamos expuestos a riesgos geopolíticos que no están relacionados con lo que le pueda pasar a las inversiones, sino que lo que le pasa a las inversiones es consecuencia de lo que pasa en el mundo”, dice el gerente de la OPC de la CCSS.
Como riesgos menciona el conflicto armado en Medio Oriente y la continuación de la guerra en Ucrania.