China pisó el acelerador en sus importaciones de cereales en 2020, animando el mercado mundial y haciendo subir los precios, en un contexto de guerras comerciales, cerdos que alimentar y angustia general por la pandemia de COVID-19.
Entre enero y agosto, las importaciones totales de China aumentaron en un año un 137% para el trigo (4,99 millones de toneladas), 50% de maíz (5,59 mt) y 15% de soja (64,74 mt), según los servicios aduaneros chinos.
"Un primer elemento para este aumento" de la importación de cereales, sobre todo europeos, por parte de China, "es la política comercial de Trump, que obligó a China a diversificar sus proveedores", señaló recientemente a la AFP un agente comercial que pidió mantener el anonimato.
La rápida reconstrucción de la cabaña de cerdos china, tras dos años de fiebre porcina africana que diezmó su producción, es otra de las razones. "La recuperación llegó este año, lo que estimuló el precio del maíz", explicó Huang Jikun, del centro chino para la política agraria de la Universidad de Pekín.
Miedo a la escasez de alimentos
Un tercer elemento que disparó las importaciones chinas fue la incertidumbre ligada a la crisis sanitaria. "Está claro que el gobierno chino quería limitar los riesgos" de una escasez alimentaria, señala Sebastien Abis, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris) de París.
Una preocupación de primer orden ya que la "gran hambruna" de la época maoísta, entre 1959 y 1961, "fue traumática para la generación que hoy está en el poder en China", afirmó Abis.
Aún cuando China se encuentra hoy en día a la cabeza de casi toda la producción agrícola, es también el primer importador, "porque aunque solo necesite comprar entre el 5% y el 10% de lo que consume, son cantidades enormes" que tienen un impacto en los mercados, explicó Abis.
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El único producto sobre el que no hubo incrementos de la importación en China fue la cebada, que bajó de enero a agosto un 12%.
Si bien es difícil prever hasta cuándo va a seguir la fiebre importadora de China, según Abis, Pekín "no pondrá en riesgo su seguridad nacional y seguirá presente en el mercado mundial para completar su producción local".
Aunque es difícil saber si Europa podrá seguir aprovechándose de la voracidad china, ya que la firma del acuerdo de libre comercio con quince países de Asia y del Pacífico, conocido como RCEP, “podría ser el preludio del fin de las tensiones comerciales” en la zona, consideró Marc Zrib.