Ante un posible escenario de default o impago de deuda un país debe prepararse para tolerar las consecuencias de una onda expansiva de efectos negativos que afecta desde el sistema financiero hasta la cotidianidad de cada persona o empresa.
Expertos describen esta situación como una bola de nieve que involucra a todos los participantes de la economía de un país.
Tan pronto una nación se declara en default, tanto organismos internacionales como entes nacionales le cerrarán las puertas para financiamiento. Ese gobierno no podrá colocar o canjear bonos, los organismos multilaterales y nacionales evitarán ser prestamistas de un estado que es incapaz de honrar sus obligaciones.
“Cuando se dan este tipo de eventos es una limitación de acceso a recursos externos, la inversión tanto de carteras como la inversión extranjera, empiezan a sufrir al punto que es difícil tener acceso a préstamos”, agregó Melvin Garita, gerente de BN Valores.
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Es decir, el país se enfrentaría a un encarecimiento y escasez de financiamiento, lo que repercute directamente en la gestión del estado. Específicamente para quienes tienen un alto déficit fiscal, al existir mayores gastos que ingresos se empiezan a enfrentar dificultades para cumplir con los pagos de ayudas sociales, pago de salarios y demás actividades financiadas por el sector público.
Según el economista Luis Mesalles es importante considerar que cuando un gobierno entra en default la mayoría de la deuda, sobre todo la deuda externa, tiene cláusulas que indican que en el momento en que el país no cumple con sus obligaciones los acreedores podrán exigir al gobierno el pago inmediato del total de la deuda aunque no haya vencido.
Lo que significa que cuando el país se encuentra en una situación de esta naturaleza se enfrenta también a una ‘avalancha’ de cobros sin capacidad de pago.
El economista Douglas Montero enfatizó que el cierre de préstamos multilaterales como consecuencia de un default no sería breve, el país que se enfrente a una situación de este tipo deberá esperar al menos cinco años para volver a solicitar ayuda financiera y con condiciones no tan favorables.
“Sin acceso al crédito el gobierno tendría que escoger qué deja de pagar dentro de sus gastos corrientes sin contar intereses”, agregó Mesalles.
Fondos de inversión
Conforme avanza la onda expansiva de efectos colaterales sobre el impago de deuda los tenedores de bonos empezarán a observar un aumento en los rendimientos y una pérdida de valor en el mercado.
“En el mercado se empieza a generar una sensación de pánico lo que hace que los rendimientos se disparen”, agregó Montero.
Ante la incertidumbre sería posible ver un mayor movimiento en el mercado secundario, pues los inversionistas empiezan a buscar la manera de deshacerse de sus títulos.
Las carteras perderán valor y las tasas de interés subirán, pero qué tan grave sea la afectación dependerá del monto por el que se entre en default. La capacidad que tenga el país para recuperar sus finanzas incidirá directamente en el saneamiento del los fondos de inversión.
Por otra parte, si el país se encuentra en proceso de negociaciones de deuda bonificada, es posible que los inversionistas locales recapaciten varias veces antes de hacer una compra de un bono de gobierno, agregó Montero.
Sistema financiero y cambiario
Tan pronto las personas empiecen a observar un deterioro en las finanzas públicas buscarían nuevamente refugio en una moneda ‘fuerte’, que no se devalúe con facilidad, en la mayoría de los casos es el dólar o euro.
Por lo general durante este evento la moneda local se devalúa y el tipo de cambio aumenta exponencialmente debido a mayores demandas por parte de los inversionistas y personas.
Históricamente cuando países como Argentina o El Salvador entraron en default esto ocasionó que desde la población hubiese una mayor presión de demanda de la divisa.
Mientras las cuentas de ahorro se fortalecen, la circulación de dinero disminuye y decrecen los créditos.
En cuanto a las personas que ya tienen créditos verán un aumento en las tasas de interés junto con una menor capacidad de pago, por lo que es posible que un porcentaje de la población pierda sus bienes debido al incumplimiento de sus cuotas.
En Costa Rica
Los especialistas consultados tienen opiniones diferentes sobre la posibilidad de que Costa Rica se encuentre en una situación de este tipo en un futuro cercano.
Adicionalmente el Ministro de Hacienda, Elian Villegas pidió “muchísima prudencia” al hablar sobre alternativas para contener y reducir el endeudamiento público, por el peligro de dar un paso en falso que le cause un problema mayúsculo a la economía nacional.
El jerarca insistió que desde Tesorería se habla de gestión de deuda pues la palabra renegociación implica que el país debe estar en circunstancias de default.
“Hablamos de gestión, porque esos cambios deben hacerse dentro de los mecanismos usuales del mercado”, agregó Villegas en su discurso de la mesa de diálogo.
Por otra parte, en entrevistas para EF las calificadoras de riesgo aseguraron que la calificación del país en B y la perspectiva negativa no indican incumplimiento, lo que en opinión de esas firmas estaría señalado por una nota mucho más baja.
No obstante, las agencias destacaron una mayor vulnerabilidad económica y fiscal en Costa Rica.
Además Gabriel Torres, analista principal de deuda soberana de Moody’s, recalcó que el temor de la agencia es que no se logre un consenso para buscar el equilibrio fiscal antes de que se produzca un shock en la economía, es decir, un default o una crisis.