Solo tres meses después de que se ordenó la intervención de la cooperativa CS Ahorro y Crédito (también conocida como Coopeservidores), el Consejo Nacional de Supervisión de Sistema Financiero (Conassif) instruyó, este 13 de agosto, el inicio de un nuevo proceso de este tipo para determinar si el negocio de la financiera Desyfin sigue siendo viable.
Según indicó el Consejo en conferencia de prensa, la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) detectó múltiples vicios de gobierno corporativo y en el manejo de la cartera de crédito, cuyos efectos contables no se reflejaron a tiempo y ahora arrastran a la compañía a una situación de insuficiencia patrimonial.
Se trata de señalamientos similares a los que se hicieron en el caso de CS.
Con más de tres décadas en el mercado, Desyfin constituye la financiera más grande de Costa Rica y posee varias emisiones activas en la Bolsa de Valores. Su magnitud de intermediación financiera es pequeña en comparación con los principales bancos y cooperativas del país, pero tiene más de 4.000 depositantes y hasta seis bonos activos en el mercado bursátil.
EF revisó la información disponible, y le explica los principales datos sobre esta entidad financiera que entra en un terreno del que pocas veces se sale con vida.
Patrimonio y activos
El mercado de las financieras en Costa Rica es relativamente pequeño. En total, solo hay cinco de estas entidades de esta naturaleza que son reguladas por la Sugef.
Además de Desyfin, también están Financiera Monge, Cafsa, Comeca y Multimoney.
Desyfin es la más grande de las cinco con activos por ¢211.069 millones, según los registros entregados por todas estas empresas a la Sugef hasta el cierre de junio pasado.
De los activos totales de estas cinco entidades, Desyfin aporta una tercera parte (alrededor de un 34%).
A pesar de su gran tamaño dentro del sector de las financieras, la magnitud de Desyfin es relativamente pequeña si se compara con la de los principales bancos y cooperativas de ahorro y crédito costarricenses. Por ejemplo, el banco más grande del país (el Banco Nacional) tiene activos por hasta ¢8,55 billones; mientras que la cooperativa más grande (Coopenae), por poco menos de ¢1 billón.
Esto pasa porque la naturaleza de los bancos o las cooperativas de ahorro es distinta a la de las financieras, que no pueden captar dineros por medio de cuentas corrientes, según explicó la jerarca de la Sugef, Rocío Aguilar; lo cual reduce su capacidad de acumular pasivos para gestionarlos.
En comparación con la recientemente intervenida Coopeservidores, Desyfin también es sustancialmente más pequeña. Hasta marzo de este año, antes de que Conassif tomara el control de la cooperativa, sus activos se valoraban en unos ¢743.248 millones.
En consonancia con la magnitud de sus activos, Desyfin también es la financiera con una cartera de crédito más grande. Hasta el 30 de junio pasado, el valor de este activo se estimaba en ¢129.317,7 millones y, según los registros de la entidad financiera remitidos a la Sugef, un 97% tenía atrasos de hasta 90 días, mientras que solo el 3% restante superaba ese límite.
Esta información, sin embargo, podría ser inexacta, dados los recientes hallazgos de la Sugef. Según indicó Conassif, la Superintendencia logró determinar irregularidades en al menos un 20% de la cartera de crédito que fue revisada, incluidos problemas en su categorización.
El foco de Desyfin estaba en prestar a pequeñas y medianas empresas (pymes), pero no eran sus únicos clientes.
Según datos a junio pasado, un 55,2% de la cartera de crédito de de la financiera correspondía a operaciones con pymes; pero otro 24,2% se dirigía a medianas empresas y un 13,3%, a grandes empresas.
El 4,4% restante de la cartera se relacionaba con créditos de vivienda, vehículos, tarjetas de crédito y de consumo.
La mayoría de las operaciones (un 75%) se registran en dólares.
Además de la cartera de crédito, Desyfin tiene activos como sus disponibilidades y sus inversiones en títulos valores. El primer rubro implica unos ¢21.122,7 millones, mientras que el segundo, otros ¢42.857,8 millones.
