Si tiene una deuda en una tarjeta de crédito, pero necesita reducirla, debe analizar con calma cuál es la mejor opción para hacerlo.
El endeudamiento en estos instrumentos es una situación que experimenta una buena parte de la población, en un país con más de 2,8 millones de plásticos en circulación.
En promedio, los tarjetahabientes deben ¢450.000 por tarjeta, según datos del Ministerio de Economía. Sin embargo, la cifra llega a ¢1 millón, o un poco más, en algunos bancos y cooperativas.
Cuando se llega a este nivel de endeudamiento en un plástico, o inclusive por encima, la situación está por tornarse agobiante (o ya lo hizo).
En ese momento, se debe adoptar un plan de acción para empezar a reducir la deuda. Antes de que presione el presupuesto mensual a tal punto de no poder cumplir con el pago.
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Claro que la recomendación inicial es evitar llegar a esta situación, pero si las decisiones del pasado le llevaron ahí, no se agobie y busque soluciones.
De entrada, lo ideal es elegir el camino que le permita reducir la deuda, pagar la menor cantidad de intereses y en el menor plazo posibles (lo mejor es salir de esta obligación pronto).
Deberá valorar entre dos opciones: aportar más del mínimo en cada corte de la tarjeta o pedir un préstamo para cancelar el monto adeudado y luego, pagar mes a mes este crédito.
¿Cuál es el camino recomendado? Lo mejor es aportar cada mes más dinero del monto mínimo que le pide la tarjeta, hasta el punto de llevar a cero la deuda, o a un monto razonable según su presupuesto.
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Eso sí, deberá detener el uso del plástico para lograrlo, de lo contrario aportará dinero a una deuda que no dejará de crecer.
Lastimosamente no todos pueden optar por el camino ideal. Si las finanzas ya están estrujadas, será difícil aportar más del mínimo. Todo dependerá de su presupuesto.
La decisión
Si ya está en esa situación donde su deuda alcanzó el tope del límite de crédito o es muy alta, y está dispuesto a organizar sus finanzas, llegó el momento de dejar de usar la tarjeta.
Cancelar el monto mínimo y usar ese disponible nuevamente solo ensanchará su deuda.
Al tener esto claro, debe valorar si su presupuesto le permite pagar más de ese monto mínimo que le pide la tarjeta.
Si es posible lograrlo, entonces esta es la mejor opción por elegir.
¿Qué posibilidades le da esta elección? Al pagar más allá del mínimo, baja poco a poco la deuda, al mismo tiempo que cada vez paga menos intereses.
Además, cancelaría la deuda en un menor plazo, explicó Patricia Jara, directora de comercio electrónico del Banco Nacional.
La cuota mensual no necesariamente será más baja, respecto a un préstamo personal, pero terminará de pagar el financiamiento en un menor plazo.
Además, al término de ese periodo de tiempo, habrá pagado menos dinero en intereses.
Una deuda en una tarjeta de crédito puede pagarse en un plazo de 60 meses, pero en un producto de compra de saldos o préstamo personal, se puede llegar a tardar entre 72 y 96 meses hasta cancelarlo.
¿Cuánto dinero de más debe aportar cada mes? Algunas entidades recomiendan pagar al menos una tercera parte más del monto mínimo o inclusive el doble.
Si el monto es de ¢100.000, sería bueno intentar pagar al menos ¢150.000, afirmó Génjer Dávila, gerente de relacionamiento y calidad de servicio de Coopenae.
Esta será una obligación a la que se somete de forma voluntaria, por lo que, si en un mes no logró atender ese pago de más, puede cancelar solo el pago mínimo.
Ahora, si pagar más del mínimo no suena del todo como un plan razonable para su presupuesto, porque sus ingresos y otras obligaciones no se lo permiten, entonces deberá optar por el plan be.
Si debe solo una tarjeta de crédito, y le cuesta atender el pago mínimo, entonces llegó el momento de pedir un préstamo personal.
Este puede solicitarlo en la entidad donde solicitó la tarjeta de crédito o en otro banco, cooperativa o mutual, ya que la mayoría compra saldos de competidores.
De entrada, es muy posible que le soliciten una garantía que responda por el préstamo. Debe considerar esto para que no lo tome por sorpresa.
Si se decide por el préstamo, debe procurar que este tenga tasas de interés más bajas que las de la tarjeta, para que no se repita la situación, explicó Luis Mastroeni, gerente de responsabilidad social corporativa de BAC Credomatic.
Una tasa de un préstamo de compra de saldos o personal puede ser de entre un 20% y 30%, y la de una tarjeta está entre 24% y 49%.
Es cuestión de comparar las tasas de los productos para conocer cuál es más conveniente y desde luego, el pago por mes.
Además, lo mejor es optar por una tasa fija y la moneda en la que recibe sus ingresos cada mes.
Otro factor por consultar es si le penalizan por pagar de forma adelantada el crédito. En caso de que en algún momento tenga más liquidez y quiere aportar más dinero del pactado. Por ejemplo, con la llegada del aguinaldo, el salario escolar o los dividendos de la asociación solidarista.
El monto que se defina en la cuota del préstamo deberá pagarlo siempre cada mes, para no verse afectado con tasas por mora.
La cuota por pagar será menor (puede bajar en más de ¢10.000), pero es muy posible que tarde más meses en cancelar la deuda.
Un camino adicional, dirigido a personas con mayor cantidad de obligaciones y un presupuesto aún más estrujado, es la compra de saldos.
Mediante esta figura, una entidad financiera compra las deudas, las unifica y queda un solo préstamo.
Esto le dota de mayor liquidez cada mes, pero nuevamente, al término del plazo de la deuda habrá pagado más dinero en intereses.
Prevención
Existen dos formas de usar la tarjeta de crédito. La primera es utilizarla para realizar un pago y aprovechar únicamente el plazo de tiempo que proporciona el plástico para pagar de contado.
Algunas entidades financieras ofrecen inclusive periodos de 45 días para pagar una compra sin intereses.
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La anterior es la manera más idónea de utilizar un plástico, sin acudir a financiamiento y, así, evitar el pago de tasas de interés.
El otro camino es realizar un pago y financiarlo.
Es ahí cuando se empieza a acudir a la cuota mínima que pide la tarjeta para estar al día e ir cancelando la deuda cada mes.
Lo ideal es que antes de que la deuda sea demasiado alta, el deudor realice un presupuesto para pagar más del mínimo y cancelar el pago lo antes posible.
La recomendación esencial es diferenciar una compra necesaria de un compulsiva al utilizar la tarjeta en cualquiera de las dos formas antes descritas, explicó Rodolfo Angulo, coordinador de Centros de Negocios de Mucap.
Además, si va a financiarla, lo mejor es que se trate de una necesidad, y no una compra diaria.
En términos generales, la elaboración de un presupuesto puede ayudarle a guardar dinero para imprevistos y organizar sus obligaciones.