Federico Odio, gerente general del BAC en Costa Rica, tiene una posición relativamente estoica ante la caída del precio del dólar: “tenemos que adaptarnos (...) nos han tocado muchos años con el tipo de cambio para arriba y ahora nos tocó con el tipo de cambio para abajo”, dice.
El banco que encabeza es el que más sufrió pérdidas contables por diferencial cambiario en 2023, nada extraño cuando cuenta con una cartera crediticia que esta casi en un 80% en la divisa.
El Financiero coonversó con el jerarca del BAC sobre los efectos del tipo de cambio, las tasas de interés y la polémica por la entrega de datos individualizados de sus clientes.
En 2023 hubo una desaceleración en las utilidades de los intermediarios financieros, en el caso del BAC las utilidades fueron casi un 48% menos, ¿qué análisis hacen del año?
— La sensación para nosotros del 2023 es bastante buena por la posición en la que nos hemos colocado. La capacidad de generación del banco está muy buena porque hay crecimientos en temas que son para nosotros fundamentales, como en pagos, transaccionalidad, cantidad de clientes; ya tenemos 1.600.000 clientes. Esto se ve en todos los segmentos, por ejemplo, en pyme fue un año muy bueno.
Al ver la última línea de utilidad, está un poco afectado ahí porque nosotros tenemos una posición larga del patrimonio y el tipo de cambio afecta (los estados financieros deben presentarse en colones). Eso nosotros no lo podemos controlar, pero de la parte que sí podemos controlar, sí se ve un crecimiento vigoroso y robusto en todos los segmentos.
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BAC es de las entidades más dolarizadas del país, ¿cómo ha influido la caída en el tipo de cambio sobre el plan de acción del banco?
— En realidad no mucho porque tenemos que operar en todos los escenarios y somos muy conscientes que tenemos que adaptarnos. A nosotros nos toca hacer nuestro trabajo con escenarios hacia un lado, hacia el otro lado, cuando se está devaluando, cuando se está apreciando. La posición no la cambiamos, la posición es la misma, el patrimonio está en dólares, pero sí tenemos que tener la capacidad de adaptarnos, de servir a todos los tipos de clientes en todos los escenarios.
Desde ese punto de vista, nos han tocado muchos años con el tipo de cambio para arriba y ahora nos tocó con el tipo de cambio para abajo. Tal vez el mensaje es que nos toca diseñar para poder operar con toda esta volatilidad.
¿Se previó un tipo de cambio con una tendencia tan a la baja?
— Era algo difícil de poder anticipar, pero sí tenemos ya bastante tiempo de estar viendo en el sector real una sobreoferta de dólares, mucha inversión, muchas empresas extranjeras establecidas acá que todos los meses traen remesas para cubrir sus gastos en colones. También el país ha mejorado mucho sus finanzas públicas, entonces ha habido un proceso de repatriación de capitales.
¿Esperan que se mantengan estos flujos de dólares constantes en el país?
— Sí, hay algunas fuerzas como el tema de inversión extranjera, las empresas transnacionales ampliando operaciones acá, el turismo y algunas repatriaciones de capitales que sugieren que, por lo menos en el corto plazo, estas fuerzas se van a mantener.
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¿Qué análisis hace de las ventajas y desventajas que ha traído un tipo de cambio que baja?
— Hay una frase que a mí me gusta mucho, es de Darwin, el que propuso la teoría de la evolución, que dice que no es la más fuerte de las especies la que sobrevive ni la más inteligente, sino la que mejor se adapta al cambio. Tenemos que adaptarnos todos a escenarios que van en una dirección o en otra.
Tenemos herramientas a nuestra disposición. En este escenario de tanto movimiento, está el tema de las coberturas cambiarias. Eso es algo que históricamente no se ha utilizado mucho, pero que debería ser parte de la forma de operar, sobre todo de las empresas. Si tiene sus ingresos en una moneda y sus gastos en otra, los bancos tenemos herramientas que permiten garantizar un tipo de cambio a diferentes plazos.
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¿Está dentro de los planes del BAC ofrecer más coberturas cambiarias?
— Absolutamente, estamos muy interesados. El año pasado visitamos 200 empresas para ofrecer el producto y ya tenemos un grupo importante de clientes que empezaron a utilizarlo. Echamos a andar el proceso de educación y la gente ya lo está entendiendo mejor y estamos dando prioridad y recursos en ese producto.
¿Qué provocó que las coberturas cambiarias se desarrollaran tan lentamente en nuestro mercado?
— Tal vez estuvimos muchos años con un sistema muy predecible, con el tema de las minidevaluaciones, pero yo creo que ahora la situación es diferente, ya hay más volatilidad, hay más conciencia. Viene una época donde esto va a ser más parte del día a día nuestro, es cuestión de que el mercado conozca el instrumento y aprenda a manejarlo.
El Banco Central últimamente ha dado un mensaje de ligera preocupación por la dolarización de la cartera crediticia. El BAC se especializa en dar créditos en la divisa, ¿comparten ustedes esta preocupación?