En cuanto a sus obligaciones con el público y otras entidades, la financiera registraba pasivos por ¢199.367,9 millones hasta junio pasado. Principalmente, se trata de captaciones a plazo con el público por ¢92.612 millones; así como depósitos de ahorro a la vista por ¢20.350,4 millones, obligaciones con entidades financieras por ¢29.105,7 millones y obligaciones con entidades no financieras por ¢17.728,6 millones.
Según datos de la Sugef, Desyfin tiene unos 4.200 depositantes, además de otros acreedores como entidades financieras.
Dicho número es sustancialmente menor que los más de 160.000 depositantes de Coopeservidores, por el diferente perfil de ambos negocios. Como se mencionaba anteriormente, las financieras no pueden captar a través de cuentas corrientes, aunque sí a través de operaciones ”a la vista”, recordó Aguilar.
Emisiones en bolsa
A pesar de que se trata de un actor relativamente pequeño en el mercado de la intermediación financiera, Desyfin también cuenta con participación en la Bolsa Nacional de Valores.
Según la página web de esta entidad, la financiera actualmente tiene seis emisiones de bonos activas, por montos colocados de $3,5 millones y ¢14.500 millones; así como múltiples certificados de inversión por $9,6 millones y ¢11.840,2 millones.
Según explicó Tomás Soley, jerarca de la Superintendencia General de Valores (Sugeval), las emisiones y la captación en el mercado de valores que realiza Desyfin es parte del mismo negocio intervenido y ya se tomaron medidas al respecto.
“Lo que se hace en este tipo de situaciones es suspender, en primera instancia, la negociación (de los bonos) por 15 días”, comentó. “Esto se hace a efecto de que los tenedores de esos bonos puedan recibir la información completa y tener un compás de espera, antes de que esos valores vuelvan a la bolsa a intermediarse”.
Soley explicó que también se giraron instrucciones a los puestos de bolsa y a los custodios de los títulos, con el fin de que remitan la información correspondiente a los tenedores de los instrumentos.
¿Qué se sabe sobre los tenedores? Según el superintendente del sector, que son principalmente personas jurídicas, aunque también hay ocho personas físicas.
Todos los depósitos en Desyfin están garantizados por hasta ¢6 millones, según la Ley de creación del Fondo de Garantía de Depósito (9.816); sin embargo, esto no incluye a las operaciones bursátiles. Así lo recordó Aguilar, quien señaló que esto es parte de lo que ahora deberán tomar en cuenta los encargados del proceso de intervención para determinar “cuál es la mejor manera de resolver la entidad”.
Alrededor de un 75% de los depositantes de Desyfin podrían recuperar la totalidad de sus inversiones, pues tenían ¢6 millones o menos en la entidad.
La historia de la financiera
Desyfin se creó desde el año 1991 y su negocio ha sido administrado históricamente por la familia Lacayo, en coordinación con personal externo, según documentó El Financiero en una publicación de 2016.
A partir de 2013, el Fondo Noruego de Inversión para Países en Desarrollo (Norfund) adquirió parte de sus acciones, por $6 millones.
Según se anunció en aquel entonces, la meta de la financiera era convertirse en un banco privado en el mediano plazo, aunque finalmente nunca se logró dicho objetivo.
Desyfin está registrada en la Bolsa Nacional de Valores y se dedica principalmente al financiamiento de proyectos y contratos con el Gobierno Central, instituciones autónomas y empresas, según se lee en su propia página web.
En materia financiera, tiene como mercado meta a las pymes y brinda servicios integrados como emisión de garantías, financiamiento de órdenes de compra, capital de trabajo, descuento de facturas y servicios internacionales como transferencias, compra y venta de monedas extranjeras y cartas de crédito.
El 19 de mayo de 2022, la compañía anunció su constitución como grupo financiero.
