La cotización del oro batió este lunes un récord en las transacciones asiáticas, confirmando su condición de valor refugio en tiempos de pandemia y de tensiones entre China y Estados Unidos, aunque la caída del dólar también ha contribuido a su subida.
El oro cotizó este lunes a $1.945,26 la onza poco después de las 11H00 GMT. Hacia las 14H10 GMT, lo hacía a $1.938,66.
Así, superó ampliamente su plusmarca anterior, de $1.921 la onza, en septiembre de 2011.
La cotización del metal amarillo se ha apreciado más del 27% desde principios de año. Los analistas predicen que pronto superará la barrera de los $2.000.
Con la pandemia de coronavirus empeorando en muchos países, los inversores optan por el oro, el eterno valor refugio.
Las medidas de flexibilización monetaria decididas por la Fed hicieron bajar al dólar, lo que ha aumentado más el atractivo del oro.
"Se han reunido todas las condiciones para que se registre un aumento del oro", señaló Edward Moya, analista de Oanda. Éste enumera las políticas monetarias actuales, las tasas reales de bonos que "se hunden más en territorio negativo", "la incertidumbre sobre el coronavirus" con el temor a una segunda oleada, y las tensiones geopolíticas entre Pekín y Washington.
Como el valor del oro se expresa en dólares, una caída de la divisa estadounidense hace que el metal precioso sea más barato para quienes utilizan otras monedas.
"Las fuertes alzas son inevitables a medida que entramos en un periodo similar al aparecido después de la crisis financiera global, cuando los precios alcanzaron niveles récord debido a la cantidad de dinero inyectada por la Fed en el sistema financiero", declaró Gavin Wendt, analista de MineLife.
Un valor refugio de miles de años
Las primeras minas de oro descubiertas datan de hace 5.000 años y fueron explotadas por los egipcios. Pero la relativamente equilibrada repartición del oro a nivel planetario ha hecho que numerosas civilizaciones antiguas se hayan interesado muy pronto por este metal.
Al principio, el oro era sobre todo apreciado por su aspecto estético, pero luego se convirtió, a partir de 700 años a.C., en la base del sistema monetario, junto a la plata.
El metal amarillo, escaso, relativamente fácil de extraer, maleable --se hace líquido a 1.064 ºC-- e inoxidable, tiene así numerosas cualidades, además de su belleza, lo que lo convierte en muy práctico y en el metal precioso por excelencia.
El oro mantuvo una predominancia en el sistema monetario internacional hasta 1971 y la decisión del presidente estadounidense Richard Nixon de suspender la convertibilidad del dólar en oro, con lo que se puso fin al sistema de Bretton Woods, heredado de la II Guerra Mundial.
Pero, al ser la oferta de oro constante en el tiempo, comparada con otras materias primas como, por ejemplo, el petróleo, el metal amarillo goza de una imagen de estabilidad.
Entre 2018 y 2019, la producción minera apenas cambió, registrando un alza de 1%, y solamente el aumento del reciclaje permitió aumentar la oferta en 3%.
Aunque el oro es muy apreciado por los inversores, tiene en cambio conocidos detractores, como el multimillonario Warren Buffett, que lo denosta por su improductividad.
Más lejos en el tiempo, el economista John Maynard Keynes se había mofado del precioso metal al calificarlo de “reliquia bárbara”.