— En el caso nuestro es un resultado de lo que nos piden los clientes, de entender qué necesitan y ofrecerles eso. Nosotros no tenemos una preferencia o una intención de ir más hacia un lado o hacia el otro, sino tratar de responder a las necesidades de los clientes y eso también responde a las posiciones de tasa de interés y del tipo de cambio.
Nuestra cartera, porcentualmente, se ha colonizado unos seis puntos en los últimos dos años más. Ya andamos por encima del 22-23% de la cartera en colones. Hace un par de años estaba en el 17%.
Ya entró a regir una nueva regulación de Conassif que castiga más a las entidades que otorgan crédito en dólares a deudores sin cobertura cambiaria, ¿considera que eso podría poner un freno al crecimiento de los préstamos en la divisa?
— Dichosamente el sistema financiero está bien capitalizado y ahorita estamos en ese proceso de entender cuáles van a ser los impactos. Yo no anticipo que sea un gran problema. Lo que se está apuntando es a las mejores prácticas internacionales, a Basilea. Ahí lo importante es que haya un diálogo entre los reguladores y nosotros y que existan las gradualidades apropiadas para poder incorporar esos estándares de clase mundial.
¿Qué anticipan para lo que resta de este 2024 en cartera crediticia?
— Estamos bien entusiasmados. El año pasado crecimos como un 15% (datos en dólares). Es un crecimiento bonito, pero lo que nos tiene muy animados es el potencial que vemos. Queremos salir un poco de la ciudad. Hemos estado dedicando tiempo y análisis a las diferentes zonas geográficas del país. El caso de Guanacaste es un ejemplo: estamos remodelando ahora la sucursal de Liberia, estamos por abrir una en Santa Teresa en los próximos meses. Vamos a tener otra en Nicoya, que antes no teníamos.
Queremos entender lo que está pasando en Guanacaste, tratar de ir, no con la misma oferta plana de acá, sino ir y hacer algo a la medida ahí. Si vemos los datos de Guanacaste respecto al resto, se ven muy bonitos. La cartera activa en el resto del país en 2023 creció 17%, en Guanacaste nos creció 30%. Las pymes en total crecieron 67%, en Guanacaste, 95%.
Pero también está el resto del país. Hemos invertido en relanzar la sucursal de Grecia. Ahí vemos un polo de inversión interesantísimo, entonces estamos invirtiendo para tener más presencia ahí.
¿Los clientes del BAC pueden tener la esperanza de una reducción de tasas de interés en los créditos durante este 2024?
— Sí, yo creo que la esperanza sí. A nosotros nos impacta mucho lo que pasa con las tasas afuera y en Estados Unidos, y de alguna forma el hecho de que esas tasas estén altas y se mantengan altas por más tiempo nos afecta. Pero yo creo que está claro que en algún momento del 2024 o del 2025 empezaremos en el ciclo de moderación de tasas, pero mientras estén tan altas afuera, difícilmente nosotros vamos a poder separarnos muchísimo hacia abajo.
¿Incluso en las operaciones de colones?
— Incluso en las operaciones de colones. Ahí será el Banco Central, pero ellos mismos han dicho que de alguna forma hay un techo técnico con las tasas internacionales.
Aunque el Banco Central no baje más su tasa política monetaria, que evidentemente la va a seguir bajando en su momento, ¿podríamos esperar una reducción en las tasas activas de las operaciones en colones?
— Sí, yo pienso que eso va a darse en algún momento. Ahí lo difícil es decir exactamente el horizonte de tiempo, pero tiene que darse, el ciclo se agota y da vuelta.
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¿Siente que el año pasado hubo un golpe a la credibilidad o a la imagen de los bancos por cómo se trató el tema del manejo de datos personales de ahorrantes y deudores en el sistema?
— Nosotros lo que hemos tratado siempre es de hacer lo correcto, de seguir la regulación, las normas. En este caso particular, lo que pasó es que terminamos con una diferencia de interpretación entre dos reguladores (Banco Central y Sugef), por eso yo creo que la manifestación de la Sala IV va a ser fundamental porque todos vamos a tener claridad.
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¿Y este proceso hizo que se replantearan de alguna forma la política interna de manejo de datos?
— No, ahí estamos muy enfocados en resguardar la privacidad de los datos de los clientes. Hay un énfasis en ser muy cuidadosos y resguardar los datos y en ser muy intencionales en eso, porque el tema se ha vuelto muy relevante para los clientes. Y estamos tratando de ser muy cuidadosos.
En su momento, antes del conflicto entre el Central y la Sugef, ¿la posición (del BAC) era que el Banco Central podía pedir esa información con número de identidad?
— Sí, esa era. Después salieron las manifestaciones de la Sugef de que ellos tenían una interpretación un poco diferente. Entonces ahí fue donde pusimos la pausa nosotros y tratamos de esperar a que se aclare.