Además de la financiera Desyfin, el conglomerado incluía una arrendadora, una comercializadora de seguros y una nueva línea de negocio de banca privada, así como la adquisición del centro de negocios Centro 27, en Escazú.
Según Aguilar, a pesar de la subdivisión, la financiera seguía representando más del 95% del conglomerado.
A través de la creación del holding, Desyfin logró la autorización para colocar títulos valores por hasta $50 millones a partir de ese año, según informó entonces el periódico La Nación.
El negocio de la entidad financiera, sin embargo, venía en declive durante los últimos años.
Registró ganancias en 2020, 2021 y 2022, por ¢1.409,2 millones, ¢1.728,7 millones y ¢664,9, respectivamente; pero cerró 2023 con un balance negativo de ¢1.141,5 millones y hasta este mes de julio, la entidad decía acumular pérdidas por hasta ¢1.993,5 millones.
Sin embargo, el desajuste negativo real sería mayor. Luego de las reestimaciones solicitadas por la Sugef en relación con la cartera de crédito, la superintendente Aguilar explicó que el desequilibrio interanual alcanzaría los ¢4.000 millones al cierre de junio.
Problemas en créditos
El Conassif ordenó la intervención de Desyfin por problemas con el manejo de la cartera de crédito: el activo más valioso de la entidad.
Según informó Conassif, la Sugef encontró “actuaciones contrarias a las disposiciones regulatorias vigentes y a las sanas prácticas” en el manejo de la cartera de crédito y sus estimaciones de deterioro, cuya corrección implicaría la pérdida de más de un 50% del patrimonio de la entidad y su consecuente entrada en una situación de insuficiencia patrimonial.
Hasta este mes de junio, el patrimonio de Desyfin era de ¢11.701,2 millones, un 20% menor que hacía dos años.
Laura Suárez, presidenta de Conassif. indicó que se detectó “una débil gestión crediticia” por parte de la entidad financiera, así como “inconsistencias en la información suministrada”, “una limitada labor de auditoría” y “obstaculización de las labores de supervisión”.
Estos son todos señalamientos similares a los que hizo la misma entidad, hace 90 días, sobre el caso de Coopeservidores.
La superintendente Aguilar explicó que los hallazgos se derivaron un extenso proceso de supervisión, el cual derivó en una revisión de su cartera de crédito a partir de enero de este 2024. Antes, la financiera presentó varios planes remediales, pero ninguno se cristalizó finalmente, según explicó la jerarca.
En principio, la intervención de la financiera es por un plazo de 30 días naturales. Sin embargo, este es prorrogable por otros 30 días de ser necesario. Como interventora titular se nombró a Marianne Kött Salas.
Por medio de este proceso, se deberá determinar si el negocio financiero sigue siendo viable o, como suele ocurrir en estos casos, se debe proceder con alguna maniobra para promover su cierre o su absorción por parte de otra entidad regulada.
Sugef presentó una denuncia penal ante la Fiscalía en contra de la alta gerencia y el Consejo de Administración de la financiera Desyfin, por el presunto ocultamiento de información y la obstaculización de los procesos de supervisión financiera.
Silvio Lacayo Beeche, quien se desempeñó por varias décadas como gerente general de la entidad financiera, dejó el cargo el 31 de julio pasado. La empresa informó de que pasaría a “desempeñar funciones más estratégicas para la empresa financiera”, por medio de un hecho relevante publicado en el sitio web de la Bolsa Nacional de Valores (BNV), el 10 de julio pasado.
Consultada sobre la gestión familiar de Desyfin, Rocío Aguilar recordó que en informes anteriores Sugef ha cuestionado los problemas que surgen a hora de que se asigne la dirección de empresas familiares al mismo núcleo. Esto, señaló, “genera siempre una serie de conflictos”.
A pesar de la intervención de dos entidades financieras en menos de tres meses (Coopeservidores y ahora Desyfin), Sugef llamó a la calma y asegura que la situación general del sistema financiero es estable. Según las autoridades, en estos casos simplemente se presentaron fallos de peso en el gobierno corporativo de las compañías afectadas.