Un año más el pago de la deuda vuelve a ser el gran acaparador del presupuesto del Gobierno Central para el 2024, estrujando lo que el país puede invertir en otros proyectos públicos.
Aunque el pago de intereses y amortizaciones se mantuvo prácticamente igual como porcentaje a lo presupuestado para el presente año, continuaría siendo, por mucho, el principal gasto público con un 46,2% de lo que el Ministerio de Hacienda propuso en el proyecto de ley del presupuesto nacional para el 2024.
Mientras que el país destina casi la mitad de su presupuesto a la deuda, un 20,6% se dedica a educación, un 13,1% a programas sociales, un 7,9% a seguridad, un 3,1% a infraestructura, un 2,8% a salud y solo un 0,4% a medio ambiente, según la clasificación del gasto presentado por Hacienda.
Para el 2024, de aprobarse el proyecto, se destinarían ¢3,3 billones para el pago de amortizaciones y ¢2,55 billones para el de intereses y comisiones. Este es un incremento relativamente bajo en comparación con el presupuesto del presente 2023, en el cual se proyectó un gasto de ¢3,26 billones ¢2,42 billones, lo que equivaldría a un aumento del 2,9%.
Este hipotético crecimiento es más pequeño al que tuvo el país entre los presupuestos del 2022 y 2023, cuando estos rubros crecieron en un 13,1% de la mano de grandes vencimientos de deuda, como un eurobono por $1.000 millones que expiró en enero pasado.
En el presupuesto del 2023, con cálculos hasta el mes de agosto, el pago de la deuda representa un 46,3% de los gastos, prácticamente la misma proporción que proyecta Hacienda para el 2024.
Menos dependencia de la deuda
El apartado presupuestario que continúa con mejoras es la dependencia de la deuda, la cual acumularía tres años seguidos hacia la baja. Para este 2024 Hacienda proyecta que necesitará pedir prestado ¢4,9 billones para que el Gobierno cumpla con sus funciones.
Bajo esa premisa, la deuda representaría un 38,8% de los ingresos totales, la menor proporción de los últimos siete años. En 2023 la deuda representó alrededor de un 40,9%, mientras que en 2022 fue de un 47,2% y en 2021, de un 54,9%.
La menor dependencia de la deuda se explica por un saneamiento en la salud fiscal derivada por la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas de 2018. Durante los últimos dos años se ha hecho común que el país registre superávits primarios (déficits una vez se incluye el pago de las obligaciones).
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Un incremento en los ingresos corrientes del Gobierno le permite depender menos de deuda. Lo que la hacienda pública recibiría en 2024 por concepto de impuestos de renta y valor agregado (IVA) sería de ¢2,67 y ¢2,51 billones, respectivamente. Juntos, estos dos rubros financiarían un 41% del presupuesto del próximo año. En 2023 y 2022, estos impuestos representaron un 39,2% y 34,7% de los ingresos del Gobierno.
Los ingresos, según calcula Hacienda, crecerían un 5,8% en 2024 en comparación con el presente año. El presupuesto, por su parte, crecería un 3% en total. Hay que recordar que la regla fiscal limita cada año cuánto puede crecer el presupuesto, según el tamaño de la deuda como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB). En este caso, el crecimiento del 3% estaría por debajo del 3,54% máximo que dicta la regla fiscal.
Ahora es tarea de la Asamblea Legislativa discutir si se aprueba o no el presupuesto nacional bajo las condiciones propuestas por Hacienda.