La administración y dirección de cada asociación solidarista en Costa Rica está a cargo de una junta directiva, mientras que la vigilancia de la organización recae en uno o varios fiscales. Los nombramientos de ambos órganos los realiza la asamblea general de asociados de cada entidad.
De acuerdo con una resolución del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), las solidaristas no están sujetas a la supervisión prudencial de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
En otras palabras, ninguna persona u organización externa ejerce una supervisión financiera o de gobierno corporativo sobre las solidaristas excepto por las auditorías externas.
“Aunque el marco legal plantea la incorporación de las asociaciones solidaristas al ámbito de supervisión de la Superintendencia, a la vez contempla la posibilidad de exceptuarlas de tal supervisión, encontrándose el sustento para ello en que (...) su modelo de negocio social se basa en la administración de los recursos por cuenta, riesgo y beneficio de sus asociados y no por cuenta y riesgo de la asociación solidarista”, determinó el Conassif en 2021.
Ante esto, el modelo solidarista descansa en la transparencia y la autorregulación, “donde los mismos asociados ejercen los mecanismos de control y establecen en su regulación interna los pesos y contrapesos que regirán la movilidad de los recursos bajo la óptica social solidarista”. También, estas organizaciones deben cumplir con una serie de regulaciones como la Ley de Legitimación de Capitales.
En el país, existen 1.460 asociaciones solidaristas que cuentan, en conjunto, con activos aproximados a los $2.600 millones, según datos suministrados por Guido Alberto Monge, de la Confederación Nacional de Asociaciones Solidaristas (Conasol) y del Movimiento Solidarista Costarricense.
De ellas, la más grande es la Asociación Solidarista de Empleados de la Caja Costarricense de Seguro Social (Aseccss). De acuerdo con datos del Ministerio de Trabajo, a agosto pasado, la organización contaba con 45.910 asociados, triplicando a la segunda más grande, Asadem, la solidarista de la Corporación de Supermercados Unidos y Afines (Walmart).
Para conocer más sobre cómo funcionan las solidaristas, El Financiero consultó a tres de las más grandes del país: Aseccss, Asadem (con 14.038 asociados) y la Asociación Solidarista de Empleados de Boston Scientific (AseBoston, con 7.314 asociados).
El órgano de dirección
La Ley de Asociaciones Solidaristas (6970) indica que estas organizaciones sociales son dirigidas y administradas por una junta directiva que debe ser integrada por, al menos, cinco personas: presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y vocal; y además, debe garantizar la representación paritaria de ambos sexos.
De acuerdo con la legislación, la junta directiva de cada asociación puede conformarse únicamente con trabajadores mayores de edad que estén afiliados. Esta normativa no exige que el afiliado cuente con conocimientos o formación académica en economía, contabilidad, auditoría o administración, por ejemplo, para ocupar uno de los puestos.
Pues bien, la junta directiva de Aseccss y la de AseBoston cuentan con siete miembros: presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y tres vocales.
Enrique Rojas, gerente general de Aseccss, indicó que la solidarista cuenta con una estructura por medio de comités y delegados en la cual van preparando “personas idóneas” para llegar a formar parte de la junta directiva.
“Todos los años se trabaja con ellos, tenemos talleres con ellos y van aprendiendo exactamente todos los temas que tienen que ver con intermediación financiera, riesgos financieros, riesgos no financieros, política de crédito, etc (...) A partir de ahí, cuando una persona de estas se posiciona en junta directiva, nosotros nos encargamos de irla capacitando pero de forma más intensiva”, agregó.
Desde AseBoston, se informó que para los puestos de junta directiva buscan personas adecuadas, con las competencias y con las habilidades que cada puesto requiere.
“La junta directiva junto con la administración buscan las personas idóneas para efectos de invitarlas a participar cuando hay elecciones y cuando hay puestos vacantes. Las personas que no tienen las cualidades, pueden participar, no se les restringe, pero sin embargo sí se les da una inducción donde se les indica los roles y las responsabilidades”, dijo Johnny Corrales, gerente general de la organización.
En Asadem, por su parte, la junta directiva se compone de un presidente, un vicepresidente, un secretario, un tesorero, dos vocales y dos suplentes. Para elegir a estas personas, la asociación solo se guía con lo que dicta la Ley de Asociaciones Solidaristas. “Sin embargo, cuando enviamos las invitaciones para las elecciones de junta directiva, enviamos varios comunicados para que los futuros candidatos sean conscientes de ciertos requisitos deseables que necesitamos en la junta (como conocimientos en finanzas, contabilidad)”, indicó Luis Rodríguez, gerente de la asociación.
Ahora bien, el artículo 14 de la Ley de Asociaciones Solidaristas dice que el patrono puede designar un representante, con derecho a voz pero sin voto, para que asista a las asambleas generales y a las sesiones de la junta directiva, “salvo que estas, por simple mayoría, manifiesten lo contrario”. Las tres solidaristas consultadas por El Financiero cuentan con un representante patronal.
