La compra de Credit Suisse por parte de UBS, otra institución helvética, rememora un periodo de grandes movimientos en el sector bancario, muchas veces originados en crisis aprovechadas por los gigantes de las finanzas para hacerse con entidades más frágiles.
Este matrimonio forzado “muestra una vez más que las grandes operaciones de fusión y de compra se producen principalmente cuando una de las entidades está en graves dificultades”, señaló el analista de Scope Sam Theodore.
JPMorgan Chase compró el gigante de inversiones Bear Stearns y luego Washington Mutual en 2008. Ese mismo año Bank of America se hizo con Merrill Lynch y en 2009 el francés BNP Paribas adquirió Fortis.
Estas grandes fusiones de la banca tuvieron como origen el colapso de las entidades que fueron absorbidas.
“¿Habrá una serie de fusiones bancarias en los próximos meses? Si la respuesta es sí, vamos a seguir teniendo un sistema bancario que sufre”, afirmó Mathieu Gosselin, de la consultora Bartle.
LEA MÁS: Emergencia del superbanco UBS-Credit Suisse genera dudas en Suiza
Los periodos de crisis afectan las valoraciones bursátiles de los bancos y esto convierte a algunas entidades en objetivos de compradores oportunistas.
Pero también muestran las dificultades o la mala gestión de las entidades pequeñas, que durante una década fueron disimulados por las tasas bajas de los grandes bancos centrales, y el dinero barato que implican.
Ventajas
Gosselin señaló que el sector bancario está cada vez bajo una mayor presión.
La combinación de experiencias y una amplitud geográfica variada “limita la exposición a un riesgo ligada a un mercado o un país específico”, destacó Christian Heinis, asociado de la consultora Roland Berger.
Este riesgo específico fue uno de los flancos que contribuyó al colapso de Silicon Valley Bank (SVB), que estaba muy expuesto al sector de la tecnología en California.
En la zona euro, la armonización de las reglas entre los distintos países, es un factor que facilita las fusiones.
Esto hace que surjan viejos temores y polémicas como la fusión entre la italiana Unicredit y el francés Société Générale, o la operación entre BNP Paribas y el alemán Commerzbank.
Para Gosselin uno de los frenos a las fusiones entre bancos es la pregunta “¿qué estoy comprando?”, señaló a la AFP.
Al unirse dos bancos de países diferentes no siempre hay una sinergia.
Lecciones de la crisis
Un banco con una red de sucursales “es un negocio local”, afirmó Heinis señalando que las ganancias generadas por la puesta en común de funciones administrativas o sistemas de información pueden estar limitadas por factores específicos como la fiscalidad o la reglamentación.
En los casos de las fusiones transfronterizas, el factor de la política también entra en juego, ya que muchas veces un gobierno puede vetar que una empresa clave como un banco pase a tener una bandera extranjera.
La fusión de dos bancos además hace que la entidad resultante sea aún más grande, algo no exento de riesgos, apuntó Eric Dor, director de estudios económicos de la escuela de negocios IESEG, en sede en Francia.
“La fusión entre UBS y Credit Suisse crea un gran banco global sistémico de un tamaño aún mayor, que las autoridades públicas se verían aún más obligadas a salvar en caso de problemas”, destacó.
Para el experto esto es “una forma de retroceso y de olvido de las lecciones de la crisis financiera”.