Los índices inflacionarios de diversos países comenzaron una senda al alza a partir de la segunda mitad del 2020 luego de vivir los meses más difíciles a nivel económico. Los socios comerciales de Costa Rica están dentro de esta tendencia y los números continúan creciendo.
Según el Índice de Inflación de Socios Comerciales publicado por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), la variación interanual para julio fue de 4,1%, lo que contrasta con un 2,2% para junio del 2019, cuando la pandemia no había afectado a las economías.
Rodrigo Cubero, presidente del BCCR, señaló durante la revisión del programa macroeconómico el pasado 30 de julio, que uno de los riesgos externos que persisten para la economía del país es el aumento súbito de las tasas de interés internacionales por el incremento de la inflación y que esto genere la salida de capital desde mercados emergentes.
Por ello, el país se mantiene vigilante a la situación inflacionaria de Estados Unidos, su principal socio comercial, y otras economías de la zona europea. Si bien la inflación estadounidense desaceleró su crecimiento interanual en julio con un 5,4%, una cifra igual al mes de junio, el sostenido aumento de las materias primas podrían complicar el panorama.
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Aunque el comportamiento inflacionario de dicha economía se ve como transitoria al obedecer a un efecto base y el aumento en el valor de las materias primas, el Banco Central de Costa Rica señaló que su eventual persistencia podría acelerar una reversión en el ciclo de la política monetaria en ese país y propiciar el aumento en las tasas de interés internacionales.
Incluso, el Central señaló que el comportamiento futuro de las tasas de interés podría ser afectado por la reacción del mercado ante los anuncios de mayor inflación o por las señales que al respecto emitan los bancos centrales.
Otras economías como Brasil, México y Chile también han experimentado un repunte en la inflación y esto ha generado un cambio de marcha en sus políticas monetarias. En el caso de Brasil, su banco central incrementó los tipos de interés por tercera vez en el año y ya alcanza una tasa de política monetaria de 4,25% con el objetivo de frenar los repuntes de inflación, muy por encima de la de Costa Rica que se ubica en 0,75%.
En julio Chile también aumentó su tasa a un 0,75% ante mejores expectativas de recuperación, mientras que México manejan una tasa igual a la de Brasil.
Esta situación aún no ha ocurrido en Estados Unidos; y tanto la zona euro como Reino Unido y Japón, importantes socios comerciales para Costa Rica, también mantienen sus tasas de política monetaria históricamente bajas.
Otros socios del país a nivel regional también han presentado altos cambios en sus inflaciones. El Salvador y Honduras reportaron variaciones interanuales para julio de 2,59% y 4,26%, respectivamente, mientras que Panamá presentó una variación de 1,6%.
EF consultó a tres economistas sobre qué podría pasar en un escenario en el que la inflación de los socios comerciales del país continúe en aumento y sea más duradero de lo esperado.
Roxana Morales, economista de la Universidad Nacional, explicó que la situación deteriora los términos de intercambio de Costa Rica, es decir, cada vez saldrían a un mayor costo los bienes y servicios que el país importa, lo que tendría efectos directos en la capacidad de consumo de los costarricenses que continúan percibiendo los mismos ingresos.
Sobre esto, el economista Juan Muñoz señaló que podría darse una “inflación importada”, que dependería de la composición de la canasta de bienes que se importan y exportan a los socios comerciales, principalmente Estados Unidos; aunque el traslado a los precios puede ser lento.
“No tendríamos la capacidad de detener el impacto inflacionario que podríamos tener vía este comercio internacional, no lo podemos evitar con política monetaria. Un ejemplo claro es el precio de los combustibles”, explicó Muñoz.
El tipo de cambio también podría verse afectado si el valor de las exportaciones de bienes y servicios es menor que las importaciones, ya que aumentaría la demanda de dólares. Esto generaría una presión inflacionaria adicional.
“Aquí sí podría haber cambios de la política monetaria, pero en este momento no hay señales de que el Banco Central deba cambiar el rumbo”, comentó Morales.
Asimismo, el economista Rodrigo Bolaños destacó que los efectos dependerían del tamaño del crecimiento de la inflación en los socios comerciales y el manejo de sus políticas. En un escenario en el que la inflación de Estados Unidos sea más duradera de lo esperado por las autoridades monetarias nacionales y la Reserva Federal (FED), las tasas de interés en dicho país podrían subir.
Si esto sucede, aunado a una posible afectación por nuevas cepas u olas de contagios por COVID-19, la recuperación económica tanto de Estados Unidos como de sus socios comerciales podría verse impactada. Asimismo, las tasas de interés locales podrían aumentar, como lo ha reiterado el Banco Central.
“Es un balance muy delicado. Si la FED dice que hay espacio para subir las tasas de interés, nos podría afectar negativamente en términos de que la producción y el endeudamiento se nos encarece”, comentó Bolaños.
Perspectivas de inflación
Pese a que existen factores que podrían presionar los precios al alza, como el aumento en el precio internacional de las materias primas y una mayor inflación registrada en países socios comerciales de Costa Rica, los modelos macroeconómicos del Banco Central indican que en el bienio 2021-2022 la inflación se mantendría por debajo de la meta de inflación e incluso del rango de tolerancia alrededor de esa cifra (±3).
Cubero señaló que se mantendrá una política expansiva en tanto los pronósticos de inflación se encuentren por debajo del 3%.
Para el caso de Costa Rica, aún persisten fuerzas desinflacionarias como una amplia brecha negativa del producto y una tasa de desempleo que todavía se mantiene relativamente alta, pese al repunte de la producción. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) presentó una variación interanual para julio de 1,44% mientras que la tasa de desempleo se ubicó en 18,1%.
Influenciado por la postura expansiva que el Banco Central ha adoptado, el sistema financiero mantiene todavía una alta liquidez.