Aunque técnicamente no son parte de la junta directiva, Aseccss, Asadem y AseBoston tienen tres fiscales. Las facultades y obligaciones de estas personas son las que establece el artículo 197 del Código de Comercio, en lo que sea aplicable a las asociaciones solidaristas.
La autorregulación de las solidaristas
Con la autorregulación, las asociaciones buscan mitigar la materialización de riesgos.
Bajo este modelo, la solidarista de la Caja cuenta con estructura de gobierno corporativo y con distintos comités: de riesgo, de auditoría, de tecnología, de activos y pasivos, entre otros. “Cada uno de estos comités está integrado por miembros de la junta y por asesores externos que nos acompañan en cada una de las sesiones”, dijo Rojas.
Asadem asegura que cumple con todas las políticas y reglamentos internos –de inversión, de crédito–, y con la medición de riesgos. Mientras que AseBoston utiliza el gobierno corporativo para autorregularse, “ese ha sido la herramienta más eficiente que ha tenido la junta directiva para tener una administración correcta de los recursos que le asignaron los asociados”.
El Gobierno Corporativo es el sistema por el cual las organizaciones son dirigidas, supervisadas y gestionadas (...) Dentro de las áreas críticas para un buen funcionamiento del Gobierno Corporativo, destacan: una debida estrategia, planificación y un monitoreo efectivo, y la gestión del riesgo y cumplimiento.
— Código de Gobierno Corporativo de ASEBoston
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¿Cómo se gestionan los riesgos?
“Las asociaciones tenemos dos grandes activos. Uno es la cartera de préstamos y generalmente lo que no se presta se invierte a plazo (...) por lo tanto vigilar y controlar el riesgo de esos dos grandes activos es fundamental”, comentó el gerente de Asadem.
Riesgo de crédito. Aseccss cuenta con una gerencia de crédito y una gerencia de riesgo. También, tiene una política de crédito que es fiscalizada por el área de riesgo a la hora de definir todos los parámetros de aprobación. Con esta herramienta, la entidad logra medir el endeudamiento, liquidez y cuál es la posibilidad que tiene el asociado para acceder a un crédito.
“A diferencia de una entidad financiera, tenemos una facilidad de recuperación mucho más alta, ya que el patrono, mes a mes, es el que recauda y nos deposita directamente a nosotros cuando hace el pago de la planilla”, dijo el gerente general de Aseccss.
En AseBoston también aseguraron que el riesgo de crédito es “muy, muy bajo” porque todas las cuotas se deducen de planilla.
La solidarista de Walmart, por su parte, cumple con una política del manejo del crédito, en la cual se define a quién se le puede prestar, en qué condiciones, cómo se hará el seguimiento de la cartera y de la mora, entre otros.
Riesgo de inversiones. La gerencia de finanzas y riesgos de Aseccss realizó un esquema de evaluación para identificar en cuáles entidades y en cuáles instrumentos financieros deben hacer las inversiones. “Esta metodología nos lleva a que el 75% de la valoración de una inversión se base en el riesgo y solo el 25% en el rendimiento que vamos a obtener de esta inversión. Con lo cual lo que buscamos siempre es proteger los ahorros de los asociados y el aporte patronal”, comentó el gerente.
En Asadem tienen una política de inversión que detalla en qué se va a invertir, cuánto se va a invertir, cómo es el apetito de riesgo, etc. Además, antes de tomar una decisión, analizan los estados financieros de las entidades en las que desean hacer la inversión para ver si detectan alertas o ciertas tendencias que les llamen la atención. También, se preguntan “¿qué queremos? ¿rendimiento, liquidez o seguridad? Porque no se puede tener los tres”.
Por su parte, en AseBoston para mitigar el riesgo de inversión, contratan a una compañía para que asesore las inversiones, tienen un comité de auditoría y riesgo que se reúne una vez al mes, y también analizan una matriz de riesgo.
“Nosotros mitigamos riesgo por moneda, por montos de entidad. Esto ayuda a que se proteja el capital. Cualquier riesgo que se llegue a materializar (como lo ocurrido con Coopeservidores) en AseBoston va a ser asumido por los excedentes del periodo. Nosotros no tenemos el capital comprometido con ninguna inversión porque todas las inversiones son mucho menores al excedente proyectado de periodo”, dijo el gerente general de AseBoston.
Para mitigar estos riesgos (de crédito, de inversión), la Junta Directiva implementa diversos instrumentos de medición y control. Además, esta junta es supervisada internamente por la asamblea general, asegurando el cumplimiento de las normativas y el funcionamiento dentro de un marco legal y financiero bien definido.
— Guido Alberto Monge, de la Conasol y el Movimiento Solidarista Costarricense