Quizás el rótulo que usted leyó o la banca en la que se sentó en un parque están hechos con billetes impresos en sustrato de polímero de ¢1.000, ¢2.000 o ¢5.000 que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) destruyó porque ya no estaban en condiciones aptas para circular.
El rótulo en el parque nacional Cahuita y Carara fueron hechos con el residuo de este tipo de efectivo. Sin embargo, los billetes en sustrato de algodón (que parecen de papel) no son un material reciclable al ser destruidos, por lo que el desecho llega a vertederos municipales.
Esos billetes impresos en sustrato de polímero, que parecen de plástico, tiene como materia prima el polipropileno (100% reciclable). El desecho que queda al ser destruidos lo utilizan para convertirlos en “madera plástica” y formar macetas, entre otros artículos.
El 1° de febrero anterior el BCCR sacó de circulación las denominaciones de ¢20.000 y ¢50.000 impresos en sustrato de algodón . El 1° de marzo fue el turno de los de ¢5.000 del mismo material y los últimos en ser retirados serán los de ¢2.000 el 1° de mayo.
Las entidades financieras reciben los billetes que el cliente desee cambiar o depositar porque ya salieron de circulación. Desde ese momento los almacenan para entregar en fechas determinadas al BCCR.
“De enero a marzo del 2022, BAC Credomatic ha depositado al Banco Central ¢86.200.000.000 de billetes de algodón”, confirmó Laura Moreno, vicepresidenta de relaciones corporativas de BAC Credomatic.
Antes de destruir
El primer paso camino a la destrucción de los billetes está a cargo de las entidades financieras.
“Las entidades financieras reciben depósitos de billetes a través de ventanilla, equipos de auto-servicio, comercios y transportadoras de valores. Los depósitos permanecen bajo custodia en las tesorerías o bóvedas de las entidades financieras hasta su posterior procesamiento”, indicó el departamento de emisión y valores del BCCR.
Luego, en la entidad realizan un proceso manual o automatizado para validar la autenticidad, cantidad física y calidad de los billetes, según parámetros definidos por el BCCR. En este paso de procesamiento debe participar únicamente el personal que posea certificación del BCCR para poder realizarlo.
“Durante marzo se recibieron aproximadamente 400.000 billetes de algodón de la denominación de ¢5 000. Estos billetes se reciben tanto por medio de los depósitos que realizan nuestros clientes y en el caso de los usuarios se reciben y canjean bajo el convenio suscrito entre el BCCR y el BCR”, detalló Karina Araya, gestora de comunicación del Banco de Costa Rica (BCR).
La destrucción
Una vez al mes el BCCR pone manos a la obra para proceder a la destrucción de los billetes en una máquina que tritura 3.300 billetes por minuto; la cantidad que destruye no fue precisada porque depende de lo que reciban de las entidades financieras.
Estas entidades envían sus camiones remeseros con los billetes no aptos. El BCCR almacena los depósitos en la custodia general hasta su posterior revisión y destrucción en la que participan entre cuatro y cinco personas de distintas áreas.
“Los billetes no aptos son destruidos en el BCCR mediante un equipo triturador, que a través de cuchillas genera un tamaño de partícula final tan pequeño que impide que se pueda volver a formar un billete completo”, explicó el departamento de Emisión y Valores del BCCR.
Este proceso de destrucción es el mismo con todos los billetes que, tanto los impresos en polímero como algodón, ya no reúnen las condiciones adecuadas para mantenerse en circulación.
De hecho, las entidades financieras también revisan los billetes que ingresan para verificar sus condiciones y que se puedan identificar las seguridades. Cuando todavía tienen condiciones aptas la entidad lo pone a recircular al dispensar al público y al comercio por medio de los cajeros automáticos.
“El billete que por su estado de deterioro, flacidez o mutilación no permite identificar las seguridades, es empacado y remitido de forma mensual al BCCR”, acotó el departamento de emisión y valores del BCCR.
Los desechos de los billetes en sustrato de polímero los entregan a un gestor autorizado de tratamiento de residuos que los reutiliza para conformar madera plástica.
“En el caso del desecho de los billetes en sustrato de algodón, no constituye un material reciclable, por lo que son dispuestos en los vertederos municipales”, añadió el departamento de Emisión y Valores del BCCR.
La denominación de ¢10.000 continuará en circulación, tanto el impreso en polímero como algodón.