El Banco Central de Costa Rica (BCCR) resaltó durante la presentación del informe de Política Monetaria del pasado 28 de enero que mientras las actividades económicas se siguen recuperando de una manera vertiginosa, el mercado laboral se estanca en este proceso de reactivación.
La demanda de trabajos sigue en aumento mientras que la participación se queda rezagada. Las limitaciones del país para generar empleos estables de manera sostenida desde hace más de una década evitan que el país crezca a un ritmo mayor.
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En el 2021 el crecimiento económico respondió a una fuerte recuperación del consumo, inversión privada y el mayor dinamismo en las exportaciones, pero si a estos elementos se le sumara una distribución más equitativa de las oportunidades de trabajo, principalmente en zonas rurales, y un talento más preparado para abastecer las necesidades de empresas de zonas francas, es posible que el ritmo de crecimiento aumente.
Del 2010 hasta la fecha los porcentajes más bajos de desempleo han sido el resultado de esporádicos trimestres con tasas del 8% pero por más de una década las crónicas tasas de desocupación con pocas o nulas soluciones aquejan a la sociedad costarricense.
Actualmente el golpe de la pandemia plantea la posibilidad de que cifras del 14% y 15% de desempleo representen la nueva realidad costarricense.
Rodrigo Cubero, presidente del BCCR explicó durante la conferencia de prensa que en el mercado laboral se ha observado una recuperación importante, pero todavía no alcanza para recuperar los niveles prepandemia.
Por ejemplo, en el tercer trimestre móvil del 2019 la tasa de desempleo era de 12,2% pero actualmente, dos años después del golpe de la pandemia este indicador se encuentra en 14,4%.
El economista Luis Mesalles, aseguró que la diferencia en la recuperación económica de diversos sectores versus la lenta reactivación del empleo responde a que el crecimiento de la producción ha sido impulsado más que todo por el sector manufacturero, es decir empresas de regímenes especiales (Zona Franca), que si bien contrata más personal, no son actividades tan intensivas en mano de obra.
El crecimiento en el 2021 fue resultado de la fuerte recuperación en el consumo, la inversión privada y el dinamismo en las exportaciones.
— Rodrigo Cubero, presidente del BCCR.
Por otro lado, sectores como comercio, turismo, restaurantes, que son más intensivos en mano de obra, aún no se han terminado de recuperar lo que genera una brecha importante entre la recuperación económica y laboral.
En mayo del 2021 Cubero aseguró que mayor la recuperación del turismo pudo mejorar proyección del PIB en 0,6 puntos porcentuales.
Mesalles explicó que este comportamiento también ha sido un resultado de que a lo largo de los años los sectores más intensivos en mano de obra les está costando más crecer que a otros, pero por otro lado las actividades que tienen grandes crecimientos como las de zonas francas están limitados en cuanto a la oferta de personal, porque no encuentran personas capacitadas en inglés y tecnología.
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“Se puede generar más crecimiento a través de más inversión privada; motivar más inversión privada en zonas rurales, donde el desempleo es mayor, mejorar la calidad de la educación, aumentar inversión pública en puertos, carreteras y aeropuertos, así como en telecomunicaciones, bajar costos de servicios públicos sobretodo electricidad y reducir trámites y cargas sociales”, agregó Mesalles.
Por su parte, tres investigadores del Estado de la Nación realizaron un ensayo denominado ¿Cuáles son los principales desafíos económicos para el próximo gobierno de Costa Rica? En el texto destacaron que la dualidad que tenía la economía costarricenses desde antes de la pandemia entre los sectores más dinámicos vinculados al sector externo y aquellos dedicados al mercado interno más tradicional se profundizó aún más en los últimos dos años.
“Existe una débil conexión entre el crecimiento económico y la generación de oportunidades. Aunque el país logró en el 2021 un crecimiento de 7,6%, la tasa de desempleo se mantiene en niveles elevados (14%) con pocas oportunidades para los grupos más vulnerables (mujeres, jóvenes y personas con bajo nivel educativo)”
De acuerdo con los académicos del Estado de La Nación, el principal problema es la insuficiente y desigual generación de puestos de trabajo de calidad, lo cual presiona las altas tasas de desempleo y el porcentaje de empleos informales y precarios.
Las personas desempleadas se caracterizan principalmente por tener bajo logro educativo (60% no completó la secundaria), una de cada tres tiene menos de 25 años de edad y la mitad son mujeres. Por ejemplo, las mujeres jóvenes son las que enfrentan mayores problemas para encontrar un trabajo, más aún si no lograron terminar la secundaria.
Otro grupo relevante de atender por su elevado desempleo e informalidad son las personas que residen fuera del Valle Central, la mayoría de ellas también tienen baja escolaridad.
La poca diversificación de empleos en zonas rurales y la falta de capacitación son los principales lastres para la obtención de un trabajo estable y sostenible en el tiempo.
Informalidad
Para el país el reto no está solamente en crear empleos, sino ofrecer trabajos de calidad y sostenibles en el tiempo.
Con la llegada de la pandemia los empleos informales fueron los que más cayeron, aunque inicialmente fue el que presentó una recuperación mayor ese crecimiento también se estancó.
Un reportaje de nacion.com señala que el fenómeno podría ser ocasionado por la mezcla de al menos dos factores. Es posible que algunas labores informales se hayan perdido del todo o no hayan logrado recuperarse todavía ante cambios estructurales de consumo por la pandemia, como la venta de comidas en pequeños negocios; y también podría ocurrir que algunos empleos se hayan formalizado ante la amenaza del virus y la necesidad del aseguramiento.
Por su parte Mesalles explicó que el exceso de trámites es uno de los factores que hace que a los emprendedores les cueste empezar un negocio, y a las empresas establecidas les cueste más crecer. Es uno de los factores que impida que la producción y el empleo crezcan mas rápido.
Adicionalmente los altos costos de producción limitan el crecimiento económico y la generación de nuevos empleos, por su parte el elevado precio de formalización a través de trámites y cargas sociales son el principal motivo que impide la generación de empleos formales, y fomentan la informalidad.
Actualmente la población en la informalidad laboral se estima en 926.300, lo cual representa unas 74.000 personas menos que en la prepandemia.
Retos de Gobernanza
El próximo Gobierno tendrá el desafío de impulsar, en el corto plazo, aún más la producción que realizan empresas nacionales fuera del régimen de zonas francas y que se dedican principalmente al mercado interno, aseguran los economistas del Estado de La Nación.
“Esto es especialmente relevante para los negocios que operan fuera del GAM y que están desconectados del tejido productivo nacional. En otras palabras, es fundamental impulsar el crecimiento entre distintos sectores, territorios y grupos de la población (inclusivo) y con capacidad de que este sea robusto durante varios años (sostenido)”, argumentó el ensayo del Estado de la Nación.
El principal desafío es cómo generar más y mejores puestos de trabajo con un enfoque de género y considerando a las personas no calificadas. Lo anterior permitiría reducir las altas tasas de desempleo, disminuir el porcentaje de informalidad e incentivar la inserción laboral de personas fuera de la fuerza de trabajo.
Mesalles por su parte argumentó que a través de mas inversión privada en zonas rurales, una mejora en la calidad de la educación, aumentar inversión publica en puertos, carreteras y aeropuertos, así como en telecomunicaciones además de bajar costos de servicios públicos son algunas de las iniciativas que pueden adoptar los próximos mandatarios.