Para los últimos dos meses del 2021 y los primeros dos del 2022 el país deberá enfrentar grandes vencimientos en deuda bonificada tanto en moneda nacional como extranjera, los cuales dependen de la aprobación de créditos con organismos internacionales por parte de la Asamblea Legislativa.
La labor es urgente para garantizar el funcionamiento del Gobierno y su presupuesto al final del año y los meses siguientes, así como para darle continuidad a la gestión de pasivos que hasta la fecha se ha ejecutado, especialmente la sustitución de deudas con altos intereses por otras con tasas más bajas.
En este momento varios créditos con entidades del exterior hacen fila para su aprobación en la Asamblea Legislativa, entre estos el convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, el Plenario aún debate el proyecto de ley de empleo público.
En caso de que estos recursos no lleguen a tiempo, se estaría materializando una presión sobre el mercado local para cumplir con las obligaciones, lo que implica riesgos sobre la liquidez y las tasas de interés.
Datos de la página del Ministerio de Hacienda —actualizados al pasado 31 de marzo— muestran que el país enfrentará un vencimiento de ¢370.318 millones en deuda interna en colones para el último trimestre del año. Esta cifra no es más alentadora para vencimientos en moneda extranjera, pues para ese mismo periodo Costa Rica deberá pagar el pago de $761,07 millones.
Si a esto se le suma el primer trimestre del 2022 el escenario es aún más complicado pues el monto total del vencimiento en moneda nacional es de ¢328.085 millones mientras que en dólares será de $309,48 millones.
En un periodo de seis meses, aunado al déficit primario, el país se enfrentará a un vencimiento de ¢1.358.472 millones, lo que aumentaría la presión para el país.
Ante las altas cifras de vencimientos esperadas para esos meses, es natural cuestionarse de dónde saldrá el dinero o qué estrategia baraja el Ministerio de Hacienda para cumplir con esas obligaciones y evitar un peor escenario.
De acuerdo con Isaac Castro, viceministro de egresos, desde la Hacienda pública trazaron una estrategia de financiamiento que pretende hacer sostenible en el tiempo (del 2021 al 2025), un financiamiento estable y que a la vez les permita ir reduciendo cada año los rendimientos para hacer la deuda más barata y evitar el sobreendeudamiento.
La estrategia, según Castro, busca la manera de que el país no llegue a caer en riesgo de dependencia del financiamiento, para sostenerse. Por el contrario pretende reducir esa dependencia con una mejor administración de la recaudación tributaria, aplicación de la regla fiscal para disminuir los egresos y el apoyo presupuestario a través de créditos multilaterales.
“Hemos venido mejorando el flujo de caja, el cual es cada vez mejor. Para los vencimientos de final del 2021 y 2022, en función de cómo hemos planteando la recaudación tributaria, los rubros de gasto y las dotaciones de liquidez en el mercado de deuda pública local, nosotros no veríamos un problema de liquidez”, agregó Castro.
Por su parte Melvin Garita, gerente de BN Valores, explicó que los problemas de liquidez se podrían concretar si el país no logra alcanzar la consolidación fiscal, o si se materializa el riesgo de inflación en los principales socios comerciales de Costa Rica, debido a que consecuentemente los activos riesgosos enfrentarán un menor apetito.
Asimismo agregó que las condiciones externas e internas han sido favorables, pero la inflación en las principales economías mundiales podría cambiar el panorama para el acceso al crédito, debido a que sería más escaso y por ende más caro, lo que podría presionar nuestra curva soberana en dólares, primero a nivel internacional y posteriormente a nivel local.
Freddy Quesada, gerente de INS Valores, explicó que el país está en una buena situación, y que el Ministerio de Hacienda es optimista porque tiene las herramientas y recursos necesarios para seguir gestionando los pasivos adecuadamente.
El especialista enfatizó en que no considera que se enfrenten problemas de liquidez durante el 2021 o 2022, siempre y cuando haya anuencia en el Congreso para aprobar los créditos de apoyo presupuestario. Este factor o condición será fundamental para que el país siga recuperando las finanzas públicas.
¿Qué sucede si no hay aprobación? Trabajar sobre supuestos de acceso a créditos con organismos multilaterales y en especial con el Fondo Monetario Internacional (FMI) le ha brindado a Hacienda buenos resultados debido a que en el primer semestre logró obtener los recursos y herramientas para cubrir los vencimientos.
Sin embargo, el acceso al crédito del FMI y a los de otras entidades por el momento solo son un supuesto. Aunque ya tuvieron el visto bueno por las respectivas entidades, aún carecen de la aprobación por parte del Congreso.
Este supuesto es fundamental para que el país tenga un buen flujo de caja y le permita afrontar sus obligaciones. Así lo confirmó Isaac Castro, cuando aseguró en una entrevista a EF que en la estrategia financiera siempre han contado con el acceso a créditos de apoyo.
“Nosotros siempre hemos tenido el supuesto de contar con los créditos de apoyo presupuestario, pero desde que Elian (Villegas, actual ministro de Hacienda) llegó al Ministerio sólo nos han aprobado un crédito, imagínese lo que haríamos si nos aprueban los créditos” indicó Castro.
El anuncio de un acuerdo con el FMI le permitió al país afrontar las principales obligaciones financieras del primer semestre, ahora el reto está en obtener en firme los créditos para cubrir los vencimientos del último y primer bimestre del 2021 y 2022.
En el caso de la no aprobación de estos créditos Castro aseguró que desde el Ministerio seguirán apelando al mercado de deuda local y la gestión de pasivos a través de operaciones de canje.
Colocación de deuda
El sello de confianza que transmitía una negociación con el FMI, que en repetidas ocasiones las diferentes autoridades económicas habían mencionado, se materializó en el primer cuatrimestre del año.
En una conversación con EF en el 2020, Castro indicó que para las colocaciones del 2021 esperaban mejorar los rendimientos en 100 o 150 puntos base (pbs). Esta meta no solo se alcanzó sino que fue superada en las diferentes subastas.
Por ejemplo, la tasa de interés en la deuda bonificada menor a cinco años estaba, de acuerdo a la curva de rendimiento del Central, con un 9,4%, pero bajó a 9,2%, es decir 0,2 puntos porcentuales menos.
Lo mismo sucedió con un bono que vencía al 2032, inicialmente se colocó en 9,13% pero para la segunda subasta de abril se redujo al 8,97%y para la última subasta realizada este mismo bono cerró el proceso de subasta en 8,40%.
Esto indica que no solo se logró el objetivo sino que se superó. Ahora el reto de acuerdo con los especialistas consultados es mantener una buena gestión de pasivos durante los próximos cinco años para que el país logre los espacios fiscales, reducir el pago de intereses y minimizar el financiamiento.
Ahora la tarea está en hacer este mismo tipo de maniobras para los bonos con plazos de más de 5 años que de acuerdo con Castro, conforme se vayan cumpliendo las metas fiscales no considera que sea difícil lograr el objetivo.